El parqué
Continúan los máximos
El domingo el Recre ganó los mismos partidos fuera de casa que durante todo el curso pasado. Con esto queda explicado el lógico -ya faltaría- cambio de tendencia con respecto a la vergonzosa última temporada y podríamos cerrar aquí esta Platea, dejando el resto de las líneas en blanco, para saborear tal excepcional dato, pero tampoco es plan de enfadar al director de este ya veterano diario. Y la verdad es que si no dimitimos deprimidos cuando aquella caída libre, ni cuando la anterior o la anterior a la anterior, tampoco es cuestión de renunciar a juntar letras ahora que se supone que algo se va a disfrutar.
El Decano comenzó la liga como se esperaba (pese a dos o tres feos despistes, mitad cansancio mitad suficiencia, que pudieron costar caros) y aquí andamos todos con el ansia de recibir en casa al equipo para empezar a curar las mil y una heridas aún abiertas. Esperamos hacerlo, por cierto, en un estadio limpio, seguro y arreglado, que la broma contraria soportada durante años ya no tiene ni pizca de gracia. Que más de diez mil personas pasen por allí cada dos semanas y aquello no esté reluciente como el pan de oro es de esas cosas lamentables que nunca se comprenderán.
Sólo hay que darse un paseo por Huelva estos días y poner el oído en cada rincón para comprobar que la peña desborda hambre por vivir otra escalada similar a la por entonces iniciada con Gallego primero y seguida con Abel después. Desde el domingo hay que comprobar si el propósito de redención de los que se quedaron tiene buenos mimbres, si los peces gordos nuevos manejan de verdad el rango de mariscal, hay descubrir al tapado favorito de turno y, ojalá, hasta se pueda terminar con el ‘sha-la-la’ de otros bonitos momentos. Menos mal que pasó a mejor vida aquel ridículo desprecio de los de la superioridad moral de siempre, cuando el penúltimo descalabro, que echaban en cara a quienes salvaron a su propio Club (suena a chiste con sólo recordarlo) por festejar cada victoria como si fuera definitiva, aunque ésta se diera ante el Escalerillas C pero se antojara clave en la vital remontada. Mi consejo es que hagan todo lo posible por huir de esos amargados lechuguinos que quitan energía hasta en los buenos momentos con sus eternas caras de Conchita Martínez (Paco Cepeda ‘dixit’). Es mejor la cara y el carácter de Alcaraz, créanme. Y ahora también van a por el gran murciano por los complejos de siempre. Qué circo de país. En fin.
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