Un proyecto que nació con pocos mimbres para luchar por el playoff todavía alberga esperanzas tras sufrir una bajada de tensión desperdiciando una venta sustanciosa y la iniciativa de aferrarse al quinto puesto. El Recreativo afronta los seis partidos que restan con la necesidad imperiosa de las consecuencias del castigo del menor error posible, un límite que le marca la AD Ceuta, el equipo más incisivo y regular del momento, que le ha colocado al borde de ser o no ser cada jornada para seguir su estela en la pugna de la emoción. El Recreativo acusó su declive en la recta final de enero que le está ahogando.

Y mantiene el tipo por la estabilidad del “Gato” de Aracena, la seguridad y la agilidad de Rubén Gálvez (la última ante el filial madridista) ha impedido la caída del equipo y afianzar la resistencia del empeño de la esperanza de playoff. El Recreativo lleva tres meses sin ganar fuera desde el cierre de la primera vuelta en Baleares (0-2) y obtuvo en la segunda ronda solo dos empates en San Fernando y Antequera para contrarrestar las cuatro derrotas (Alcoyano, Málaga, Murcia y Castellón) y con la precariedad del balance de dos triunfos (ambos caseros) en los últimos siete partidos. Ahora, el extremo que pueden alcanzar lo físico y lo anímico pondrá a prueba la ambición del bloque.

El Atlético Sanluqueño activó una racha de reacción entre enero y febrero (cierre de victorias en la jornada 24) y vuelta a la dinámica negativa (dos empates en las últimas seis jornadas) que implica que El Palmar vivirá una final por arriba y otra por el descenso. Un partido de excitación colectiva, que en relación al Recreativo no debería mezclarse con un estado general de excitado que produzca nerviosismo o impaciencia y el reto de recuperar la brújula que le indique el rumbo firme. Nunca es tarde, a pesar de que la AD Ceuta marca el paso firme. Llegó la hora y el día para hacer efectivo los deseos.