Ciencia

Las huellas de homínidos de Matalascañas son 200.000 años más antiguas de lo que se creía

Uno de los sectores en los que se ha trabajado, con detalle de huellas de cervípedos y hominidos en la parte inferior.

Uno de los sectores en los que se ha trabajado, con detalle de huellas de cervípedos y hominidos en la parte inferior. / Eduardo Mayoral y otros

Matalascañas se ganó un nombre en la paleontología en junio de 2020, cuando se encontraron junto a El Asperillo unas huellas de homínidos con unos 106.000 años de antigüedad. La noticia convulsionó el mundo científico, que lo consideró uno de los más importantes hallazgos de ese año. Pero ahora, una nueva investigación realizada en los últimos meses ha confirmado lo que ya se sospechaba entonces: esas huellas eran mucho más antiguas y tienen 200.000 años más de los que se pensaba. Si antes se hablaba del Pleistoceno Superior, ahora se apunta directamente al Pleistoceno Medio, y a una antigüedad de 295.800 años, lo que las convierte en un registro único en Europa, previo a una glaciación. No hay un yacimiento mejor en todo el mundo que el de Huelva en cuanto a huellas fósiles de homínidos, por extensión, número y antigüedad.

Las conclusiones de ese estudio acaban de ser publicadas en la prestigiosa revista Nature, en un artículo, New dating of the Matalascañas footprints provides new evidence of the Middle Pleistocene (MIS 9-8) hominin paleoecology in southern Europe, que firma un equipo de nueve investigadores dirigido por el catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva, Eduardo Mayoral, al que también acompañan el profesor Antonio Rodríguez Ramírez y el catedrático de Estratigrafía Juan Antonio Morales, todos del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Experimentales, y miembros al mismo tiempo del Centro de Investigación Científico Tecnológico (CCTH) de la Onubense, además de Jérémy Duvau, investigador del Museum National d’Histoire Naturelle (Francia); Ana Santos, de la Universidad de Oviedo; Ricardo Díez-Delgado, de la Estación Biológica de Doñana-CSIC; Jorge Rivera Silva, de la Universidad de Sevilla; Asier Gómez-Olivencia, de la Universidad del País Vasco; e Ignacio Díaz Martínez, de la Universidad de Río Negro (Argentina).

La nueva datación se ha realizado mediante la técnica de luminiscencia estimulada ópticamente en la misma plataforma en la que fueron encontradas las huellas y no en una formación superior, en el sistema dunar, como el que se tomó como referencia en el tras su hallazgo. Entonces se consideró que tenían una edad mínima de 106.000 años y se sospechaba que un estudio más exhaustivo arrojaría una datación más antigua.

El sitio de Matalascañas (área de la Estancia El Pichilín), con la ubicación geográfica y entorno geológico, mapeo de huellas de homínidos y huellas de animales. Vista aérea del vuelo del dron y algunas huellas relevantes del afloramiento. El sitio de Matalascañas (área de la Estancia El Pichilín), con la ubicación geográfica y entorno geológico, mapeo de huellas de homínidos y huellas de animales. Vista aérea del vuelo del dron y algunas huellas relevantes del afloramiento.

El sitio de Matalascañas (área de la Estancia El Pichilín), con la ubicación geográfica y entorno geológico, mapeo de huellas de homínidos y huellas de animales. Vista aérea del vuelo del dron y algunas huellas relevantes del afloramiento. / Eduardo Mayoral y otros

Ahora, tras la recogida de dos tomas en los distintos niveles, y otras dos posteriores para contrastar los primeros resultados, la edad de los restos fósiles ha quedado definida y apunta al Pleistoceno Medio, a un momento crucial entre distintos estadios climáticos, entre una época cálida que fue el MIS 9 (360.000-300.000 años), en transición al MIS 8 (300.000-240.000 años) en la que se produjo una importante glaciación.

La antigüedad, así, se precisa hasta los 295.800 años, con un margen de error de 17.800 años, según los datos recabados de las cuatro muestras de niveles sedimentarios en los acantilados de El Asperillo donde fue encontrado el conjunto, inicialmente de 87 huellas, que ahora cuenta con un registro de al menos 300 pisadas, de las que se consideran bien conservadas un 10%. A excepción de las de Matalascañas, se apunta que no se conocen otras huellas de homínidos entre los estadios climáticos MIS 9-MIS 8 del Pleistoceno Medio. Y por ello se cuestiona que correspondan a neandertales.

"Este yacimiento de Matalascañas es importantísimo ahora para esclarecer el modelo evolutivo de los homínidos en el Pleistoceno Medio", cuenta a Huelva Información el director de la investigación, el catedrático Eduardo Mayoral. 

¿Son neandertales?

La principal hipótesis que maneja el equipo de investigación, en este sentido, es que se trate de individuos de linaje neandertal, entre los que se han asociado el Homo neanderthalensis y el Homo heidelbergensis, a falta de huellas mejor conservadas en las que se aprecien rasgos definitorios, como pies relativamente anchos asociados a los neandertales. La falta de huesos de pie de esta época dificulta también la comparativa y deja abierta la opción a que se trate de homínidos preneandertales. 

Precisamente por ello, las huellas de Matalascañas cobran ahora un valor mayor por su aportación a los registros fósiles de homínidos en el Pleistoceno Medio, muy pobre en Europa por la escasez de yacimientos con pisadas. Hasta ahora, según se recoge en el artículo de Nature, sólo se han encontrado huellas de este periodo en Terra Amata y Roccamonfina (Italia), fechado entre 380.000 y 345.000 años atrás, con registros de Homo heidelbergensis. Son los únicos más antiguos que el de Huelva en esta era. Tras estos, los yacimientos de Biache-Vaast (Francia) y Theopetra (Grecia), de hace 236.000 a 130.000 años, atribuidas a Homo neanderthalensis.

En medio, por tanto, las huellas de la playa onubense, que no pueden atribuirse ya, como hace un año, al Homo neanderthalensis y seguramente corresponderá a un escalón evolutivo previo, englobado en principio en el linaje neandertal. "Ahora se abre el abanico y será necesario seguir investigando para descubrir quienes estaban detrás de esas pisadas", apunta Mayoral.

En este contexto, el rango de longitud de todas las huellas encontradas en Matalascañas, de entre 14 y 29 centímetros) encuentra similitudes en otros puntos europeos, como en Theopetra (14-15 centímetros), Roccamonfina (24-27 cm) y Terra Amata (24 cm).  

Zona intermareal actual en el entorno de El Pichilín, en playa Castilla, Matalascañas, donde se encontraron las huellas. Zona intermareal actual en el entorno de El Pichilín, en playa Castilla, Matalascañas, donde se encontraron las huellas.

Zona intermareal actual en el entorno de El Pichilín, en playa Castilla, Matalascañas, donde se encontraron las huellas. / Eduardo Mayoral y otros

En cualquier caso, Eduardo Mayoral insiste en la singularidad del descubrimiento de Matalascañas, cuya nueva datación ha cuestionado los paradigmas existentes y ha requerido de un profundo análisis antes de aceptar sus conclusiones. 

La nueva cronología fija ahora un cambio en el escenario existente entonces en el litoral del Golfo de Cádiz, con asentamientos humanos en un clima más templado y húmedo que en el resto de Europa, con altos niveles freáticos y abundante vegetación.

Cambio del nivel del mar

En ese mismo periodo, el nivel del mar en la zona estaría unos 60 metros por debajo del actual, y la línea de costa quedaría a más de 20 kilómetros de la posición existente ahora. Y así es como habría una gran planicie costera, con grandes áreas inundables, en la que se habrían impreso las huellas descubiertas a mediados de 2020.

¿Se podrían encontrar restos óseos de homínidos en la zona? El profesor de la Universidad de Huelva lo ve complicado pero no descarta nada. "Nosotros fuimos los primeros sorprendidos con nuestro descubrimiento. Creemos que hay más huellas también en el interior. Habrá que seguir investigando, y entonces todo puede pasar, quizá en depósitos de turba. No me extrañaría nada".

La nueva datación del yacimiento afecta también a los animales vertebrados detectados, ya que entre el rastro de los homínidos había también huellas de grandes mamíferos como elefantes de colmillos rectos, gigantescos toros (uros) y jabalíes. Era la fauna que ya habitaba Doñana hace 300.000 años y no 100.000 años, que apuntaban otras investigaciones.

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