Vivir un gran amor
Crítica de Cine
'BROOKLYN'
Cines Artesiete Holea Huelva.- Producción: Irlanda, Reino Unido y Canadá, 2015.- T.O.: 'Brooklyn'.- Duración: 112 minutos.- Dirección: John Crowley.- Guión: Nick Homby basado en la novela de Colm Tóibin.- Fotografía: Yves Bélanger.- Música: Michael Brook.- Montaje: Jake Roberts.- Intérpretes: Saoirse Ronan, Jim Broadbent, Emory Cohen, Fiona Glascott, Domhnall Gleeson, Julie Waters, Eva Birthistle, Nora-Jane Noone, Jessica Paré
He titulado esta crítica adoptando el título de la película Vivir un gran amor (1955), del gran Edward Dmytryk, no porque tenga algún parecido sino porque los acontecimientos de la historia, además de transcurrir por esa época, se podría decir como cuántos añoran las películas de otros tiempos ya lejanos, que, afirman, eran mejores. No estoy totalmente de acuerdo con eso pero la verdad es que Brooklyn se parece mucho a los dramas románticos o melodramas de los años cincuenta. Dos referencias cinematográficas notables se recuerdan u homenajean en este film. Uno de los personajes dice que fueron al cine y vieron El hombre tranquilo (1952), del genial John Ford -hijo de emigrantes irlandeses- con John Wayne y Maureen O´Hara como protagonistas y en otra secuencia vemos de fondo el cartel de Cantando bajo la lluvia (1952) -el mismo año-, de Stanley Donen con Gene Kelly y Debbie Reynolds. Dos referencias notables en la cinematografía de aquella década.
En esos años una tierna joven irlandesa, Eilis Lacey, de familia tradicionalmente católica -la película empieza con una misa en latín-, inicia una arriesgada aventura vital. Atraída por el sueño americano decide marchar a los Estados Unidos. Abandona su apacible lugar de origen buscando en Nueva York, adonde se dirige, una vida mejor e independiente. Una vez instalada en el distrito de Brooklyn afrontará una nueva situación, un nuevo trabajo, el contacto con una sociedad muy distinta, unos amigos y unas ideas nuevas. En ese período de difícil adaptación, en una sala de baile, conoce a Tony Fiorello, un simpático chico perteneciente a una familia de emigrantes italianos que ejerce de fontanero. Eilis descubrirá el encanto del amor y se casará en secreto con Tony. La muerte de su hermana la lleva de nuevo a Irlanda y allí renace la antigua atracción que sentía por un amigo de adolescencia y juventud. Dudará entre su permanencia en su hogar de origen y una buena posición social o el regreso a Brooklyn para seguir viviendo su gran amor.
La película, que ostentaba tres nominaciones a los últimos Oscar, mejor película, mejor actriz y mejor guión adaptado, y no ha ganado ninguno, está basada en la novela de Colm Tóibin. Es el drama de una chica que se debate entre dos mundos, la nostalgia familiar de un ámbito constreñido y casi endogámico, dos hombres y otro universo más abierto y de futuro prometedor con un amor sin reservas ni compromisos sociales e interesados. Es también, además de una sencilla historia romántica, una visión realista de la emigración en una época, un tanto como ocurre ahora, de gran incidencia cuando muchos ciudadanos europeos buscaban la prosperidad en el continente americano. Una épica que va de la indigencia hacia el más prometedor futuro. Este trance lo vive en la película Saoirse Ronan con la misma sencillez que transcurre el relato cinematográfico, con el gesto preciso, el candor amoroso y la sobriedad suficientes para expresar sentimientos y emociones que definen elocuentemente todos y cada uno de los gozos y dolores de su personaje. Película y actriz conjugan emotiva y sensiblemente una sutil delicadeza.
QUIROGA
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