Libros | El hoy es malo pero el mañana es mío

Mágico Siete

  • Salvador Compán alcanza un número pleno de magia con su última novela, quizá la mejor de todas

El escritor Salvador Compán (Úbeda, 1949) posa para una entrevista

El escritor Salvador Compán (Úbeda, 1949) posa para una entrevista / Juan Carlos Muñoz

Afirmaba Hipócrates que, por sus virtudes ocultas, el número siete es fuente de todos los cambios; un número mágico que inunda la cultura occidental desde sus mismos orígenes: siete días de la semana, siete pecados capitales, siete sabios de Grecia y siete de La India, etc, etc, etc…hasta Los siete magníficos de Sturges. Pues bien, siete es el número que hace El hoy es malo, pero el mañana es mío en el censo de novelas de Salvador Compán, título que sostiene más de un crítico y más de un lector es su mejor novela, que no es poco considerando que las anteriores obtuvieron importantes premios, incluido el de finalista del Planeta por Cuaderno de viaje o el Premio Andalucía de la Crítica por Un trozo de jardín; y podemos afirmar con el viejo Hipócrates que es también esta séptima entrega fuente de importantes cambios en la cuidada prosa del autor, en su concepción del estilo.

En El hoy es malo, pero el mañana es mío se superponen dos historias, o incluso se podría decir que dos novelas, que se tocan y no se tocan, que de alguna manera, pienso, podrían haber sido dos libros distintos si el autor se lo hubiera propuesto.

Una primera novela contaría la historia de dos hombres: Vidal Lamarca y Sebastián Lanza. Encarnación el primero de los vencidos y el segundo de los vencedores en de la guerra civil.

Los azares de la guerra hacen que ambos personajes queden ligados por unos vínculos tan fuertes como extraños que los mantendrán unidos a lo largo de la interminable posguerra.

A partir de una serie de flashback en los que se narran los terribles enfrentamientos y barbaridades de uno y otro bando en los días del conflicto, y también se cuentan los orígenes por separado de ambos personajes, anarquista y falangista respectivamente, la historia se centra en el desarrollo de la vida en común de Lamarca y Lanza durante casi treinta años, desde el cuarenta hasta finales de los sesenta.

En el transcurso de estos años, oscuros para el primero y triunfales para el segundo, se irán sucediendo acontecimientos y personas hasta terminar con un desvío de lo previsible, pasar del hoy malo al mañana mío, título y de alguna manera exégesis de lo narrado.

Luz entre sombras

La segunda novela sería una historia de iniciación; la de un grupo de adolescentes –Pablo Suances y su pandilla– que en la década de los sesenta se va asomando a la vida, buscando una luz que los redima en el mundo de sombras de la dictadura en un pueblo de la Andalucía rural: Daza, acrónimo de Úbeda y Baeza, lugares de la infancia y adolescencia también del autor por los mismos años que la de los personajes, de manera que fecha, lugar de nacimiento y colegio en el que estudiaron tanto el uno como los otros, dan el color de la novela.

Desde el punto de vista de la forma, también es plural la novela de Salvador Compán

La historia se cuenta desde tres perspectivas.

Portada del libro Portada del libro

Portada del libro

Una primera persona, que da el tono del conjunto, que es la voz del joven Pablo Suances, una tercera persona más o menos clásica, y una novela gráfica que va elaborando el protagonista, Vidal Lamarca, que es pintor de formación, y que se va componiendo y desarrollando a la vez que la trama principal.

La estructura temporal se aprecia perfectamente en el índice, vemos en él como el libro se divide en cinco partes y un prólogo. Las partes van encabezadas por unas fechas. Estructura que, aunque compleja, está perfectamente hilvanada –pienso que uno de sus máximos logros– de manera que el lector no tendrá conflicto alguno para seguir el argumento; las partes se irán encajando con naturalidad hasta terminar de componer el mosaico, la figura en la alfombra que diría Henry James.

Como en toda novela importante, y ésta lo es, circulan por sus páginas multitud de personajes con más o menos peso, desde Rosa Teba, paradigma de la esperanza, una mujer que terminará constituyendo la clave del desarrollo de uno de los hilos de la historia, sobre todo de su cierre, o Clara Hervás, paradigma ésta de la pérdida, del naufragio de un mundo irrecuperable, extraviado en la oscuridad de los malos tiempos, hasta seres productos propios de la época, como Mariano Montalvo o el resto del grupo de adolescentes amigos del narrador.

Otro elemento a destacar sería la mezcla sutil de la ficción y lo histórico (algo muy propio del autor), la aparición de sucesos y personajes perfectamente reales que asientan la verosimilitud del relato, la refuerza e impregna de autenticidad.

Los temas en El hoy es malo… son múltiples y cruzados: la traición, la culpa, el odio, la violencia, lo irracional, el amor…van caminando juntos y revueltos por ella como en la misma vida.

Una novela que, pienso, apunta a la esperanza frente a todo desaliento, a la posibilidad de redención, a la certeza de que el azar puede poner a nuestro alcance en cualquier momento la oportuna tabla de salvación.

No es la de este libro una historia de malos y buenos al uso, cada cual carga en ella con su mochuelo, y, a pesar de todo, siempre queda, sería su lección, un resquicio para ilusionarse, una posibilidad de salvación, de conseguir, con sus penas y sus glorias, ese mañana del título.

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