Una gran Hélène Vincent justifica este viaje

BON VOYAGE, MARIE | CRÍTICA

Fotograma de la película que dirige Enya Baroux.
Fotograma de la película que dirige Enya Baroux. / D. S.

La ficha

*** 'Bon Voyage, Marie'. Comedia dramática, Francia, 2025, 97 min. Dirección: Enya Baroux. Guion: Enya Baroux, Philippe Barrière, Martin Darondeau. Música: Dom La Nena, Barbara Pravi. Fotografía: Hugo Paturel. Intérpretes: Hélène Vincent, Pierre Lottin, David Ayala, Juliette Gasquet, Enya Baroux.

Esta película es Hélène Vincent. Hay mas actrices y actores, por supuesto, que están muy bien interpretando un guión que logra limar las aristas del suicidio asistido hasta convertirlo en pretexto para una amable, a ratos divertida y tierna película de viaje, reencuentro y despedida. Pero es esta grandísima y veterana actriz y directora teatral, formada con Patrice Chéreau entre otros grandes del teatro francés, la que la hace digna de ser vista.

La actriz que en los años 80 saltó a la fama internacional -la nacional ya la tenía por sus direcciones e interpretaciones teatrales de Joyce, Shakespeare, Wedekind, Büchner o Ibsen- con La vida es un largo río tranquilo de Chatillez, y desde entonces ha trabajado con Téchiné (En la boca, no), Kieslowski (Tres colores. Azul), Dayan (El conde de Montecristo) u Ozon (Gracias a Dios, Cuando cae el otoño), da a esta película la verdad humana que su difícil equilibrio entre la comedia y el drama a veces compromete. Ella aporta la ternura hacía sí misma (su decisión de morir para ahorrarse los sufrimientos de una enfermedad terminal) y hacia su familia (su decisión de engañarlos para que la acompañen en este último viaje desconociendo su intención para ahorrarles, al menos de momento, el sufrimiento que les provocaría su decisión).

Gran decisión la de Enya Baroux, debutante en el largometraje (y también excelente intérprete), la de apoyarse en la maestría de Hélène Vincent. Da el tono exacto que la directora quiere para su película, apoyada en la emoción y la delicadeza sin renunciar, todo lo contrario, al humor. Virtudes que quizás escondan una trampa: la de suavizar una decisión dura y éticamente opinable, aunque siempre respetable desde el punto de vista de quien toma la decisión porque ya no puede o no quiere seguir luchando. Es el silencio y la mentira de la abuela sobre la meta del caótico y divertido viaje, para no apenar a los suyos, la forma en la que la directora hace pesar la dureza de la decisión.

Road movie muy indie y muy americana a la europea, realzada por una dirección discreta que tiende a la invisibilidad, unas buenas interpretaciones y, sobre todo, por esta octogenaria y siempre grande actriz cuyo talento parece crecer con los años.

stats