La revista 'El Fandango'
Historias del fandango
En 1844 comenzó a publicarse El Fandango, una revista satírica y caricaturesca que defendía en serio al fandango contra los bailes extranjeros, los antiflamenquistas y los antitaurinos de la época

Fue un periódico bien escrito, como correspondía a sus fundadores, Wenceslao Ayguals, editor y propietario de la Sociedad Literaria de Madrid, y Juan Martínez Villergas, un apasionado escritor que fue implacable contra políticos y escritores de su tiempo, furibundo atacante del clero y de sus adversarios. Pero apenas duró dos años. Basó su defensa de la música española en el ataque a sus detractores, y lo hizo con tal dureza que El Fandango sufrió con frecuencia la censura, secuestros administrativos y multas por faltas contra la moral y las personas. La defensa del folclore y las tradiciones nacionales fue su objetivo, enalteciendo al fandango como su emblema [1].
Despreciaba géneros extranjeros como la polka, el rigodón, el bolero y otras músicas y bailes procedentes de Francia y de Italia, y defendía con ardor las corridas de toros [2].
El carácter de baile nacional que representaba a España en las visitas reales, su antigüedad y el indudable gusto popular del que gozaba el fandango eran argumentos muy consistentes para su defensa [3].
La Iglesia se quejaba con frecuencia de las chanzas de El Fandango y la revista se defendía [4].
La visita al Vaticano
Contó la revista que un Papa amenazó con prohibir este baile bajo pena de excomunión, sanción que habría evitado con su mediación la defensa del rey de España. Por este motivo, un grupo –que hoy equivaldría a un cuadro flamenco– viajó al Vaticano con la intención de demostrar al pontífice y a la curia que el fandango no era un baile impúdico y desvergonzado. Y lo bailaron en su presencia para que comprobaran su inocencia. (Por cierto, que dice que se cantó, aunque las letras no invitan a creerlo; habría sido, en todo caso, una de las escasas veces que se acompañó de canto el toque del fandango).
Este es un pasaje de lo que dicen que ocurrió, aunque no sabemos si hubo baile o si todo fue inventado por Villergas [5].
El satírico Villergas
En la biografía del mordaz escritor Juan Martínez Villergas (1817-1894) figuran obras como La Risa,El látigo, Las circunstancias, El burro, El tío Camorra, El fandango y muchas otras. Si brillante era su prosa, más lo fue como versificador, siendo quizá el mejor de su época. Pero las invectivas de su afilada y brillante pluma contra los general Espartero y Narváez, contra la reina María Cristina y contra muchos escritores de su tiempo le valieron el exilio, cárcel y persecución.
Curiosamente, su osadía escribiendo no se compadecía con su valor personal, pues escribía sus críticas desde una casa madrileña, donde vivía oculto por temor al general Prim, al que acosó en una tremenda campaña.
Villergas apareció en la vida pública en 1843 fustigando a personajes públicos a los que destrozaba con su temible pluma; trataba a sus víctimas sin piedad. Sus publicaciones solían durar poco tiempo, pero organizaban gran estruendo social. Las consecuencias de esa actitud de acosador inmisericorde fueron que hubo de refugiarse en París, luego salir de Europa y asentarse como publicista infatigable en La Habana (donde publicó con gran éxito El moro Muza), embajador en Méjico, recalando más tarde en Buenos Aires, donde vivió mantenido por sus dos hijas, ya anciano y desvalido. Aunque en Sudamérica logró popularidad durante un tiempo, su nombre fue perdiendo protagonismo, volviendo a Zamora donde finalmente murió oscurecido, pobre y sin haber conseguido su objetivo de que le nombraran académico.
Temas relacionados
No hay comentarios