El parqué
Continúan los máximos
Una cosa es tener buenos jugadores y otra distinta es hacer un buen equipo. Aquí un añito tuvimos a Lazo, Sergio González, Marc Martínez, Boris, Santi Luque, De Vicente… y el equipo fue un desastre, como recordarán. Saben que desde el inicio de este curso pensé que en este plantel había buenos jugadores (desequilibrantes, no muchos) y que el Recre jugaba con determinación a tirones; de hecho, casi siempre se jugó a lo que quería el rival en vez de a lo que se supone que debía querer el Decano: o sea, que no era un buen equipo. Repartí culpas entre dirección deportiva y entrenador y, ustedes perdonarán, pero si esta caída la veía venir hasta un auténtico pardillo como yo la debieron ver muchos otros mucho antes. En la grada, nos consta, tal circunstancia se detectó por mayoría ya a mitad de septiembre. Dentro del club parece que no; desconozco si habrá sido cuestión de excesivo cariño al personal, de demasiada esperanza o por pura cerrazón. Hoy llevamos tres meses –hablo sólo de lo deportivo- no diré que tirados a la basura, pero sí muy desperdiciados y eso para este escudo, esta grada y esta división tiene delito.
La cosa es que en Jaén, en un partido decente –teniendo el nivel de decencia bastante bajo, claro- el globo explotó cuando menos se esperaba. ¿Injusto? No lo sé, pero la realidad nunca engaña y esto no va de sensaciones sino de resultados. Esto va (iba, al menos, o eso creíamos) de fallar entre poco y muy poco, de no poner ni media excusa nunca, de ganar de diez veces, nueve dando igual el cómo, el cuándo y el dónde. Morilla no le cogió el tono nunca a su plantilla y al entorno, menos aún. Parece que Ríos y compañía tampoco le han cogido el ritmo a la categoría y su primera gran apuesta así lo señala. Ahora les toca remendarlo en enero.
Enero, enero, enero. Me obsesiona enero, oiga, seguir vivos ahí. Porque sí, porque aún hay tiempo de darle la vuelta a esto. Hay que llegar, aunque sea a trompicones, respirándole en la nuca al líder y hay que subsanar las carencias -en todas las líneas- que tiene este equipo. Y, si me permiten, tan o más importante es tener en el banquillo a un buen estratega como a un líder que sepa, hasta de forma tribunera si es menester, ganarse al personal y llamar a las armas, porque también se necesita eso. Igual que esto es un infierno como pocos cuando van mal dadas en cuanto esto cambie, si es que cambia, creo que será difícil que nos paren. Lo hemos visto una y otra vez. Sí, hay tiempo; ahora hace falta tanto que el nuevo director de orquesta lo domine como que haya tino; pero tino de verdad, de una santa vez.
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