El 11 de marzo

DÍAS DE CÓMIC

'Fukushima, crónica de un accidente sin fin' (2021), de Bertrand Galic y Roger Vidal, es el relato de uno de los peores accidentes nucleares de la Historia, en su décimo aniversario

Abogado y justiciero

Gran explosión.
Gran explosión. / M.G.
Gerardo Macías

10 de marzo 2024 - 06:00

Huelva/El día 11 de marzo de 1917 fue una fecha muy importante para la Historia de España, ya que fue entonces cuando nació TBO, la legendaria revista de historietas de periodicidad semanal cuya popularidad dio origen a la palabra "tebeo" para designar a la publicación que contiene historietas, constando así desde 1968 en el Diccionario de la Real Academia Española.

Lamentablemente, el 11-M se conmemoran también efemérides desagradables. En España, siempre serán tristemente recordados los atentados del 11 de marzo de 2004, que tuvieron lugar en las estaciones de Atocha-Cercanías, El Pozo del Tío Raimundo y Santa Eugenia de Madrid, con 192 muertos y más de 1.800 heridos.

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declara al coronavirus como pandemia. En esa fecha, se contabilizaban ya 118.000 casos en 114 países, y 4.291 personas habían perdido la vida.

No menos grave, aunque pueda parecer lejano, fue el terremoto que se produjo en Japón el día 11 de marzo de 2011, provocando un tsunami que causó 15.836 víctimas, 3.650 desaparecidos y, sobre todo, el accidente nuclear de Fukushima, que fue de los más graves de la Historia, y que aún hoy tiene consecuencias de salud y medioambientales.

En las páginas del cómic Fukushima: crónica de un accidente sin fin, Bertrand Galic y Roger Vidal narran el trágico desastre nuclear que se produjo cuando un terrible terremoto dio origen a una enorme ola que golpeó de frente el noreste de Japón, donde se encuentra la central atómica de Fukushima-Daiichi. De una violencia inaudita, el cataclismo provocó el peor accidente nuclear de la Historia.

El protagonismo de este cómic recae en Masao Yoshida, que es quien debe tomar decisiones y responder con urgencia. Está en juego la reputación de su país, pero, sobre todo, las vidas de sus empleados y de sus conciudadanos. En un universo completamente devastado, donde los edificios se sumergen en la oscuridad, mientras las explosiones se multiplican y la radiación va en aumento, el director de la planta muestra un ingenio y una sangre fría más allá de lo común.

Él en soledad toma decisiones vitales y transgrede los procedimientos y directivas jerárquicas para evitar el apocalipsis. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, después de cinco días en los que los segundos pasan como horas, se produce un nuevo incendio que obliga a la evacuación de la mayoría de empleados: solamente un puñado de voluntarios se quedaron atrás.

Diez años después del desastre de Fukushima, el cómic de Bertrand Galic y Roger Vidal relata con fuerza y con un gran lujo de detalles los primeros días de una tragedia sin fin.

Esta es la historia de una agonizante cuenta atrás, en la que un líder y su equipo se enfrentan a una catástrofe nuclear sin precedentes, ni en Japón ni en el resto del mundo, en contra de unos superiores que están completamente abrumados por los acontecimientos.

La recreación que hacen Bertrand Galic y Roger Vidal de aquellos fatídicos días de marzo de 2011 es minuciosa. Tomando como base la declaración del director de la central nuclear de Fukushima ante la comisión que investigó aquellos sucesos, se agradece que esa sea únicamente la base de lo realmente importante, lo humano, lo emocional. Se trata no tanto de entender qué sucedió en Fukushima, que también es algo esencial en la obra, no es que los autores se desentiendan del hecho concreto y verificable, sino, por encima de todo, de comprender el tono, la atmósfera y la esperanzas de quienes trataron de que la central no fuera el epicentro de una catástrofe aún más salvaje. Es una historia desde dentro, y eso es muy complicado de conseguir. Es significativo el subtítulo, primero por utilizar el término accidente, dando por sentado que esta no es una historia de buenos y malos, sino de un hecho concreto, evitable sin duda, y uno sin fin, porque estamos condenados a repetir los errores del pasado. Por eso, es un relato de heroísmo, porque los protagonistas luchan contra todo en las peores circunstancias. No es fácil dar ritmo a una historia que viene marcada por una cronología exacta y conocida, pero quitando las obviamente necesarias dramatizaciones que pueda haber es un relato dinámico.

La próxima semana: Daredevil Born Again (1986), de Frank Miller y David Mazzuchelli, quienes narran una dura guerra psicológica entre el villano y el héroe, que resurge envuelto en imaginería religiosa.

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