Respons(H)abilidades

El propósito social de una empresa vende y motiva

  • Más sueldo, despacho propio, reconocimiento… Todo eso motiva, pero la motivación duradera y de calidad nace, entre otros factores, de compartir con la empresa un propósito

cambiarparacrecer.com

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Empresarias y empresarios del mundo que leen ahora mismo este diario: no busquen más. ¿Quieren que su plantilla se mantenga motivada? Hagan tres cosas: hagan notar a su gente que son importantes, háganles saber lo que aportan a su organización y háganles partícipes de propósito claro. Son tres claves básicas de la gestión que mantiene a las personas motivadas hacia los objetivos de la empresa. Además, el propósito social puede ser también una poderosa herramienta de venta que, de paso, da sentido a toda la Responsabilidad Social Corporativa.

Así que, vista la importancia de la motivación laboral de calidad y el propósito social, seguro que nos interesa tenerlos claros.

Importar y aportar, ¿para qué hago lo que hago?

Una definición de motivación bastante clara es ésta: “es el impulso interior que inicia y sostiene cualquier actividad o conducta dirigiéndola al logro de un objetivo determinado”. Fíjese bien en la palabra “interior”, que quiere decir que ese impulso de energía hacia la meta viene desde dentro, desde el interior de la persona.

Por tanto ahora le voy a pedir un ejercicio de reflexión interna. Piense usted en sus propias sensaciones. Dicen los expertos que dos factores que nos motivan mucho son sentirnos útiles, esto es, saber que lo que hacemos sirve, y también sentirnos reconocidos por los demás, especialmente por aquellas personas a las que respetamos e influyen de una u otra forma en nuestras vidas. ¿Está de acuerdo? ¿A usted le pasa? Y una reflexión más: ¿le motiva hacer algo si no sabe para qué o por qué lo hace?

Probablemente las respuestas a las últimas preguntas habrán sido sí, sí y no. Hacemos las cosas para ganar algo que valoramos, para obtener placer, para conseguir complacer a alguien, porque nos sirve para conseguir otras cosas… También nos motiva evitar el dolor o lo que nos desagrada, claro, pero esa motivación no es de calidad. La duradera y más efectiva es la motivación intrínseca, esa que viene desde dentro, y que está impulsada por factores positivos.

Ahora imagínese en una empresa que le garantiza todas las claves comentadas: le hace sentir competente porque le comunica periódicamente y de forma clara sus aportaciones a la organización; también le hace sentir importante porque le cuida como persona y favorece su bienestar; y además comparte con usted un propósito más allá de para ganar dinero o un “para qué” que a usted le gusta, y con el que se siente identificado o identificada. ¿Qué sensaciones tiene en su imaginación ahora mismo?

El propósito, un motor motivacional

Personalmente lo siento cada día, y afortunadamente lo he visto en muchas personas: tener un propósito motiva mucho, y la motivación a su vez genera propósitos. Es un círculo vicioso que se retroalimenta para beneficio de la energía vital de las personas. Y de las empresas.

El propósito empresarial es eso para lo que la empresa existe más allá del objetivo económico. Es ese “para qué” simple y poderoso que le da sentido a su actividad y que no es fácil de definir de forma concreta. Quizás por eso aún hay empresas que no se han parado a hacerlo, y por tanto, no pueden compartirlo y pierden la oportunidad de aprovechar la potencia motivadora que implica.

Justo por esa fortaleza, cuesta bastante entender que una empresa no le dedique ningún esfuerzo a definir su propósito, pero aún cuesta más entender a las empresas que, teniéndolo definido, se lo dan a su gente como mi madre me daba a mí las lentejas. No sé si estará de acuerdo conmigo, pero obligar no resulta motivador con factor positivo precisamente.

Me gusta ver y enfocar el propósito empresarial como lo hace el movimiento internacional de empresas responsables B-Corporation. Las empresas B-Corp no sólo certifican su Responsabilidad Social Corporativa, también están impulsando un cambio del modelo económico en el que el propósito es un producto más de la empresa.

El propósito como una razón de compra

Sigamos imaginando. Ahora visualice un mundo en el que todas las empresas ofrecen dos productos o servicios como mínimo: uno es por el que le pagan y el otro es por el que adquieren fortaleza de negocio y sentido. Ese otro producto es el propósito social.

De esa forma, los consumidores también obtendremos siempre dos servicios o productos en cada ejercicio de compra: uno para satisfacer la necesidad concreta que me llevó a esa empresa, y el otro para sentirme partícipe de su propósito.

A una empresa le compro un yogur y de paso colaboro en cuidar la alimentación de los niños; a otra empresa le compro compresas y a la vez colaboro en la investigación contra el cáncer; a otra empresa le compro un refresco, y estoy fortaleciendo el empoderamiento femenino y juvenil; está también esa empresa a la que le compro un tomate y, más allá, estoy ofreciendo alternativas a las personas con discapacidad psíquica; y está esa otra empresa con la que contrato un préstamo porque sé que no financian nada que no tenga un impacto positivo en la sociedad. Todos son casos reales. ¿Qué propósito tenía la empresa en la hizo usted su última compra?

Empresas que se gestionen desde la Responsabilidad Social Corporativa con propósito social e impacto local, eso es lo que el mundo parece estar pidiendo a gritos. Ahora falta que lo pidamos a gritos las instituciones, empresas y consumidores de ese mismo mundo.

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