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Tres pasos para volver de vacaciones evitando el autosabotaje

Tres pasos para volver de vacaciones evitando el autosabotaje

Cuidado con lo que piensa. Y mucho ojo con esas frases hechas que escuchamos y decimos para enfrentar la vuelta de la época estival. Que si ya se acabó lo bueno, que si qué largo se me va a hacer el año, que si verás cuando llegue la que me espera, que si no voy a ser capaz… ¿Es usted de esas personas que tienden a autosabotearse? Dedique un momento a pensarlo, a identificar si está haciendo todo lo que puede para afrontar esta vuelta a la rutina de forma sana y con mucha inteligencia emocional. Hoy le traigo algunas claves para conseguirlo.

Lo primero es saber si usted se autosabotea. ¿Qué es el autosabotaje? Muy fácil. Nos autosaboteamos cuando de forma consciente o inconsciente nos negamos al cambio o evitamos a toda costa salir de esa zona ‘maravillosa’ en la que sentimos la seguridad de lo conocido, aunque no siempre lo conocido sea lo mejor. Pero claro, como la seguridad y la certidumbre nos dan confianza, ahí nos aferramos con uñas y dientes.

Sabotearse es automanipularse, muchas veces de forma inconsciente y siempre a la defensiva, para evitar lo que le resulta desagradable, incierto o demasiado difícil. Esas son las causas más típicas del autosabotaje. Y casi todas las personas caemos presas en algún momento de esta trampa en la que nos convertimos en nuestro peor enemigo. Nos impedimos a nosotras y nosotros mismos conseguir lo que queremos y, además, sin darnos cuenta, que eso es lo peor.

Por si fuera poco, más allá de nuestra mayor o menor fortaleza personal, tenemos cientos de creencias sociales en forma de frases ‘muletilla’ que pueden abocarnos aún más al autosabotaje.

Frases o creencias que no ayudan

Por un lado, están las frases típicas de la vuelta de vacaciones. Decir u oír ‘se acabó lo bueno’ invita a pensar que todo lo que viene es malo, y eso no nos ayuda a mantener el necesario equilibrio y la autoconfianza para avanzar hacia lo que queda de año con salud física y mental. ‘Qué largo es el invierno’, es otra mentira que no nos ayuda y que nos lleva de cabeza al tan contestado ‘síndrome posvacacional’. Hay muchas frases de este tipo que debería usted evitar decir, e intentar evitar que se las digan.

Y además de las típicas de la vuelta, estos días también son muy peligrosas otras muchas creencias colectivas que tenemos asumidas y con las que nos boicoteamos todavía más. Por ejemplo ‘equivocarse en malo’, ¿de verdad lo cree?, ¿siempre? O ‘no hay mérito sin esfuerzo’, ¿nunca?

Más certezas populares que nos ponen en el mal camino emocional: ‘piensa mal y acertarás’, ‘más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer’, ‘arrieritos somos y en el camino nos encontraremos’, o una que me inquieta mucho por todo lo que implica, ‘quien bien te quiere te hará llorar’. ¿En serio?

Síntomas a los que prestar atención

Además de estar pendiente y ser consciente de sus propios pensamientos y de sus palabras, debería observar algunas otras señales que le avisan de que quizás se esté autosaboteando y socavando sus capacidades.

La primera es la inseguridad, que está íntimamente unida a la falta de autoconfianza. Tenga especial cuidado si se percibe inseguro o insegura, sobre todo si es ante situaciones que en el pasado no le supusieron un reto tan significativo. Y por supuesto, vigile que esa inseguridad no se convierta en una incómoda sensación de falta de control o en miedo más o menos intenso. Cuanto antes tome medidas mucho mejor.

Claves para evitar el autosabotaje

La primera clave ya la está usted intuyendo: identifique ese diálogo interno castigador que le está haciendo mal. Tome conciencia de los pensamientos y de las palabras que verbaliza que no le están haciendo bien, y evítelos. Sustitúyalos con otros pensamientos y frases positivas que le ayuden a rebajar el volumen de la voz del juez interior que llevamos dentro. Tiene millones de opciones en internet para empezar cada día con una frase motivadora. No menosprecie el poder de las palabras, ni para mal ni para bien.

La segunda clave es cuidar de su propia autoestima. Un autoconcepto sano y fuerte es mucho menos vulnerable al autosabotaje, porque está menos expuesto a la inseguridad y afronta los cambios con espíritu aventurero sin esperar lo peor. Deberá empezar por conocerse mejor, y trabajar su autoimagen para generar el poderoso autoconocimiento, que es el pilar de la inteligencia emocional. También para esto puede encontrar cientos de recursos en la red de redes, o si lo necesita, buscar profesionales que le acompañen en este edificante camino de conocerse y crecer, que siempre viene bien.

La tercera clave es focalizarse en pequeños retos alcanzables que le reporten satisfacción según los consigue. Póngaselo fácil también con los retos más grandes, y vaya poco a poco. Así, si va a empezar el ‘detox’ de las comilonas de verano, no quiera conseguir su peso ideal en un mes, dese tiempo. También puede planificar alguna salida cercana de fin de semana o alguna actividad con amistades o familia, quizás para el puente de octubre. E inicie actividades saludables, por ejemplo, otra vez si ponérselo demasiado difícil: caminar, mindfulness, escribir, leer… Sea consciente de su fondo físico y emocional y sea perseverante, pero sin prisas.

Y, sobre todo, vigílese. Cada vez que deje algo a medias, o se reconozca posponiendo una y otra vez alguna tarea, o se meta en procesos perfeccionistas sin final, o se atrape buscando excusas, piense: ¿soy yo quien me estoy saboteando? Esta simple reflexión ya es un grandísimo primer paso. Ánimo con la vuelta.

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