Voces de Huelva | Entrevista a José Vilaplana, Obispo de Huelva

“Hay que pensar en los jóvenes, no en clave de futuro sino de presente”

  • “Ningún partido puede apropiarse la representación de la Iglesia, todos tienen puntos que chocan con ella“

El obispo cumplirá en diciembre 75 años y estará a disposición de lo que diga el papa Francisco.

El obispo cumplirá en diciembre 75 años y estará a disposición de lo que diga el papa Francisco. / Josué Correa

-Continúan ardiendo las chabolas de los migrantes. ¿Qué solución se debería de dar?

–Es un tema que me preocupa. Pienso que debe ser abordado globalmente por todas las instituciones, porque una institución sola no puede afrontar un tema tan complejo. Se debe comenzar por las cuestiones más urgentes, por ejemplo la del agua. Cáritas está muy empeñada y cuenta con unos estudios muy serios, que pienso tienen que ser atendidos socialmente.

–El 8-M hubo grandes movilizaciones. El papa Francisco ha dicho que el feminismo es un machismo con faldas.

–El tema de la mujer, la mejor manera de afrontarlo es liberarlo de las ideologías, valorar la feminidad, valorar las condiciones de la mujer, reconocerle los derechos que tiene. Pero también reconocer las posibilidades que puede ofrecer que son distintas a las del varón. A mí me parece que la opinión del papa es muy sensata y coincide con la mayoría de las personas. Hay algunas mujeres que dicen yo soy femenina, no soy feminista. Esta expresión me gusta.

–¿En qué ha avanzado la presencia de la mujer en la Iglesia?

–Hay mujeres que ya tienen cargos importantes en la Iglesia y espero que puedan ir adquiriendo otros. Concretamente en nuestra Diócesis, hasta hace muy poco la delegada de Educación ha sido una mujer, la directora de Cáritas es una mujer, la que coordina el tema de la comunicación en el Obispado es una mujer. Están varias mujeres desempeñando cargos importantes con mucha naturalidad. Sobre todo, valoro el papel de la mujer en la transmisión de la fe, para mi es fundamental; la mujer tiene una sensibilidad especial para el anuncio de Jesucristo a los niños. La mayoría de nosotros debemos el arranque de nuestra fe a una madre creyente que realmente nos ha abierto el corazón y los ojos al misterio de Dios de una manera sencilla y entrañable.

–Se ha celebrado un sínodo de los jóvenes, ¿cuál es la preocupación de la Iglesia en este sentido?

–El sínodo ha puesto a los jóvenes en el centro de la reflexión de la Iglesia. A partir del documento final de los obispos y, sobre todo, de la exhortación del Papa Francisco, será prioritario en la pastoral del próximo curso y de los siguientes años. En la Diócesis estamos preparando un campamento de jóvenes para que sean ellos mismos los que nos ayuden en la promoción de la pastoral juvenil. Es muy importante que los jóvenes se impliquen en la misma evangelización de los jóvenes. El papa dice que son el ahora de Dios. No hay que pensar en los jóvenes sólo en clave de futuro sino también de presente.

–Continúan saliendo casos de pederastas que empañan a algunos miembros de la Iglesia.

–Es algo que ha hecho sufrir mucho a la Iglesia. Ha pedido perdón pero también ha hecho que se ponga, diríamos, en una actitud de buscar toda la prevención y poner todos los medios adecuados para que esta lacra quede eliminada y no manche a la Iglesia. Es importante recordar que es un tema social que no afecta solo a la Iglesia. Nos duele de alguna manera que parezca que sea un tema que solo afecta a la Iglesia. Es verdad que un solo caso es horrible que ocurriera en la Iglesia. Hay que buscar la solución de una manera más global. La Iglesia en España está tomándoselo muy en serio, con protocolos que nos van a ayudar muchísimo.

–Lo que no entienden muchas personas son las terapias para homosexuales.

–De terapias, que hablen los médicos. La Iglesia lo que quiere es ofrecer a las personas que libremente se acerquen a ella orientación, propia de una antropología y una moral cristiana. La nota final de los obispos en la Conferencia Episcopal reclama a la Iglesia el derecho de poder ofrecer respuestas a las personas que libremente se lo pidan, desde la antropología y la moral cristiana. En esto no debe haber tampoco un pensamiento único.

–El papa ha hecho un viaje a Marruecos que mantuvo fija la mirada de todos.

–Los gestos que el papa ha tenido con el mundo musulmán, el de Marruecos y otros anteriores, quieren reproducir en nuestra época aquel de San Francisco de Asís, que se atrevió a hablar con el sultán. El papa quiere subrayar que la religión nunca debe ser utilizada para la violencia y la confrontación.

–Se unió usted a la manifestación por las infraestructuras en la provincia de Huelva.

–Me pareció que tenía que unir mi voz a esta demanda de mejora de las infraestructuras. El hecho de que seamos una provincia que está en una esquina de la península, no debe dar motivo alguno para ser una provincia olvidada. Huelva tiene muchas posibilidades y lo importante es que podamos desarrollarlas para el bien común.

–¿Cómo ha vivido usted la muerte violenta de Laura Luelmo?

–Intentamos estar muy cerca de la familia, que nos pidió una celebración de la eucaristía en la más estricta intimidad. Estuvimos muy atentos a ellos, sin entrar en todo el movimiento mediático que les resultaba muy molesto.

-¿Qué se puede hacer ante esta ola de atentar contra la mujer?

–Cualquier tipo de violencia tiene que afrontarse desde la educación del corazón y la sensibilidad. El origen de todo parte del corazón y de la mirada que tenemos de otra persona. La educación de las actitudes más profundas de respeto y de valoración del otro, especialmente de la mujer, será lo que a la larga podrá dar solución a esta situación dolorosíma que vivimos cada vez que hay una mujer agredida o muerta.

–Con la llegada de nuevas formaciones políticas, ¿cree que nuestra democracia o nuestra autonomía corren peligro?

–Siempre que sepamos respetar las reglas de juego que ofrece básicamente nuestra constitución no estará en peligro, lo malo es que pueda haber alguna formación que prescinda de la reglas que nos hemos dado todos los españoles.

–¿Hay algún partido al que un buen cristiano no debe votar?

–La Iglesia nunca se plantea el tema con respecto a algún partido que pueda representarla o que sea rechazable. La Iglesia lo que confronta su mensaje con los programas de los distintos partidos. Efectivamente se puede comprobar que ningún partido puede apropiarse la representación de la Iglesia y que todos los partidos tienen puntos que chocan con la doctrina de la Iglesia. El votante católico tiene que formarse su propia conciencia para pensar qué es lo mejor para la sociedad.

–¿Cómo ve que en Huelva hayan fallecido 897 personas esperando la ayuda a la dependencia?

–Es un problema grave el de las personas dependientes. La sociedad tiene que poner de relieve que los más vulnerables deben ser los primeros atendidos. Este criterio es muy importante que los asumamos todos. Los más vulnerables, los más débiles, son los más necesitados de atención y, por tanto, tenemos que hacer una revisión de nuestras estructuras y de nuestros servicios para que lleguen realmente a quienes más lo necesitan.

–El gesto solidario llega a su décimo año. ¿Está consolidado?

–Se está consolidando, gracias a Dios. Agradezco mucho a todos los que lo hacen posible, porque es un gesto que además de indicar la unidad de toda la Diócesis a un servicio a personas muy vulnerables, se está consolidando y si continuamos así podemos prestar este servicio por mucho tiempo.

–Tras la marcha de algunos vicarios, no se sustituyeron, ¿eso es porque le llega la edad para dejar su puesto?

–En parte sí. Como voy a cumplir 75 años en diciembre el hecho de que algún vicario marchó pensé que con las personas que venían colaborando conmigo podía seguir adelante con la marcha de la Diócesis sin necesidad de crear un equipo que pudiera durar menos tiempo. Con la colaboración de más sacerdotes estamos llevando adelante el final del proyecto de nuestro plan pastoral, que concluye este año. Acaba el plan pastoral y estoy en el año que cumplo los 75 años, así lo pondré en manos del papa y él decide.

–En estos casos siempre el papa da algún tiempo más.

–Depende de muchas circunstancias. A mí en principio me parece que una vez que se cumplen los años, no es bueno alargar una situación de provisonalidad. El papa nos ha escrito una carta muy sabia que se titula Aprender a despedirse. En ella me inspiro para este momento.

–Ya le están llegando los reconocimientos públicos.

–Estas muestras de afecto las acojo con gratitud, como no puede ser de otra manera. Me siento realmente querido y lo agradezco profundamente. E, igualmente, quiero recordar las palabras del Señor: “Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”. Es importante no convertirse en centro de atención. El obispo, al fin y al cabo, es un servidor. Quien permanece es Jesucristo, Él –como decía san Juan– tiene que crecer y yo tengo que menguar.

–Una de sus preocupaciones es el Seminario, ¿cómo avanza?

–En el conjunto de la situación de los seminarios en España está en un buen momento, aunque para un obispo siempre el deseo es que pueda haber más vocaciones para que no falten sacerdotes a los pueblos. Nuestro seminario está en un momento positivo y a las puertas hay otros jóvenes, con lo cual podemos decir que la esperanza está viva. Otros hermanos sacerdotes tienen los seminarios prácticamente vacíos y gracias a Dios el nuestro cuenta con doce muchachos –considero que es un milagro– más otros dos diáconos que el próximo mes serán ordenados sacerdotes. Doy gracias a Dios por nuestro Seminario.

–¿Qué opinión le merece que haya quien proponga quitar la calle a Manuel Siurot?

–Me parece completamente improcedente, porque vosotros aquí en Huelva sabéis bien lo que hizo Manuel Siurot. Es una figura que me ha fascinado. Un hombre que renuncia a su carrera judicial para ser maestro de niños pobres, que arriesga su patrimonio, compartiendo el proyecto de san Manuel González para promoción de los niños onubenses. No tener en cuenta esto es desconocer a las personas que realmente ayudan a crecer a nuestra sociedad. Valoro a este hombre, y sería verdaderamente inapropiado.

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