El año2016 parece estar viviendo un repunte en el triste fenómeno de las agresiones al personal que realiza su actividad en los centros sanitarios. A los que en los meses anteriores afectaron a Lepe, Cartaya y Ayamonte hay que sumar el registrado en el centro de salud de Adoratrices, donde la semana pasada un médico de familia fue víctima de una agresión verbal de fuerte contenido violento.

Tal y como explicó ayer el propio facultativo, José Carlos Pastoriza, todo surgió a raíz de la exigencia, por parte de una paciente, de que se le hiciera entrega de los resultados de una analítica pedida por un especialista. Ante la imposibilidad de poder satisfacer sus requerimientos, la paciente comenzó a elevar el tono de la voz profiriendo insultos y dando golpes al mobiliario. Ello hizo que el médico tuviera que activar el botón de pánico, con el que están dotadas casi todas las consultas, para dar constancia de la situación que se estaba viviendo.

Pastoriza lamentó el suceso, si bien mostró, al mismo tiempo, su extrañeza por el hecho ya que "este es un centro de salud tranquilo en el que no suele darse este tipo de incidentes". En su carrera profesional, de unos 30 años, "esta es la segunda ocasión que me he tenido que enfrentar a una situación así".

Para dar respuesta y mostrar repulsa ante este acto de violencia, la junta de personal de Atención Primaria y el Distrito Sanitario Huelva-Costa convocaron a los profesionales de Adoratrices a una concentración a las puertas de este centro de salud, que tuvo lugar ayer al mediodía.

El presidente de la Junta de Personal, Ramón Castro, lamentó que este año se esté registrando este incremento de casos violentos que él vinculó con "los efectos de la crisis económica", lo que hace que "la gente se encuentre más alterada". Castro recordó que "las agresiones no solucionan nada" y resaltó el compromiso de la Administración sanitaria para que este tipo de actos sean lo más esporádico posible.

El presidente de la Junta de Personal indicó que no llega ni al 30% los casos de agresiones, especialmente verbales, que se quedan sin su correspondiente denuncia.

En un año especialmente aciago, la peor parte se le ha llevado el centro de salud de Lepe que ha sufrido cinco agresiones en tan solo un mes, lo que obligó a reforzar la seguridad.