Cultura

Un réquiem español

  • Lauda publica el rescate de un 'Oficio de Difuntos' del compositor riojano Francisco Javier García Fajer (1730-1809)

Avanza la recuperación del patrimonio musical hispánico, en los últimos tiempos impulsada por las efemérides. Los acontecimientos de 1808 generaron el año pasado programaciones especiales y rescates de interés, como el Compendio sucinto de la Revolución Española, la ópera patriótica de Ramón Garay presentada en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza, o este Oficio de Difuntos de Francisco Javier García Fajer (Nalda, Rioja, 1730 - Zaragoza, 1809), quien fuera maestro de capilla de la Seo zaragozana desde 1756 hasta la fecha de su muerte y viviera por tanto en primerísima e indeseable fila los dos terribles asedios que conoció la capital maña en el comienzo de la Guerra de la Independencia.

Curiosamente, tras estos dos proyectos encontramos al mismo conjunto, la Grande Chapelle, que fundara en 2005, a partir de la antigua Capilla Príncipe de Viana, Ángel Recasens y que, desde su muerte ocurrida en el verano de 2007, comanda su hijo Albert, quien hacía ya antes el trabajo musicólogico en el que se apoyan los programas del grupo. Un grupo muy singular, con residencia en Madrid y una dedicación exclusiva a la música española, pese a lo cual se nutre básicamente de cantantes e instrumentistas belgas y holandeses.

Financiado por la Comunidad de Madrid, este nuevo disco del sello Lauda presenta la primera grabación mundial de un Oficio de Difuntos de García Fajer, en una reconstrucción que incluye los responsorios y antífonas gregorianos extraídos de un Prontuario editado en Madrid en 1799-1800 e interpretados por la Schola Antiqua de Juan Carlos Asensio, el más importante conjunto español dedicado al canto llano. La obra de García Fajer está escrita para dos coros a 4 voces, con pasajes para solistas no especialmente comprometidos vocalmente, lo que hace suponer que eran cantados por miembros del coro, y una orquesta que incluye dos partes de violín (dobladas en este CD), dos flautas, dos trompas y el continuo (violonchelo, contrabajo, fagot y órgano, aquí).

Formado en Italia, donde era conocido como El Españoleto y en donde escribió al menos dos oratorios y cuatro óperas, García Fajer compone un Oficio que se aleja del contrapunto barroco para acogerse a una notable simplicidad homofónica, de ritmo fluido, gran nitidez melódica, sencilla armonía, con escasas modulaciones, y sin que apenas se aprecie contaminación de la música teatral, razón por la que el músico había sido condenado por buena parte de la musicología española del XIX, lo cual no significa que falten en la obra figuras retóricas asociadas al texto. Interpretación muy cuidada en todos sus detalles, con voces que se ajustan bien tanto a las partes solistas como a las corales, que suenan empastadas, claras y muy bien perfiladas, y un grupo instrumental estupendo que acompaña de forma equilibrada y da el toque de serenidad y elegancia que pide la música, a lo que también contribuyen las voces exquisitamente moduladas de Schola Antiqua.

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