Herbolaria vital

Producción: México, 2010.- Duración: 120 minutos.- Dirección y guión: María Novaro.- Fotografía: Gerardo Barroso.- Música: Santiago Chávez y Judith de León.- Montaje: María Novaro y Sebastián Garza.- Intérpretes: Úrsula Pruneda, Ofelia Medina, Ana Ofelia Murguía, Miriam Balderas, Cosmo González Muñoz, Luisa Pardo, Gabino Rodríguez, Alberto Estrella, Rodrigo Solís.

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María Novaro es ya notablemente conocida para quienes estamos en el Festival desde sus comienzos, hace ya treinta y seis años. La recordamos por el paso de sus películas por el Festival. Inolvidables los mejores títulos de su filmografía, que acreditaron su éxito internacional: Lola (1989), Danzón (1991) y El jardín del edén (1994).

Ésta es una película singular que nos descubre el encanto y la fascinación de la Herbolaria Mexicana y nos revela los poderosos atractivos de unos lugares, llenos de una vegetación espléndida, exuberante y frondosa. El film nos permite introducirnos en el ámbito maravilloso de las hierbas del país a través del Códice De la Cruz Badiano, documento que compila la tradición medicinal prehispánica elaborada en 1552.

Nos cuenta la película como Dalia, separada de su esposo, vive con su hijo y trabaja en una emisora de radio alternativa, si bien su vida no se ve supeditada a esta labor. Pero su existencia se ve transformada cuando le diagnostican a su madre, bióloga etnobotánica de la UNAM, un brote prematuro del mal de Alzheimer. El film supone un acercamiento a la química de las plantas y a los vínculos que se establecen entre la alquimia de esos ejemplares vegetales a través de su conocimiento ancestral y la terapéutica posible para la curación de las afecciones del alma.

María Novaro ha realizado siempre un cine muy personal, cuyas señas de identidad resultan bien sensibles en su filmografía. Siempre ha sabido expresar una visión de la vida desde la perspectiva de la mujer mexicana. Todo ello está atractivamente implícito en "Las buenas hierbas", que es un exponente de la problemática femenina a través de la vida de Dalia, sus vicisitudes personales, su dedicación al trabajo específico de su madre, a la que ha de suceder en el conocimiento y cultivo de las plantas, muchas de ellas milagrosas. Además de sus atenciones en el cuidado de su enfermedad.

Pero al mismo tiempo la realizadora no elude una referencia a la actualidad mexicana, su situación política, la incidencia delincuencial, la corrupción política y legal, la complejidad social, la enfermedad, la desestructuración familiar, el significado de la vida y de la muerte. Y el valor protagónico de las plantas a modo de remedio, como el lenitivo que la naturaleza brinda como estímulo, trasunto de paz, placidez, gozo y con la infinitud de sus poderes terapéuticos que a veces olvidamos o sencillamente ignoramos. E, insisto, el encanto de unos escenarios fascinantes.