Cultura

Strout describe un "amor imperfecto" entre madre e hija

  • Duomo publica 'Me llamo Lucy Barton', una obra sobre la memoria de un pasado de pobreza

La escritora estadounidense Elizabeth Strout presentó ayer en Barcelona su más reciente novela, Me llamo Lucy Barton, una historia "de amor imperfecto entre madre e hija".

La protagonista, Lucy Barton, yace solitaria en una habitación de un hospital, frente al emblemático edificio Chrysler de Nueva York, hasta que inesperadamente -y después de años sin verse- llega su madre para cuidar de ella.

"Era el sonido de la voz de mi madre lo que más deseaba; lo que dijera no importaba", recuerda Lucy, para quien la soledad ha sido "el primer sabor que había probado" en toda su vida.

Madre e hija han vivido una relación "antigua, peligrosa e intensa" y resultan enfrascadas en una conversación sin descanso de cinco días y cinco noches.

En este extenso y emotivo diálogo, que en castellano publica Duomo y en catalán Edicions 1984, resurgirán los recuerdos de un implacable e ineludible pasado de pobreza y soledad. Pero los silencios, descritos con delicadeza, hablan tan alto y claro como las palabras.

"Y cuando la madre cierra sus ojos, es la parte más fuerte de la conversación", destacó Strout.

Son esos silencios los que esconden la esencia de la madre, una mujer austera y dura, y los que, explicó la autora, nos permitirán reconocer que "de alguna manera no conocemos a nuestras madres".

Aquella sensación de no saber lo que el otro piensa o siente, confesó Strout, le provoca una gran "frustración", que busca encarnar en Lucy, convertida luego en escritora para narrar su propia historia.

"Necesitamos de la ficción porque, si lees un libro de ficción auténtico, podrás entender qué se siente al ser otra persona", considera la escritora.

"Un escritor real debe tener pureza en su alma", y por eso la autora busca que "todo lo que escuche, piense y viva" pueda pasar a través de ella y "aparecer de diferentes formas" en su obra.

Strout consigue en su relato "escenas vivas" que se van formando como rompecabezas después de tomar su propia "ansiedad" y "trasladarla al personaje".

No es una historia autobiográfica, pero la autora quiso escribir "sobre qué se siente al escalar de una clase social a otra" y usar a madre e hija como excusa para hablar de clases sociales, eventos históricos y sobre la vida de un escritor.

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