Un hombre frente a la madre tierra

Una edición ilustrada recupera 'Diario de Argónida', un poemario de Caballero Bonald de 1997 en el que el autor mostraba ya la lucidez y el escepticismo de sus libros posteriores

Un paisaje mágico. Diario de Argónida suma un nuevo título a una colección, Poetas y ciudades, en la que ya han visto la luz obras de Borges, Neruda y Octavio Paz, reinterpretadas por la visión de algún ilustrador. En este caso ha sido Luis Manuel Fernández el que ha retratado con sus sobrios dibujos la belleza de Doñana.
Un paisaje mágico. Diario de Argónida suma un nuevo título a una colección, Poetas y ciudades, en la que ya han visto la luz obras de Borges, Neruda y Octavio Paz, reinterpretadas por la visión de algún ilustrador. En este caso ha sido Luis Manuel Fernández el que ha retratado con sus sobrios dibujos la belleza de Doñana. / Paco Campos / Efe
Braulio Ortiz

06 de mayo 2017 - 02:14

En Poner a prueba, uno de los fragmentos del poemario Diario de Argónida, que José Manuel Caballero Bonald publicó en 1997, el jerezano celebraba en sus versos la "celeste dignidad de la mañana / que entra con la marea en esta habitación (...)". En esas líneas, el autor se entregaba a la contemplación conmovida de su entorno: "Toco / la piel solícita del aire, miro la luz cayendo / entre las franjas tachonadas / de polvo cereal, los ondulantes / dibujos de la arena, un último / jirón de la calima en el talud, / mientras voy cerciorándome / que es aquí donde vivo". Y, tras la descripción, la voz del poeta concluye, con el secreto orgullo de quien se ha encontrado, que ésas son sus raíces: "Comprobarlo equivale a saber que mi historia / coincide justamente con esta geografía".

Esa estremecida identificación es uno de los muchos momentos en que Caballero Bonald se enfrenta a sí mismo, a sus recuerdos y a su descreimiento, en Diario de Argónida, que reaparece ahora en una edición de Grupo Pandora y Pedro Tabernero, dentro de la colección Poetas y ciudades y con ilustraciones de Luis Manuel Fernández. Una obra en la que ya se percibe esa lucidez conquistada con los años por el autor, que recorre libros posteriores como Manual de infractores o Entreguerras, y donde, con el espléndido lenguaje que le caracteriza, Caballero Bonald retrata la pérdida de las certezas ("Nunca serás el mismo que una vez / convivió con los dioses. / (...) Qué ha quedado, Ulises, de esta vida"), las sacudidas de la edad ("Ya / sin disfraces, va amontonando el tiempo / sus muchos desperdicios en un fértil reducto de la imaginación / rebosante de fiebres, de apegos clandestinos") y las ficciones y espejismos de la memoria ("evocar lo vivido equivale a inventarlo").

Para esta edición, que cuenta asimismo con un prólogo del antiguo director de la RAE y del Instituto Cervantes Víctor García de la Concha, Caballero Bonald ha escrito una introducción en la que comparte el temprano deslumbramiento que le provocó el Coto de Doñana, el paisaje que inspira el territorio mítico de Argónida que tanto ha explorado el autor en su obra. "Doñana me proporcionó la primera noción sensitiva del edén, esto es, de una tierra virgen, primigenia, favorecida por los dioses, a la que nadie podría nunca mancillar". Un espacio atávico, salvaje, que sobrevive invulnerable pese a las agresiones que ha sufrido. "Doñana -Argónida- parece integrada en uno de los más eminentes mitos de la antigüedad mediterránea: el de la mater terrae, el de la madre tierra que castiga a todo aquel que pretende ultrajarla. Quien vive en Doñana", asegura Caballero Bonald, "sabe que, en el fondo, Doñana es indestructible. A pesar de tantos maltratos, la tierra madre acaba siempre vengándose de sus maltratadores".

Un repaso a la cultura hispánica y sus ingenios

La Niña de los Peines, Antonio Mairena, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, Adolfo Marsillach, Paco de Lucía o Antonio Gades son algunas de las figuras que desfilan por Examen de ingenios (Seix Barral), el libro de José Manuel Caballero Bonald que ha llegado esta semana a las librerías. Un centenar de retratos literarios en los que el Premio Cervantes recuerda las vivencias que compartió con algunos de los personajes más destacados de la cultura hispánica del siglo XX. Distribuidas por orden cronológico, pero "atendiendo más a la época en la que se sitúan los personajes en mi memoria que a su concreta fecha de nacimiento", explica el narrador y poeta, que ya apuntó algunos esbozos de estos retratos en La novela de la memoria y Oficio de lector.

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