El festín de Cupido
música por Marco Antonio Molín Ruiz


Pocas veces el Barroco suena tan auténtico. El segundo concierto de esta serie concertística organizada por la Universidad Internacional de Andalucía programaba un compendio de autores italianos a caballo de los siglos XVI y XVII, época en la que la música no ha llegado a independizarse del drama que le es consustancial, circunstancias en que el delirio de la técnica aún no se ha impuesto soberanamente al aura del teatro que atesoran nombres como Monteverdi o Caccini. A partir de un sugestivo A che bellezza Mariví Blasco y Juan Carlos Rivera revivieron ensoñaciones amorosas.
Mariví Blasco es una cantante de suave timbre que moldea cómodamente en todos los espectros dinámicos, en particular sus piani son de una calidad sobresaliente, recurso ineludible para alcanzar el espíritu de cada pieza; sus diáfanos agudos se oponen a unos limitados portamento y coloratura que se desplegaban en las obras de escritura minuciosa o profusamente elaborada. Juan Carlos Rivera tañe con solvencia, extrayendo un sonido rico, hecho más calante en los recitativos, aunque su academicismo le resta una amplitud dinámica que en ocasiones se demanda.
La exuberante música de Barbara Strozzi tuvo una factura excepcional gracias a la clara distinción de las facetas narrativa y expresiva, ésta colmada en los hermosos agudos de la soprano; che dentro del mio seno sta alcanzaba una sensualidad irresistible difuminada al final con las palabras le fiamme. Por su lado, Sí dolce è il tormento de Monteverdi nos conducía a las mismas entrañas del drama en una subyugante melodía melancólica en paralelo al dramatismo vocal, de sutiles acentos que nos permitieron escuchar mucho más. Esto hizo posible esa catarsis entre música, intérprete y público suscitada en una iglesia.
En Queste pungente spine de Ferrari todo se prendaba con una dulzura oscilante y línea vocal que surgía despacio de la nada; così tu vivrai senza amore era una cumbre sucedida por bonitas pausas de tempo, cuando al hablarse de que el amor se ha comprendido, un pianissimo inefable se apodera de todo. En cuanto a O che sempre tocchi a me de Marazzoli reflejó la madurez de un Dúo que ha profundizado en el Barroco de Italia temprano haciendo que la música y el drama se condensen a la perfección.
Las composiciones de mayor destreza con afectos extrovertidos estuvieron aceptables aunque desde un enfoque ansioso y sistemático, como ocurriera en Non si scherzi con amore de Landi, interpretación muy desigual. Los solos de Juan Carlos Rivera obtenían sus mejores frutos en Kapsperger, con trazos sinuosos para la tocata y un atractivo rítmico para los canarios. Y las breves alocuciones en español a modo de prefacio por la cantante fueron un complemento ideal para que el público viviese más de cerca el repertorio.
Sexta edición de Siglos de Música . Intérpretes: Mariví Blasco (canto) y Juan Carlos Rivera (tiorba). Programa: obras de Caccini, Piccinini, Monteverdi, Kapsperger, Landi, Mazzocchi, Marazzoli, Ferrari y Strozzi. Convento de Santa Clara de Moguer. Lunes, 24 de noviembre de 2014. Nueve de la noche.
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