A toda lira

El cuarteto de cuerda en su máxima expresión

  • TERRA. Cuartetos opus 17 Sz 67 de Béla Bartok y opus 20 de Alberto Ginastera, “Ocho tientos” opus 35 de Rodolfo Halffter, Ländler D. 374 y 378 de Schubert y Villancico gallego. Cuarteto “Quiroga” Sello “Cobra Records” 0059. Duración: 75 minutos 31 segundos

El cuarteto de cuerda en su máxima expresión

El cuarteto de cuerda en su máxima expresión

El siglo XX es una de las épocas más intensas de la Historia de la música: el convencionalismo tonal toca techo y brota cual búsqueda desesperada el lenguaje nuevo; las crisis desencadenadas por las dos Guerras mundiales fructificaron en la inspiración de las artes. Aquí suena ese impacto que detrás de un aparente vacío nos desvela hermosos secretos, armonía que narra cómo despiertan las almas y las conciencias.

Pone en pie el repertorio de dicho siglo el cuarteto “Quiroga”, conjunto actual cuyo absoluto compromiso con el género camerístico causa admiración por doquier. Su afinación, empaste y aplomo brindan al oyente un sinnúmero de matices con que la música nos devuelve la fuerza primigenia de la naturaleza, como aquí han titulado este disco: “Terra”, indudablemente una defensa del arraigo humano a través de un arte que dota de idiosincrasia a incontables generaciones.

Ginastera depara un cuarteto elaborado y versátil. Además de pasajes vivos que recrean al oyente, existen atmósferas muy originales. LLama la atención el violín, que se desliza en soliloquio sobre una alfombra armónica suave. Recursos técnicos como el pizzicato, sobresaliente en manos de estos cuatro instrumentistas, se alterna con un sinfín de trazos que suben y bajan la escala a menudo mediante notas sinuosas; agradecerá el melómano esas espirales con cromatismos.

Lenguaje de ensoñación trascendida la partitura de Bartók, un músico que retrata muy bien ese gusto agridulce del siglo XX. Fluctuar el tempo y la dinámica es crucial para este gran hecho sin palabras que es una composición. No pasa desapercibido el arranque del segundo movimiento, una invitación a la danza que después se diluye en desarrollos rotos o efectos que evocan los poemas sinfónico de Liszt. El cuarteto se corona con un Finale cuyos acordes apaisados dejan sitio a una sensación de como si el tiempo se hubiera quedado en suspenso.

Rodolfo Halffter es un bello compendio de música popular bajo el prisma académico. Una esmerada construcción nos lleva por irresistibles miniaturas a lo largo de estos Ocho tientos: maravilloso el Cuarto, con una arquitectura sobre raigambre folclórica y algún solo precioso; instrospectivo el Séptimo y completísimo el Octavo, donde la robustez del cuarteto “Quiroga” favorece el aire garboso del movimiento.

Pocas veces se lee unas notas al programa tan certeras. Cibrán Sierra, miembro del “Quiroga”, firma la carpetilla del disco, un enjundioso argumento que nos mueve a la reflexión en torno a la extendida controversia de los tipos de música.

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