El avión hipersónico más rápido del mundo se probará en el CEUS de Huelva
Aeronáutica
Podrá alcanzar 15 veces la velocidad del sonido (18.375km/hora) y llegar a una altitud de 60km
Será propulsado con hidrógeno verde y su certificación se realizará en el CEUS de Moguer
Así vuela el avión más rápido del mundo que será probado en Huelva
¿Qué es la velocidad hipersónica?
Huelva/Cuando todavía falta algo más de un año para que sus instalaciones se encuentren plenamente operativas, el centro de Vuelos no Tripulados (CEUS) de la localidad de Moguer, continúa con las obras de habilitación de las dependencias que compondrán todo el proyecto y elaborando la utilización de las mismas. Por el momento y a falta de confirmación oficial por parte del Instituto de Técnica Aeroespacial (INTA) promotor del CEUS (a preguntas de Huelva Información indicaron que “no hay nada que decir”), la empresa Destinus con sede en Suiza, ha cerrado un acuerdo para probar su nuevo vehículo hipersónico en las instalaciones onubenses, según adelantaron varios portales aeronáuticos. Su nombre, al menos provisional, es Jungfrau.
Se trata de un prototipo, un híbrido entre avión y cohete que es capaz de alcanzar una velocidad de Mach 15 (es decir 15 veces la velocidad del sonido, más de 18.375 kilómetros por hora) y que en un principio está planteado para dar servicio a operaciones de transporte de mercancías, aunque no se descarta que en un futuro pueda ser utilizado para el de pasajeros. El Jungfrau despegará horizontalmente desde un aeropuerto convencional (como el que se construye en Moguer) alimentado por un motor de hidrógeno líquido. La intención de los responsables de la empresa es que ese combustible sea verde, es decir, obtenido mediante fuentes de energía renovables con lo que se une a otra de las tecnologías que se desarrollan en las instalaciones onubenses y conecta con proyectos que se piensan establecer en la provincia de la mano de energéticas como Iberdrola o Cepsa.
Cuando el prototipo llega a una determinada altitud, pasará a utilizar un motor de hidrógeno criogénico, lo que le permitirá llegar a los 60 kilómetros de altura a Mach 15. Posteriormente, bajará y aterrizará planeando hasta una pista de aterrizaje convencional. Las primeras pruebas confirman que podrían cubrir la distancia entre Europa y Australia en menos de dos horas.
El propietario de la empresa, Mikhail Kokorich, señaló a comienzos del pasado mes de febrero que “este año tenemos previsto iniciar las pruebas en tierra y en vuelo de los motores ATR (turborreactores de aire) con hidrógeno como combustible que desarrollamos nosotros mismos. Se trata de un motor adecuado a las primeras fases de vuelo subsónico. A finales del año que viene, tenemos previsto colar la siguiente generación del prototipo que determinará la configuración para los vehículos comerciales”.
Aunque en una primera etapa está previsto que se utilice exclusivamente para el transporte de mercancías, según reconocen desde la empresa Destinus “ya tenemos los permisos para volar a velocidad subsónica (por debajo de la velocidad del sonido) y se ha comenzado a trabajar con los reguladores europeos y nacionales para preparar los nuevos requisitos de certificación y reglamentación para los sistemas autónomos (el prototipo no tiene piloto) e hipersónicos”.Es aquí donde entran en juego las instalaciones del CEUS. En ningún otro lugar de Europa se pueden probar este tipo de sistemas y certificarlos posteriormente por las autoridades competentes mejor que en las instalaciones que el INTA tiene en la localidad de Moguer y que estarán plenamente operativas a finales del próximo año.
Una vez decidido el centro de ensayos, la empresa con sede en Suiza, pretende “desarrollar la tecnología en España, se realizará el montaje, la integración de sistemas, ensayos y puesta en vuelo del avión completo, además de poder iniciar un servicio de transporte de mercancía intercontinental e hipersónico, con lo que se generarán muchos puestos de trabajo directos e indirectos altamente cualificados”.
La elección de Huelva ha venido de la mano de las condiciones que pone a disposición de este tipo de ensayos, como la salida al mar, al mismo tiempo de que dispone “de un alto nivel de ingeniería, excelente cadena de suministros, buenos polos de fabricación aeronáutica y una buena red de comunicaciones”.
Con estos objetivos se cumplirían las expectativas que concibieron el proyecto CEUS, es decir, el servir como centro de certificación de prototipos no tripulados y el de convertirse en el impulso a esas empresas para que se instalen en suelo onubense.
De hecho, según recogía El Confidencial esta misma semana citando a portavoces de la empresa Destinus, “nuestros requerimientos técnicos no son muy convencionales e incluyen tener acceso a una zona amplia, deshabitada y aspectos de clima. Si unes esto al frente técnico y logístico, el centro de El Arenosillo en Huelva, es sin duda nuestra primera opción. Centros como el del INTA tienen la infraestructura necesaria para que empresas como nosotros decidamos hacer vuelos allí”.
El empresario Mikhail Kokorich, el Elon Musk ruso
El propietario de Destinus ha fundado varias empresas en el sector aeroespacial. Después del abandono de Momentus, la actual cuenta con 50 empleados entre quienes se encuentran ingenieros procedentes de Arianespace, Boeing, Airbus, Dessault y Rolls Royce, aunque los planes sobre la mesa hablan de duplicar sus efectivos de cara a los próximos meses para desarrollar los nuevos proyectos. La empresa tiene su sede en Suiza y, por el momento, parece la alternativa más sólida a los grandes fabricantes de sistemas autónomos de transporte. El siguiente paso adelante es ser capaces de dar el salto a la movilidad de las personas a velocidades hipersónicas que reducen los tiempos de vuelo.
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