La función de gala del centenario de los ballets rusos, en Mónaco, ha sido la ocasión ideal para comprobar que la más digna sucesora de la princesa Carolina en belleza y elegancia es su propia hija, Carlota, de 23 años de edad. Ambas, cada una a su estilo, compitieron acaparando la atención de los asistentes.
La princesa, a la que le tocó ejercer de anfitriona del acontecimiento junto a su hermano, el rey Alberto, vistió para la ocasión completamente de blanco, con traje y abrigo largo a juego con solapa de corte imperio y cinturón. Los complementos, bolso y zapatos, imprimían alegría al conjunto con detalles étnicos y colores llamativos, como el carmín de su bolso.
La hija de Pierre Casiraghi, por su parte, deslumbró con un traje corto de color morado, de forma asimétrica y curiosas hombreras, muy de moda últimamente, con paillettes en negro. El pelo se lo recogió en un moño bajo.
La acompañaron, en la misma mesa, dos de sus hermanos, Andrea y Pierre, quienes cedieron el protagonismo esta vez a las mujeres de la familia.
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