El Festival de Cine Iberoamericano anunció ayer la concesión del premio Ciudad de Huelva al actor venezolano José Torres, con quien se completa la terna de nombres, todos ellos intérpretes, que serán homenajeados en el transcurso de la 41 edición. Las españolas Belén Rueda y Aitana Sánchez-Gijón serán las otras grandes protagonistas de la muestra este año.

El Iberoamericano fundamenta el galardón a Torres al tratarse de uno de los primeros actores latinoamericanos que hizo cine en Europa. Pero su trayectoria le lleva más allá, por ser uno de los intérpretes habituales en los spaghetti western rodados en Almería en la década de los 60 y primeros años 70, y por la anécdota que le destaca como protagonista de la considerada primera telenovela de la televisión venezolana.

José Torres (Tocuyito, Venezuela, 1925) se inició en la interpretación sobre las tablas de un teatro. En talleres escolares había nacido su vocación, que más tarde se materializó en distintas producciones teatrales. Aunque su primera incursión audiovisual fue en la telenovela La criada de la granja, de 1953, considerada la primera en Venezuela, haciendo el papel de galán protagonista. Eran episodios de 15 minutos diarios, emitidos en directo, que hoy pocos recuerdan en su país.

A finales de esa década decidió probar suerte en Europa y se interesó por la actividad teatral en Italia, de la que pronto dio el salto al cine, en los albores de un género particular, el spaghetti western, la versión italiana de aquellas películas del Oeste que glorificó John Ford desde los años 20.

El actor venezolano fue partícipe directo de la eclosión de estas producciones de serie B rodadas en el desierto almeriense y tuvo diferentes papeles protagonistas a lo largo de tres lustros que le llevaron a compartir cartel con Orson Welles (en Tepepa, de 1969), Lee van Cliff, Terence Hill y Bud Spencer, entre otros, y ser dirigido por referentes del género como Sergio Sollima, Enzo Castellari o Giulio Petroni.

Pero no todo fueron caballos, tiros y ponchos raídos. En un filme de Pasquale Squitieri en 1960, Yo y Dios, su papel de sacerdote siciliano enfrentado al dilema del celibato le valió el galardón más importante hasta ahora en su carrera, el premio al mejor actor en el Festival de Cine Neorrealista Laceno d'Oro.

Su etapa europea concluyó en la primera mitad de los años 70, con su regreso a Venezuela, donde comenzó también una destacada etapa en televisión, sin dejar de lado el cine y el teatro.

Sin embargo fue en 1995 cuando vivió su momento más dulce, cuando se ganó el reconocimiento y el cariño de todo su país, con su interpretación de un indígena, Tacupay, personaje secundario de la telenovela Ka Ina que le consagró popularmente y por el que aún se le recuerda.

José Torres mantiene vínculos personales con España, donde residió en su etapa europea y rodó la mayor parte de sus películas, no solo italianas. En Barcelona, de hecho, vive uno de sus hijos, según informó el Iberoamericano ayer en una nota.

El intérprete venezolano, a sus 90 años de edad, visitará el Festival de Huelva por primera vez para recibir el homenaje que se le rendirá el próximo martes 17. El acto se celebrará sobre el escenario del Gran Teatro a las 21:00 para recibir uno de los tres premios Ciudad de Huelva de la 41 edición.