Padres e hijos

Crítica cine

Padres e hijos
Padres e hijos

La decisión de Anne. CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O.: 'My sister´s keeper'.- Producción: Estados Unidos, 2009.- Duración: 109 minutos.- Dirección: Nick Cassavetes.- Guión: Nick Cassavetes y Jeremy Leven basado en la novela de Jodi Picoult.- Fotografía: Caleb Deschanel.- Música: Aaron Zigman.- Montaje: Alan Heim y James Flynn.- Intérpretes: Cameron Diaz, Abigail Breslin, Alec Baldwin, Jason Patric, Sofía Vassilieva, Heather Wahlquist, Joan Cusack, Thomas Dekker

Nick Cassavetes es hijo de un director de culto, además un muy estimado actor, John Cassavetes, autor de películas que se guardan en la memoria del mejor cine de Hollywood, entre las que podríamos recordar Shadows (1959) Se casó con una magnífica actriz Gene Rowlands, que protagonizó algunos de sus films. Fruto de este matrimonio es Nick, que heredó el segundo nombre de su progenitor, aunque hasta el momento no haya conseguido alcanzar sus logros cinematográficos. Sus últimas películas fueron El diario de Noa (2004), protagonizada por su madre, y Alpha dog (2007).

Nick Cassavetes se ha servido para esta nueva realización de la novela, que fue todo un best seller, de Jodi Picoult, My sister´s Keeper, que, como de costumbre, la absurdamente caprichosa distribución ha variado el título en español. El realizador pone en imágenes el drama de una madre, dispuesta por lo general a sacrificar todo por una hija, sobre todo si ésta padece leucemia. Incluso a quedar de nuevo embarazada y tener otra niña, concebida in vitro, genéticamente seleccionada para hacerla compatible con su hermana y posibilitar los trasplantes que puedan mantener a la mayor con vida.

El drama en este caso se agudiza cuando la hermana, Anne, que se ha convertido hasta los límites arriesgadamente vitales, en salvaguarda o protectora de Kate, la enferma.- de ahí el título original - se niega a donarle un riñón a su hermana y a depender de ella y de su enfermedad, recurriendo a una demanda judicial para conseguir la independencia de su cuerpo y de la subordinación que le exigen sus padres como tutores legales de ambas criaturas por ser menores de edad. El proceso será aprovechado por un astuto abogado para lograr la repercusión social y mediática correspondiente.

Dilema familiar y moral que más que obedecer al rigor que esos planteamientos merecen, recurre más, como ya hemos visto en otras películas de Nick Cassavetes, al melodrama de tintes lacrimógenos. Todo ello en torno a esta desgraciada familia que siempre había permanecida muy unida y que la obcecación persistente y perturbadora de la madre rompe, cuando la hija más pequeña pretende evadirse de esa sacrificada servidumbre que se le ha impuesto. En suma un conflicto ético y moral que el progreso de la Medicina está planteando en los últimos tiempos.

El propósito de Nick Cassavetes ha sido apreciable en principio, pero su planteamiento propende a situaciones que carga las tintas del melodrama si bien es cierto que propone cuestiones bastante trascendentales en torno a las limitaciones de la paternidad y de la disposición de los padres sobre la vida de sus hijos. Reflexión importante sobre responsabilidades y egoísmos personales. Quizás lo mejor de la película es la disposición del relato atemporal, lo cual proporciona a la narración mayor interés a la vez que permite conocer las reflexiones de cada miembro de la familia y considerar sus posiciones. Pero es incesante ese afán de promover emociones, a veces demasiado artificiosas, en el público, con su carga sentimental, su dramatismo a ultranza y cuestiones que exceden incluso a la edad de alguna de las protagonistas.

En el capítulo interpretativo destaca la actuación de Abigail Breslin, que nos recuerda su gran trabajo en Pequeña Miss Sunshine (2006); la maestría de Alec Baldwin y la sorprendente Cameron Díaz, mucho mejor y más madura que en otras ocasiones.

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