
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
El mercado político
LAS decisiones divergentes del BCE y la Reserva Federal en lo que va de 2025 reflejan las distintas realidades económicas y políticas de la eurozona y Estados Unidos. Mientras Europa avanza hacia una política monetaria más expansiva para estimular su economía, Estados Unidos adopta una posición más conservadora, ante el disgusto del Presidente Trump, ante la incertidumbre. Estas diferencias han influido en la fortaleza relativa del euro y el dólar, aunque curiosamente en un sentido distinto al que predice la teoría económica, ya el que dólar se ha depreciado a pesar de los tipos de interés más elevados, con implicaciones significativas para los mercados financieros globales.
El 5 de junio pasado, el BCE anunció un recorte de 25 puntos básicos en sus tipos de interés, situando la tasa de facilidad de depósito en el 2,00 por cien, el nivel más bajo desde diciembre de 2022. Este fue el octavo recorte consecutivo desde abril de 2024, cuando comenzaron a bajar los tipos tras una etapa de aumentos para frenar la inflación asociada a la guerra de Ucrania. La semana pasada, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, apuntó que estas bajadas podrían estar llegando a su fin, sugiriendo que estamos al cierre del ciclo de reducción de tipos, aunque algunos analistas creen que puede haber alguna rebaja más, incluso hasta llegar al 1,5 por cien. Por su parte, la Reserva Federal ha mantenido sin cambios sus tipos de interés en el rango de 4,25-4,50 por cien desde diciembre de 2024. A pesar de las presiones políticas de la Administración Trump, quien ha instado a una reducción de los tipos la Fed ha mantenido su independencia y optado por una posición cautelosa, esperando una mayor claridad sobre los efectos de las medidas de política económica del Gobierno, algunas de ellas bastante radicales como los aranceles o la propuesta presupuestaria Big Beautiful Bill.
A pesar de los notablemente mayores tipos en los Estados Unidos y un creciente diferencial con la zona euro, el dólar ha perdido valor con respecto a la divisa europea en los últimos meses. Los nubarrones de incertidumbre de las decisiones que el gobierno estadounidense ha tomado han afectados a todos, pero parece que más a su propio país y su moneda. Mucho se está especulado con las implicaciones de esa depreciación de la moneda estadounidense e incluso del papel del dólar del mundo. Habrá que seguir muy de cerca los mercados financieros y cambiarios en los próximos meses. En todo caso, el encarecimiento relativo del euro genera desventajas competitivas a los productos europeos en el comercio global, pudiendo perjudicar a las industrias exportadoras de la eurozona (por ejemplo, automoción en Alemania). Asimismo, si las exportaciones pierden fuerza, el crecimiento económico puede desacelerarse aún más, especialmente en los países fuertemente dependientes del comercio exterior. Por el lado positivo, los menores precios de importación (al venir denominados en dólares (como son petróleo, gas y materias primas) se abaratan en euros, lo cual ayuda a contener la inflación en Europa. Y además permite una mejora del poder adquisitivo. Las empresas y consumidores europeos pueden beneficiarse de precios más bajos en productos importados, incluidos bienes tecnológicos y alimentos no producidos localmente. Por el lado de la política monetaria, si la apreciación del euro, como parece estar ocurriendo, reduce la inflación más rápido de lo previsto, podría llevar al Banco Central Europeo a estar más tranquilo con las bajadas de tipos de interés, como ha hecho hasta la última reunión de la semana pasada.
En cuanto a Estados Unidos, un dólar más débil estimula las exportaciones, son más baratos y atractivos para compradores extranjeros. Lo que favorece sectores estratégicos como las industrias aeroespacial, tecnológica y agrícola que podrían ver aumentada su demanda externa. Sin embargo, un dólar débil encarece los bienes importados, lo que podría elevar la inflación, especialmente si se trata de bienes de consumo o energía. Con el consiguiente impacto sobre las decisiones de la Reserva Federal que podría mantener los tipos de interés elevados durante más tiempo si la inflación se mantiene firme, retrasando recortes de tipos que los mercados esperan, incluso para este año.
Los flujos financieros también se ven afectados. Las decisiones del BCE han fortalecido al euro frente al dólar, convirtiendo a Europa en un destino atractivo para los inversores, con importantes subidas bursátiles y percepción de estabilidad. En cambio, la incertidumbre económica y política en Estados Unidos, junto a la posición cautelosa de la Fed, ha generado una menor confianza en el dólar y en los activos estadounidenses. Si la divisa americana pierde valor sostenidamente, los activos denominados en dólares pueden continuar siendo menos atractivos aumentando el flujo reciente hacia activos europeos, como parece estar evidenciándose, algo que hacía años que no ocurría. En los últimos años, el capital se movía en grandes cantidades desde Europa a EEUU y esto ha cambiado. Podría haber un reequilibrio hacia activos en euros si se percibe un menor riesgo cambiario y una política monetaria más predecible por parte del BCE. Por último, muchas economías emergentes con deuda denominada en dólares están experimentando una gran incertidumbre que puede afectar al coste de su financiación y puede meter presión sobre sus monedas locales. La divergencia también puede acentuar desequilibrios globales y generar inestabilidad financiera. No se puede olvidar que al final una Reserva Federal restrictiva, como hasta ahora, podría ser un “aspirador de liquidez” global sobre todo de países de Asia, África y América Latina, reduciendo la disponibilidad de financiación en otras regiones. En suma, no estamos solamente ante un problema arancelario, de economía real. Sus implicaciones financieras y cambiarias van a ser determinantes en lo que queda de 2025.
También te puede interesar
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
El mercado político
El parqué
Recuperación
El parqué
Descensos significativos
Qué difícil es contar bien lo que pasa
Lo último