Huelva

La mujer y la memoria de nuestra tierra

  • Tribuna de opinión de Mª Eugenia Limón Bayo. Presidenta de la Diputación Provincial de Huelva

Mª Eugenia Limón, presidenta de la Diputación Provincial de Huelva

Mª Eugenia Limón, presidenta de la Diputación Provincial de Huelva / H.I.

Despedimos un marzo más. Sin duda alguna, se trata del mes más importante para las mujeres y el feminismo. Cada año, en torno al 8 de marzo, se suceden toda una serie de actos conmemorativos y reivindicativos que simbolizan nuestra lucha a través del tiempo por superar todos aquellos obstáculos que han pretendido, y aún pretenden, relegarnos social, económica y políticamente.

Estas fechas provocan en mí sentimientos encontrados. Por un lado, el orgullo de celebrar derechos conquistados por nuestras antecesoras, mujeres a las que jamás estaremos suficientemente agradecidas y, por otro, el deseo de unidad y esfuerzo que, en estos tiempos difíciles, serán necesarios para seguir avanzando hasta alcanzar una situación de igualdad real entre mujeres y hombres.

Marzo es también el mes de la primavera, vinculado al renacer de la tierra y la naturaleza, a la floración. No se me ocurre un momento más hermoso como tributo a las rosas, a todas ellas, mujeres in memoriam y, permítanme, ad memoriam.

Muchos marzos han trascurrido desde aquel 4 de noviembre de 1937, día en el que las 16 Rosas de Huelva fueron asesinadas, abatidas a tiros después de haber sido vejadas, humilladas y violadas. Una fecha atroz e inolvidable para las mujeres onubenses y para la memoria de nuestra tierra. Sus nombres, imborrables, permanecen a la espera de unos restos que, solo en parte, atenuarán el dolor de las familias.

Mujer y memoria son dos realidades difícilmente disociables. Las rosas de Zufre, asesinadas en Higuera de la Sierra, como el fusilamiento de las 15 mujeres de Puebla de Guzmán, son iconos relevantes de la represión llevada a cabo en la provincia onubense. Pero son también muestra de una huella que los represores no han podido ocultar: la de una persecución específica y particularmente virulenta en estos casos.

La guerra y la dictadura pretendieron truncar el camino iniciado por las mujeres hacia su propia libertad y, a juzgar por el posterior retroceso en derechos, en cierto modo y temporalmente, alcanzaron su objetivo. El derecho a participar en la vida pública, ser parte activa de la política, de los sindicatos, o simplemente ser madre, compañera o hija de represaliados fue la sentencia de muerte de muchas mujeres.

Cada día son más las voces con autoridad en la materia que ponen de manifiesto ese horrible ensañamiento que sufrieron las mujeres durante aquella etapa de nuestra historia. Algunas de esas voces incluso apuntan a teorías que vincularían esta realidad con la dificultad de localizar fosas con restos de mujeres.

La realidad es que, sin investigación y sin recursos, la memoria más allá de los testimonios orales heredados por las distintas generaciones no existiría. Por ello, es justo y necesario reconocer el empuje y el trabajo de los colectivos memorialistas, la labor de exhumación en las fosas por parte de excelentes equipos arqueológicos y, también, el compromiso de una administración con la que me identifico plenamente.

La provincia de Huelva, su cuenca minera, su zona rural, la Sierra y el Andévalo están llenas de historias de vidas rotas que yacen en fosas comunes. Cada una de ellas ha de ser recuperada para que no exista ni una sola laguna en nuestra memoria colectiva y en nuestra vida en comunidad.

Con el fin de buscar la verdad, hallar justicia y encontrar algo de reparación a tanto dolor, trabajan desde hace tiempo distintas administraciones y entidades. La Diputación Provincial que presido quiere sumarse al esfuerzo común que se lleva a cabo en esta materia y pronto verá la luz el Comisionado para la Memoria Democrática.

Es reseñable, asimismo, el compromiso del Gobierno de España. Ya en 2020, la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, a través de la FEMP y de entidades sin ánimo de lucro, puso en marcha un plan de choque que se ha materializado en Huelva y su provincia en subvenciones de más de 86.000 euros.

Algo tan importante como elevar al nivel de política de Estado la búsqueda de personas desaparecidas y la dotación de recursos para las exhumaciones en fosas comunes es lo que persigue el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática en el que actualmente trabaja el Gobierno central.

La normativa, además, contemplará el papel activo que las mujeres desempeñaron durante este periodo y la especial persecución a la que se las sometió.

Siento que solo desde el compromiso sincero de todas las partes que conformamos esta compleja sociedad podremos mirar atrás sin miedo a que aquella etapa tan dramática vuelva a repetirse. La memoria de nuestras víctimas no es solo parte del pasado, sino que, necesariamente, debe estar presente para hacernos trabajar proactivamente hacia un futuro de convivencia en armonía, ad memoriam. Teodora Garzón Núñez, Remedios Gil Cortés, Modesta Huerta Santos, Josefa Labrador Arroyo, Elena Ramos Navarro, Bernabela Rodríguez Ruiz, Dominica Rodríguez Ruiz, Felipa Rufo Alcaide, Amadora Sánchez González, Mariana Sánchez Vázquez, Antonia Padilla Blanco, Encarnación Méndez Díaz, Faustina Ventura Sánchez, Amadora Domínguez Labrador, Carlota Garzón Muñoz y Alejandra Garzón Acemel.

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