Soy de Huelva y me ha tocado el Gordo, ¿ahora dónde me compro la casa?
Con 320.000 euros netos tras el premio del Gordo, el mercado inmobiliario de Huelva obliga a elegir entre metros, ubicación y paciencia
San Antonio, El Molino y Matadero marcan el nuevo poder adquisitivo de Huelva
El Gordo de la Lotería de Navidad ya no garantiza poder comprar cualquier vivienda en Huelva. Una vez descontados los impuestos, el premio permite acceder a pisos concretos y a chalets muy contados, casi siempre lejos del centro o ligados a obra nueva, en un mercado donde el precio del metro cuadrado estrecha cada vez más el margen de elección.
Imagine por un momento que el próximo lunes, 22 de diciembre, el Gordo de la Lotería de Navidad coincide con el décimo que usted ha comprado. Tras descorchar el champán, celebrarlo con la familia y procurar no levantar demasiadas sospechas entre los vecinos, llega el momento de pensar con calma qué hacer con el premio. Y, casi siempre, la primera idea es la misma: comprarse una nueva casa.
Una vez cobrado el décimo y descontada la parte correspondiente a Hacienda —80.000 euros, el 20% del premio—, el margen real para invertir en vivienda se queda en 320.000 euros. Una cifra que, antaño, era suficiente incluso para unirle un coche nuevo. Ahora, la realidad del mercado inmobiliario en Huelva introduce algunos matices.
Según el portal Idealista, actualmente hay a la venta en la capital onubense 420 casas y pisos. De ese total, un 12% ya supera el importe del premio del Gordo, lo que deja fuera del radar a una parte nada desdeñable de la oferta.
Si la idea es vivir en pleno centro, conviene cambiar de expectativa. En la calle Concepción no hay ninguna vivienda disponible por ese precio, y del chalet en el Conquero es mejor olvidarse. Lo más cercano a la zona más transitada de Huelva es una vivienda en la Plaza Niña, con 117 metros cuadrados por 320.000 euros, justo en el límite del presupuesto. Y lo que más se parece al Conquero es la calle San Sebastián, donde se oferta un piso de 108 metros útiles a 210.000 euros.
Para quienes prefieren el ambiente de barrio, el Molino de la Vega sigue ganando protagonismo. Allí se vende un piso de 120 metros cuadrados por 317.000 euros, aunque se trata de obra nueva, un detalle que explica en parte el precio. Y si lo que apetece es un chalet, lejos del ruido y del tráfico, en Marismas del Polvorín hay uno de nueva construcción por 314.200 euros. O sea, que la mudanza tendría que esperar.
También existe la posibilidad de reservar parte del premio para otros gastos. Si el presupuesto para la vivienda se reduce a unos 275.000 euros, las renuncias son claras: menos luz, menos espacio o ambas cosas. Es el caso de un piso interior de 102 metros cuadrados en la calle Velarde, lo más cercano al centro.
En cuanto a los chalets, ya se señalaba este verano que el nuevo poder adquisitivo que empieza a asomarse en Huelva se desplaza hacia barrios como el propio Molino de la Vega o el Matadero. En este último, por ejemplo, se vende un pareado de dos habitaciones y 70 metros cuadrados por 270.000 euros, una cifra que refleja bien cómo ha cambiado el mercado en pocos años.
La situación es algo más favorable en otros barrios de la ciudad. En La Hispanidad, el piso más caro alcanza los 285.600 euros por 118 metros cuadrados. En Fuentepiña, hay viviendas de 149 metros por 170.000 euros. En Pescadería, el mirador del Ensanche ofrece pisos por 251.097 euros en la tercera planta y 257.076 euros en la cuarta. Opciones que amplían el abanico y devuelven cierto margen de elección. Y de esperanza.
Huelva aún no maneja los precios de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero la tendencia es clara. Desde la Casa McKay, que sigue anunciándose por 1.850.000 euros, hasta el último piso en venta en la ciudad, el precio medio del metro cuadrado ronda ya los 1.726 euros. Con ese baremo, los 320.000 euros del Gordo permitirían comprar, de media, una vivienda de unos 185 metros cuadrados, aunque ese cálculo no contempla que los pisos estén sin amueblar, en zonas periféricas o con una entrada de luz más que discutible.
El Gordo de Navidad ha pasado de ser la llave que abre la nueva casa, a solo el felpudo que te permite asomarte a la puerta. El margen real de decisión depende, cada vez más, de aceptar qué se está dispuesto a sacrificar: metros, ubicación o tiempo de espera. Porque incluso con un décimo premiado, el mercado inmobiliario también juega su propia lotería.
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