¿Se ha perdido la humildad bajo los pasos de la Semana Santa de Huelva?
EL AGUAÓ - A LOS PASOS
Un tema en los que los más puristas del sector detectan en las nuevas generaciones.
De la entrega en silencio al escaparate de las redes, el papel del costalero está en cuestión.
Punta Umbría es más cara que Punta Cana, El Rompido que las Seychelles, Mazagón que Bali y Matalascañas que las Azores
Hablar de pasos con los amigos siempre es un placer y más aún cuando quienes te rodean tienen una opinión con fuerza y fundamento para llegar a un acuerdo. Cada uno podrá pensar de manera diferente, pero el respeto entre unos y otros siempre es la clave de una buena tertulia en un bar. Porque el costalero de una forma u otra, siempre acaba en una barra compartiendo algo con sus buenos amigos entre relevos y picos.
Uno de los debates que últimamente está ganando peso en el mundo del costal, es la falta de humildad en las nuevas generaciones. La influencia de las redes sociales, la crítica constante al compañero de al lado o el querer presumir de entendido con la poca experiencia que aún se tiene bajo los pasos, son algunos de los aspectos que señalan los más puristas como señales de cambio en este sector.
Humildad. Según la RAE, es la virtud de quien reconoce sus propias limitaciones, acepta que siempre hay algo que aprender y actúa con sencillez y respeto hacia los demás. Implica no creerse superior al prójimo, valorar el esfuerzo colectivo por encima del lucimiento personal y mantener una actitud de servicio.
Podríamos decir que esta definición de la Real Academia Española encaja como anillo al dedo para dar inicio a la reflexión.
Es cierto que la figura del costalero se ha sabido desarrollar y adaptar de manera excelente a los avances del día a día. Pero al mismo tiempo que el sector avanzaba, han surgido ciertas voces que de vez en cuando hacen oír sus opiniones. Es el caso de los más puristas. Personas que han sufrido y sentido en sus propias carnes lo que costaba sacar un paso a la calle y que a través de sus anécdotas muestran esa experiencia.
Una dinámica que se observa últimamente entre los jóvenes es presumir del capataz y de los kilos que cada paso lleva encima. Parece que eres mejor por sacar un paso con capataces que hacen el trabajo de manera exquisita, pero eres el peor si sacas un paso cuyo cuerpo de capataces no tiene las ideas claras y a lo mejor tú estás ahí por lo que va arriba que por quien va delante. Muchos incluso en vez de decir ‘soy costalero de la hermandad X’, se limitan a afirmar ‘soy hombre de tal capataz’. Varios de los que pronuncian este discurso son a la vez, los que más se preocupan por subir a las redes sociales fotos trabajando el costero o el zanco de la parihuela del paso.
Pero, ¿está bien mirarse al ombligo de vez en cuando?
Eso sí, no ocurre en todos los jóvenes. También se da en los más veteranos. Un claro defensor de la juventud es el capataz Juan Vicente Rivas, quien en la pasada edición de la Tertulia Cofrade El Aguaó dejó constancia de que en su experiencia personal, son los jóvenes quienes menos problemas le generan debajo de los pasos. 'El problema siempre viene de los mayores', afirmó. Los capataces Fabián Tello y Daniel Rodríguez se sumaron a la opinión de Juan Vicente. Para los dos la juventud llega de la mejor manera posible y coincidieron en dejar claro que a día de hoy, los jóvenes son los que menos se quejan debajo de los pasos.
El objetivo de esta reflexión es analizar de la mejor manera posible cómo la humildad y el respeto hacia el compañero que comparte trabajadera o saca otro paso se ven influidos por las nuevas dinámicas generacionales.
Con todos estos aspectos sobre la mesa y para cerrar, surge la pregunta: ¿dónde quedaron los valores que siempre han definido al costalero?
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