Liderar también significa saber decir lo que a nadie le gusta oír

Es delicado, no es agradable y posiblemente a casi nadie le gusta decirle a otra persona lo que hace mal, pero es fundamental, sobre todo en el trabajo. La clave está en hacerlo de manera constructiva, evitando herir sensibilidades y fomentando un ambiente de mejora continua. Es una habilidad indispensable en la gestión de personas, y un gran medidor para que quienes lideran demuestren o no su valía.

De hecho, algo que hacen muy bien las empresas y organizaciones que tienen evaluaciones de desempeño como herramienta de gestión de sus recursos humanos, es entrenar a sus responsables de equipo en la habilidad de decir bien lo que nadie quiere oír.

El feedback negativo, cuando se realiza correctamente, es una herramienta poderosa para el crecimiento y el desarrollo. Aquí tienes algunas formas de conseguir darlo sin causar daño.

Formas de dar feedback que hacen crecer

El hiperconocido método sándwich. Es una técnica muy popular que envuelve la crítica entre dos comentarios positivos. Es efectivo para suavizar el impacto y hacer la crítica más aceptable, pero debe ser preparado con sensibilidad o puede provocar el efecto contrario. Un ejemplo: “has hecho un excelente trabajo en la presentación del proyecto. Sin embargo, algunos datos no estaban actualizados, y no dimos buena imagen. Estoy segura de que con tu atención al detalle, podrás corregir esto fácilmente.”

Hablar de conductas y no de la persona. No es fácil, pero es muy útil, retroalimentar a otra persona cuidándose mucho de hablar sólo y exclusivamente de sus conductas, sin juicios o interpretaciones que afecten a la persona. Es importante hablar de forma específica sobre los comportamientos que necesitan mejorar, en lugar de hacer críticas generales que puedan parecer ataques personales. Por ejemplo, en lugar de decir: "qué desorganizado eres" podrías decir “he notado que has entregado tus últimos tres informes con retraso y con pequeños errores. Esto afecta el proceso de toma de decisiones. ¿Necesitas que revisemos juntos el próximo antes de enviarlo?"

Comentar los temas desde el lado positivo. Siempre hay un lado menos oscuro. Si el lenguaje que utilizas sale de ese lado más luminoso de las cosas, puedes conseguir una gran diferencia: no son fracasos, son oportunidades de crecimiento; y no son debilidades, son áreas a mejorar. Otro ejemplo, en lugar de decir "no estás colaborando bien con el equipo," podrías decir: "sería beneficioso para el equipo que participaras más activamente en las reuniones”. Es lo mismo, pero no suena igual.

Dar apoyo y seguridad para recibir confianza. No basta con señalar un problema, es importante ofrecer soluciones y apoyo. Eso deja claro tu compromiso con el crecimiento de la persona a la que le estás pidiendo el cambio. Si además la escuchas activamente, para que se sienta valorada, y proteges su confidencialidad, dándole el feedback en privado y respetando su dignidad, obtendrás algo muy valioso cuando lideras: su confianza.

Empezar empatizando. Es muy poderoso empezar a dar el feedback parándote a entender cómo se siente la persona y expresándoselo, para después describir los puntos de mejora o la solicitud de cambio. Por ejemplo: ‘te entiendo, has tenido una carga de trabajo superior a lo normal, y eso ha afectado a tus entregas, pero necesito que seas capaz de gestionarlo mejor y que pidas ayuda a tiempo’.

Y por último, te regalo un truquillo para acabar esas retroalimentaciones negativa. Cuando no tengas muy claro qué cambio pedir o cómo resolverlo, haz una pregunta: ¿cómo te sientes respecto de lo que te digo? ¿Qué necesitarías para mejorar? ¿Qué puedo hacer yo para apoyarte? ¡Mano de santo!