Huelva

¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir un golpe de calor a causa de las altas temperaturas en Huelva?

Paseo bajo un intenso calor en Huelva.

Paseo bajo un intenso calor en Huelva. / Alberto Domínguez (Huelva)

La ola de calor que pone en jaque a la provincia de Huelva ha alcanzado su punto más álgido, que se prolongará también mañana jueves. Tanto es así, que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activará un día más el aviso naranja por altas temperaturas en el todo el territorio onubense, entre las 13:00 y las 21:00, con valores que pueden llegar a los 44 grados en las zonas de interior.

Los seres humanos somos animales homeotermos, es decir, normalmente mantenemos la temperatura corporal constante dentro de unos márgenes. La temperatura normal de nuestro cuerpo se sitúa en torno a los 37 grados centígrados, aunque con algunas oscilaciones fisiológicas circadianas. Si hace mucho calor, nuestro cerebro envía señales para equilibrar la temperatura y nuestro cuerpo reacciona accionando  los mecanismos de refrigeración y disipación del calor: como el aumento de la frecuencia respiratoria, cardiaca y de la circulación sanguínea en la piel, la vasodilatación de la red sanguínea de la piel y el incremento de la sudoración.

Sin embargo, dependiendo de algunos factores, estos mecanismos pueden fallar y provocar un golpe de calor o shock térmico.  El golpe de calor es una forma grave de lesión por calor y la temperatura del cuerpo alcanza los 40° C o más. La falta de hidratación hace que diversos órganos dejen de funcionar como lo harían de forma habitual. El golpe de calor se origina a consecuencia de un fracaso agudo de la termorregulación y constituye una urgencia médica extrema porque es a la vez de aparición muy rápida (de 1 a 6 horas) y de evolución fatal. Pero, ¿Qué grupos de población son los que corren más riesgos de sufrirlo?

GRUPOS MÁS VULNERABLES

Debido a la alerta declarada, el 112 ha facilitado una serie de recomendaciones para evitar riesgos que pueden conllevar las altas temperaturas. Así, indica que hay que prestar una especial atención a personas mayores, bebés y enfermos crónicos, ya que son los colectivos más vulnerables. 

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recuerda que los mayores son las personas que corren más riesgo de sufrir un golpe de calor, al responder peor a las temperaturas extremas y porque la sensación de sed en ellos es menor y suelen olvidarse de beber, por lo que no demandan el agua que necesitan y la rapidez de la deshidratación es mayor.

Además, este riesgo se ve incrementado si la persona sufre sobrepeso, enfermedades crónicas o está medicado. Sin olvidar los casos en los que la dependencia física dificulta el cambio de vestimenta, y la adaptación del entorno.

El 80% de las personas que sufren un golpe de calor tienen más de 65 años. Es además la segunda causa de muerte más frecuente entre los deportistas, después de las lesiones medulares o cerebrales. Pero, además de los mencionados, otros grupos de riesgo son:

  • Los niños pequeños y los lactantes.
  • Los enfermos con afecciones crónicas como la diabetes o enfermedad cardiovascular, cerebrovascular, respiratoria,renal o neurológica.
  • Convalecientes, encamados o enfermos en situación de dependencia.
  • Pacientes sometidos a algún tipo de tratamiento, especialmente con anticolinérgicos, antihistamínicos, fenotiazinas, anfetaminas, psicofármacos, diuréticos y betabloqueadores.
  • Personas en situación de aislamiento social.
  • Trabajadores que realizan tareas intensas, al aire libre o actividades deportivas de alto nivel.
  • Personas con facultades mentales disminuidas o incapaces de adoptar medidas protectoras sin la ayuda de otros

Síntomas

El principal mecanismo ante un incremento de la temperatura corporal es una dilatación de los pequeños vasos periféricos para favorecer el paso de la sangre por la piel. Esto, unido a un aumento de la sudoración, hace que se pierda calor por evaporación, lo que puede llevar a una perdida importantísima de líquidos que repercute a nivel de los distintos órganos (riñón, corazón, cerebro…).

Este proceso se traduce en síntomas como:

  • Dolor de cabeza
  • Sensación de boca seca y pastosa
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Mareos
  • Escalofríos
  • Piel seca y enrojecida
  • Calambres musculares en brazos, piernas o vientre
  • Desorientación
  • Pérdida de conciencia o confusión 

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