Que les digan que son Pelé

Cuentan que hace años, durante el transcurso de un partido, el masajista del Patrick Thistle, modesto equipo escocés, le dijo al entrenador de esa escuadra, John Lambie, que uno de sus jugadores “no sabía ni quién era” al quedar inconsciente tras recibir un fortísimo golpe en la cabeza. “¡Dile que es Pelé, por si cuela, y que vuelva al campo ahora mismo!”, le contestó el míster al masajista. La idea fue buena pero no dio, como era de esperar, el resultado deseado. El jugador se recuperó pero siguió siendo basto y tosco, lejos de lo que fue el mito brasileño.

Lo nuestro, lo de este curso (lo de estos años y lo de estos lustros, quise decir), no está siendo un simple y doloroso fuerte golpe en la cabeza; es algo así como siete cólicos nefríticos, cuatro neuralgias del trigémino y veinte astillas clavadas bajo cada uña y todo junto, por lo menos. Arzu poca culpa tiene de ello pero parece que ya es consciente de todo lo que hay detrás y el domingo lo dejó claro. “Nos queda mucho trabajo por hacer”; sí, y mucho por fichar. Y hasta mucho por rezar. De este fango no creo que se pueda salir con mocasines; hace falta agitar la coctelera hasta límites insospechados y ardo en deseos de ver si el nazareno puede hacer eso de verdad, porque no concibo una resurrección siguiendo el tedioso y soporífero ritmo de siempre.

Desde septiembre es evidente que no hay equipo para quedar primeros pese a lo que se ha comentado, desde las altas esferas, en más de una ocasión; creo sinceramente que tampoco lo hay para que el esperpento visto en muchos minutos hasta ahora sea el nivel real de este plantel, pero o Arzu le da vuelta a esto ya como un calcetín o la dinámica nos va a arrastrar como, tristemente, ya nos hemos visto arrastrados tantas veces en los últimos años. Dice el presidente que el Recre es un gigante dormido; yo creo que el Decano, desde que apareció por Huelva -en qué mala hora- aquel dichoso parásito, es un gigante hipnotizado. Por si así fuera que alguien les diga a los futbolistas, mientras dura este interminable trance, que son Pelé… o Martín Cáceres, Luzardo, Cazorla o Uche. No creo que cuele, como tampoco coló lo de John Lambie, pero por si acaso.