Cultura

Casa de uno, casa de todos

  • Pata Teatro estrena en el Cánovas su nuevo montaje, 'Debajo del tejado', una propuesta familiar con la que la compañía rubrica su regreso a la comedia

De La vida instrucciones de uso de Georges Perec a 13, Rue del Percebe pasando por el cine de Jacques Tati y Amélie: son muchas las fuentes cuyo caudal inspira Debajo del tejado, el nuevo montaje de la compañía malagueña Pata Teatro, que, tras los pases didácticos que tendrán lugar desde hoy y hasta el viernes, celebrará su estreno absoluto este sábado 14 y el domingo en el Teatro Cánovas. Se trata del vigésimo trabajo de la agrupación y, además, el argumento con el que la misma celebra sus veinte años de trayectoria: una coincidencia bien redonda que ha merecido una apuesta con las mayores señas de identidad de Pata Teatro y que al mismo tiempo abre líneas de creación escénica ciertamente interesantes. De entrada, Debajo del tejado entraña la reincidencia de la compañía en el teatro familiar, una adscripción recurrente que forma parte indispensable de su ADN acrecentada en los últimos años gracias al éxito de El árbol de mi vida y Frankenstein. Yo no soy un monstruo; y, al mismo tiempo, constituye el regreso de los Pata a la comedia, género del que la compañía ha hecho especial gala en su imperdible ciclo de Clásicos en Verano pero que ahora se reincorpora como santo y seña de la casa. En cuanto a material humano, vuelve a quedar al frente el trío habitual que conforman Josemi Rodríguez, Macarena Pérez Bravo y Carlos Cuadros, con un reparto de tareas que adjudica la dirección a Rodríguez, la dramaturgia a Rodríguez y Pérez Bravo y la interpretación a Pérez Bravo y Cuadros. Pero junto a ellos viaja en este tren un equipo conformado nada menos que por una veintena de personas, entre ellas el ilustrador Javier Martín, el escenógrafo Vicente Palacios (quien actualmente es candidato al Max por su diseño escenográfico para Frankenstein) y el compositor Jesús Durán, quien, además de Pata Teatro, ha puesto su música al servicio de directores del calibre de Andrés Lima.

En cuanto al contenido, el verdadero protagonista de Debajo del tejado es un edificio de viviendas donde habitan varios vecinos: una reparadora de estrellas llamada María, un viajante llamado Lucas, dos abuelas muy particulares, un tal Alfredo y dos gatos que merodean en el callejón de al lado, entre muchos otros. Macarena Pérez Bravo y Carlos Cuadros interpretan a todos los personajes valiéndose de distintas técnicas teatrales, lo mismo el registro dramático tradicional que la manipulación de marionetas o los juegos de sombras, de manera que cada una de las viviendas ofrece una historia propia representada a su vez con una técnica particular. La intención, tal y como explicó ayer Pérez Bravo a Málaga Hoy durante un descanso del montaje de la escena, es en gran medida "poética. Queremos incidir en la idea de que vivimos conectados, de que por mucho que nos hagamos la ilusión de que vamos siempre a nuestro aire siempre dependemos del de al lado. Por eso, cada una de las historias que se generan en este edificio crean una energía que ilumina la ciudad entera. En esta comunidad de vecinos cada uno aporta su granito de arena para la convivencia". Carlos Cuadros destaca que la propuesta "nos ha permitido jugar mucho a nivel teatral, tantear muchas cosas y comprobar de qué éramos capaces. El resultado nos ha costado un año de trabajo, pero la verdad es que lo hemos disfrutado mucho. Nuestro principal empeño era lograr la mecánica más adecuada en cada caso para contar lo que queríamos de la manera más limpia y efectiva, y la verdad es que lo hemos conseguido". Subraya Macarena Pérez Bravo la implicación del juego: "En gran medida, lo que hacemos es jugar al juego infantil de las casitas. Llevamos ese espíritu libre a la escena y a partir de aquí es este juego el que nos va conduciendo a las distintas historias. Los más pequeños reconocerán el juego enseguida, y esperamos que los mayores también lo hagan. La obra está hecha desde luego para todo el mundo". En cuanto a las historias recreadas, buena parte de ellas "proceden de situaciones reales sobre las que hemos investigado a fondo, y creo que esto contribuye a realzar un tono muy verosímil. Si en la obra vemos a una pareja que discute y luego se reconcilia cuando una vecina empieza a tocar el piano, eso está sacado de la vida real pero encaja muy bien en nuestro juego".

Debajo del tejado toma así el relevo en la producción de Pata Teatro a El árbol de mi vida y Frankenstein, montajes que aún siguen en la carretera (la primera, galardonada en Fetén, cuenta ya cerca de doscientas funciones realizadas en toda España, todo un hito para una compañía pequeña e independiente) con varias citas aún en la agenda. Por ahora, este juego de historias encerradas en un edificio tiene garantizada tras su estreno la próxima campaña navideña del Teatro Echegaray, de la que los de Pata Teatro son asiduos; después, será previsible que se repita el éxito. Al abrigo de Debajo del tejado nunca habrá sido tan fácil sentirse como en casa yendo al teatro.

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