A veces funciona


Volvemos de vez en cuando en la crítica sobre aquellas películas que consideramos de mayor incidencia o calidad en la cartelera actual. Distinto puede ser el comportamiento del público respecto de ellas. Hoy por hoy una de los grandes títulos en nuestras salas es el español Celda 211. Se crítica, se exige, en ocasiones demasiado y por supuesto mucho más que a otra cinematografía, a la española. Es difícil que ésta alcance el éxito pero a veces funciona. Una de ellas es la película de Daniel Monzón, que, sea cual sea su respuesta en la taquilla, supera la entidad media de los títulos españoles de la temporada en curso y por supuesto de muchas otras de cualquier nacionalidad, aunque decir esto es baladí, avant la lettre, cuando de sobra sabemos que aquí lo que más se ve son producciones norteamericanas.
Un tema carcelario como éste, ya lo dijimos en nuestra crítica, parece recurrente, y realmente lo es, puesto que el género se ha prodigado notablemente, pero el contenido de esta película va más allá de esa peculiaridad porque, aparte de situarse en un punto insólito de nuestro cine, su contenido podría extrapolarse a cualquier otro contexto por cuanto acontece en la historia y la dolorosa experiencia que viven sus protagonistas. Recordamos la trama: Surge un motín en un establecimiento penitenciario bastante decrépito. Para nada una prisión de alta seguridad de los últimos tiempos. Un funcionario que al día siguiente se incorporará al servicio, visita la cárcel para conocerla y a sus nuevos compañeros. En el inicio de las refriegas sufre un accidente y es acogido circunstancialmente en una celda vacía - la que da nombre al film-, herido y magullado en el entorno de la revuelta carcelaria. Simula ser uno de los internos sublevados y colabora con la autoridad y los funcionarios del presidio.
La narrativa, aparte de ese conocido tratamiento del motín, magníficamente instrumentado y vehiculado en imágenes, que supone los mejores pasajes de la película, se conforma como un thriller, una intriga perfectamente estructurada, de rasgos recios y contundentes, de tal manera que la dirección domina perfectamente la situación y la gradúa en tiempos y en espacios adecuadamente. A partir de ahí el ritmo, el flujo de las secuencias y la intensidad dramática avivan el interés del espectador porque no da tregua para el desmayo. Ni decae en un solo momento esa creciente incertidumbre que va generando en el espectador, sobre todo porque en la encrespada narración hay continuas sorpresas, giros inesperados y reacciones que alteran las expectativas. Esto, no sólo provoca un vuelco notable en lo que el espectador puede esperar, sino también en la diversidad de actos violentos que se producen a lo largo de tan intenso relato.
Quizás algunos recursos melodramáticos puedan empañar en alguna ocasión esa plenitud narrativa de la historia, esa potencia visual de las imágenes, pero en el conjunto vienen a quedar un tanto desapercibidos y se olvidan en la intensidad trágica del argumento. Destacaba en mi crítica la entidad decisiva del guión que se debe a Jorge Guerricaechevarría. Éste ha sabido dotar al instrumento cinematográfico la novela original de Francisco Pérez Gandul, enriqueciéndola con la suficiente garra expresiva para sustanciar toda la amplia muestra de iniquidades carcelarias, de lo que va más allá de lo puramente carcelario para inmiscuirse en el terreno de lo humano, de lo moral, de los comportamientos policiales y políticos -los pasajes alusivos a la situación de los presos de ETA y su tratamiento específico - y sobre todo de la feliz captación de un ambiente claustrofóbico, angustioso, visceral, violento, que nos presenta una página inédita en el cine español.
En suma, lenguaje cinematográfico auténtico, prácticamente sin concesiones, realista, descarnado y con opciones amplias a propiciar interpretaciones modélicas que aprovechan con su ajustada y brillante interpretación los componentes de un copioso reparto en el que destacan actuaciones realmente espléndidas. De momento es para mí la mejor película española del año.
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