Tres tendencias de gestión para las empresas responsables en 2020
Los cambios sociales son cada vez más rápidos y profundos, e influyen de forma directa en la gestión empresarial, por eso las empresas deben saber preverlos y adaptarse

Huelva/El mundo va a velocidad de vértigo. Es un hecho imposible de ignorar. Hace ya bastante tiempo que los avances tecnológicos se suceden progresivamente cada vez más rápido, son cada vez más sorprendentes, y cada progreso hace posible y acerca todavía más el siguiente avance. Es un efecto dominó constante que lo termina transformando todo. Cambian las costumbres sociales, cambia la forma de movernos, la forma de conocernos, de relacionarnos, cambia la forma de consumir, de trabajar… Y también debe cambiar la forma de gestionar las empresas.
Lo mires desde donde lo mires, lo que se avecina es un futuro muy incierto. Así que el gran reto de cualquier organización humana, y yo diría que de la propia Humanidad, es aprender a gestionar con éxito esa enorme incertidumbre. Y eso fundamentalmente consiste en reducir la resistencia natural que tenemos a los cambios, flexibilizarnos mucho más y ser capaces de adaptarnos, si es posible, a una velocidad parecida a la que evolucionan las cosas.
En la década que estrenamos con 2020 hay tres tendencias claras de gestión que ninguna empresa responsable, tenga el tamaño que tenga, va a dejar de considerar este año. Una es la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) con la guía de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. La segunda tendencia es la transformación digital desde su esencia más básica, no sólo por adaptación tecnológica.
La tercera tendencia es la gestión inteligente de personas, que consiste en desarrollar la inteligencia emocional de la plantilla, lo que hace más eficaz a la empresa para abordar las dos tendencias anteriores y aumenta el valor de un intangible empresarial cada vez más cotizado: el buen clima laboral.
Objetivos responsables para una RSC con sentido
Han llegado para quedarse. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU no son ya unos perfectos desconocidos, no del todo. Desde su nacimiento en 2016, los ODS no habían tenido tanta exposición en los medios de comunicación más masivos como han acaparado en 2019. A cada vez más gente les suena el círculo de los 17 colores.
Los ODS y sus retos han aparecido asociados a campañas de grandes empresas que los han incluido en sus estrategias de negocio: limpieza de mares, reducción de pobreza, revitalización rural, energía renovable para todos, igualdad… Si hacen memoria, lo mismo recuerdan hasta la marca que los impulsaba.
Pero sobre todo, hemos visto y oído hablar de los ODS a colación de otros hechos noticiables menos afortunados como los fenómenos meteorológicos, las previsiones de evolución del calentamiento global, la irrupción mediática de Greta Thunberg o la desesperanzadora COP25 de Chile en Madrid, entre otros acontecimientos.
Lo cierto es que los 17 ODS son una perfecta guía para la gestión empresarial con Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Así que la tendencia en 2020 será que las empresas que ya estén inmersas en esta filosofía de gestión - y las muchas que lo van a estar- van a usarlos de forma más evidente como referencia para organizar sus esfuerzos, para mejorar su reputación y para impulsar su cumplimiento.
La tendencia será que las empresas seas responsables, además, porque no serlo es cada vez menos rentable, cada vez menos entendible por los consumidores, y para según qué tamaños de empresa, ni siquiera es ya legal. Todo va muy rápido.
Transformación digital, algo más que tecnología
La apuesta por la tecnología y la transformación digital no es nada nuevo. Viene siendo tendencia hace años. Así que más que una alternativa es ya una obligación. Sobre todo, porque en este punto de la evolución, con la tecnología 5G llamando a nuestros dispositivos, la no adaptación significaría seguramente la desaparición.
Y la velocidad de la evolución ha sido de tal calibre, que actualmente conviven en nuestra sociedad las empresas más tradicionales – con canales de distribución y formas de hacer “de toda la vida” – con otras empresas ultramodernas que casi parecen sacadas de la ciencia ficción. Hay grandes desequilibrios.
Por eso el reto real de esta tendencia incuestionable está en las pequeñas y medianas empresas, y sobre todo en la mentalidad de los empresarios y empresarias. Parece necesario entender que la tecnología no viene sólo a hacer más rápido o fácil lo que se hacía antes, y tampoco viene a cambiar las cosas por cambiarlas. Lo que hace la evolución es multiplicar las alternativas. Las posibilidades de innovación y adaptación al cambio que la transformación digital brinda son infinitas. Entender esto y aprovecharlo para avanzar es la verdadera revolución.
Gestión inteligente de personas
Gestionar a las personas de forma integral, considerando su dimensión profesional y emocional, es la tercera y fundamental tendencia de gestión que se va imponiendo poco a poco en todo tipo de empresas. Es la gestión inteligente de personas emocionalmente inteligentes.
Los retos de esta tendencia son: impulsar la autonomía y la autoestima de las personas en sus puestos de trabajo para reforzar su compromiso; promover la cultura del liderazgo y la automotivación para llenar la empresa de líderes; extender los sistemas de feedback o evaluación del desempeño para generar la confianza multidireccional y la mejora continua de los procesos de trabajo y de los equipos; fomentar la flexibilidad horaria y la conciliación; y medir periódicamente el clima laboral, y actuar ante los resultados.
Las tres tendencias comparten dos cosas. La primera es que tienen poder suficiente para cambiar el mundo a mejor. La segunda es que ninguna de ellas podrá conseguirlo si todos y cada uno de nosotros no las impulsamos y las exigimos donde falten. Eso deseo para 2020: que tengamos visión y voluntad suficiente para hacerlo.
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