Cultura

La gran transformación

Multicines La Dehesa Islantilla, CineBox Aqualon Puerto Huelva, El Condado Cinemas 7 y Al Andalus Punta Umbría.- Título original: 'Ice Age: Continental drift'.- Producción: Estados Unidos, 2012.- Duración: 94 minutos.- Dirección: Steve Martino y Mike Thurmeier.- Guión: Michael Berg, Jason Fuchs y Mike Reiss basado en un argumento de Lori Forte y Michael Berg.- Fotografía: Renaldo Falcâo.- Música: John Powell.- Montaje: David Ian Salter.- Intérpretes: Dibujos animados y las voces en la versión española de Dulce Guerrero, Sebastián Llapur, Carlos Espejel, Jesús Ochoa, Angélica Vale, Maggie Vera, José Antonio Macías

Sería fácil repetir aquí cuanto venimos diciendo ante la indeclinable sucesión de nuevas versiones, continuaciones y secuelas de tantos éxitos precedentes y de otros, que no lo fueron tanto, a los que, como podemos ver, no son ajenas tampoco las películas de dibujos animados. La razón es bien sencilla: el afán de emular o superar éxitos taquilleros, soslaya la falta de creatividad de los guionistas de Hollywood y la irrefrenable ambición de explotar la gallina de los huevos de oro hasta que el ave reviente. La serie Ice Age, iniciada en 2002 no podía ser una excepción.

Si en la última entrega de esta saga teníamos al director brasileño Carlos Saldanha, que compartió la realización de la primera entrega con Chris Wegde, y dirigió en solitario la segunda, Ice Age 2: El deshielo (2006), esta nueva versión que afronta "la formación de los continentes", ha sido realizada por dos directores, Steve Martino y Mikle Thrurmeier, éste último un conocido y veterano artífice de la serie.

Nuevas aventuras también de estos simpáticos protagonistas, la pandilla de animales parlantes compuesta por Sid, Diego, Ellie, Manny y Scrat, a la que se han añadido otros personajes, que en este relato siguen siendo afectados por la obsesiva manía de perseguir bellotas de la inquieta protagonista. Detrás de la bellota, en esa implacable persecución, provocan un cataclismo de consecuencias planetarias, nada menos que una conmoción geológica que provocará la conversión en los continentes que hoy conocemos. Y así se conducen en un viaje auténticamente a la deriva sobre un iceberg y con rumbo totalmente desconocido.

Los directores tratan de mantener el éxito de una de las sagas más taquilleras de los últimos tiempos en su especialidad. Quizás haya perdido con el tiempo el relieve intrínseco de sus perspectivas artísticas y comerciales. A veces la insistencia en los triunfos comerciales puede interesar a muchos, pero también cansa. Admitamos, sin embargo, que los hallazgos más divertidos y ocurrentes, por lo que se refiere a esta cuarta entrega, radican más bien en los personajes secundarios que en los protagonistas, más conocidos por los espectadores. En este caso los niños que suelen ser los que más se queden con la fisonomía de estas criaturas.

La realización consigue muy buenos resultados con la introducción de estos nuevos episodios y personajes, especialmente algunos de ellos. Siguen siendo los pasajes en que la ardilla Scrat persigue a la huidiza bellota los que mayores carcajadas arrancan de la parroquia infantil. Con todo ello hay que alabar la habilidad de guionistas y realizadores para atraernos hacia este nuevo escenario de tan entretenidas aventuras.

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