TINTIN y el rey Midas
Las pantallas estrenan hoy la primera película de la trilogía que Steven Spielberg ha proyectado para encumbrar cinematográficamente al popular personaje de Hergé


Llega hoy una de las películas más esperadas de la temporada, que viene a intentar cubrir una laguna inexplicable. Se trata del Tintín de Spielberg, que regresa así tras un largo silencio después de volver a activar a Indiana Jones hace tres años. No obstante, el Midas es fiel a las constantes de su carrera, pues tras estar sin dirigir una temporada presenta dos filmes casi a la vez. En Navidades llegará Caballo de batalla, su visión de la Primera Guerra Mundial. Pero por ahora, ha recuperado al clásico personaje creado por el belga Hergé, uno de los grandes del cómic mundial. Las aventuras del reportero del tupé se han traducido a 80 idiomas y han vendido unos 350 millones de ejemplares. Ha sobrevivido a la muerte de su autor, pues siguen reeditándose sus álbumes, y a algunas acusaciones de fascismo de Hergé, sobre todo a raíz de su primera aventura, Tintín en el país de los soviets. Tampoco ayudó que el líder pronazi belga y oficial de las SS León Degrelle, que murió plácidamente refugiado en España, se jactase de que el periodista del cómic se había inspirado en él. Pero nada de esto ha dañado al personaje, que sigue campando por sus respetos con sus amigos.
El cine, como no podía ser menos, puso sus codiciosas manos en Tintín. Pero sin suerte, curiosamente, a pesar de la potencia del personaje. La primera película fue en una fecha tan temprana como 1947, un film francés hecho con marionetas. En los 60 llegaron dos títulos de imagen real, basados en Tintín y el misterio del Toisón de Oro y Tintín y las naranjas azules, esta última rodada por cierto en España. No tuvieron mucho éxito. Tampoco fueron mucho más allá las siguientes adaptaciones, como fueron El templo del sol y Tintín y el lago de los tiburones de 1969 y 1972 respectivamente. Estas dos eran de animación, pero a pesar del cambio de formato tampoco funcionaron. No es de extrañar que el personaje durmiese hasta ahora a efectos cinematográficos. Pasó a la televisión en 1991, con una serie de dibujos animados de 39 episodios que adaptaba todos los álbumes menos uno. Resultó mejor que otra serie del mismo estilo de los años 50, que fue muy criticada por versionar a su manera las aventuras del personaje. Como curiosidad, decir que también ha habido obras teatrales, alguna de ellas con la colaboración del propio Hergé.
Aunque gran parte de la culpa de que Tintín haya permanecido lejos de las pantallas de cine la tiene Steven Spielberg, pues en una fecha tan temprana como 1983 compró los derechos, y los ha monopolizado durante casi 30 años hasta hacer su versión. Es un proyecto ambicioso, pues se trata de una trilogía. No en vano, para rodar el segundo film se ha buscado a un experto en hacer los largometrajes de tres en tres, como es Peter Jackson, que ejerce de productor en la que se estrena hoy. No se sabe el elegido para llevar a cabo la tercera, seguramente porque los astutos negociantes que se hallan tras su talento cinematográfico deben estar esperando a ver como funcionan las primeras entregas.
Aunque a Spielberg no debe llegarle la camisa al cuerpo. Y es que el formato elegido ha sido el discutible de la Motion Capture, es decir, capturar mediante una batería de sensores el movimiento real de un actor, digitalizarlo y convertirlo en un dibujo animado, con una libertad que parece imagen auténtica. Y este es el problema de esta técnica, que los resultados son tan realistas que es difícil distinguirlos de los actores en carne y hueso, con lo que es un tanto redundante. El gran defensor de la Motion Capture ha sido Robert Zemeckis, con sus filmes Polar Express y Beowulf. Sin embargo, su último título con esta técnica, Marte necesita madres, estrenado la pasada primavera, fue un fracaso estrepitoso, tanto, que su distribución internacional se congeló sine die. De ahí el susto que decíamos debe tener Spielberg, por si el rechazo de la Motion Capture daña a su Tintín.
Lo que si es cierto es que este film adapta El secreto del unicornio, una de las más populares aventuras del reportero del tupé, que se complementa con El tesoro de Rackham el rojo. De ambos bebe esta primera entrega de la proyectada trilogía. Los expertos tintinólogos dicen que este díptico está muy influenciado por La isla del tesoro de Stevenson. Tintín descubre en la maqueta de un barco, el Unicornio, un secreto explosivo vinculado al legendario tesoro del cruel pirata Rackham el rojo. Empieza a resolver el enigma recorriendo medio mundo, sin saber que se ha puesto en el punto de mira del peligroso Ivan Sakharine, que busca lo mismo. Claro que, como siempre, tendrá la ayuda valiosa de sus amigos el capitán Haddock y los intercambiables Hernández y Fernández y su fiel perro Milú.
Jaime Bell, que ha se ha convertido en un protegido de Spielberg -protagoniza también Caballo de batalla- es quien da de forma animada vida a Tintín, junto con Andy Serkis, que se está convirtiendo en un especialista en estos papeles informatizados como Haddock, la inefable pareja de Zombies Party, Arma fatal y la reciente Paul como Hernández y Fernández y el pétreo Daniel Craig como el villano de la función. Ahora a ver la respuesta del público y si ésta le da alas a las otras dos películas previstas.
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