Elecciones Generales 10-N

La gran deuda con Huelva

  • Nuevas elecciones al Congreso y mismo punto de partida sin infraestructuras

  • El AVE no se ve llegar, el tren de Zafra se aleja y la N-435 se quedó en otro siglo

  • Los votantes onubenses desconfían de las promesas sobre su eterna demanda

Vías vacías en uno de los cuatro andenes de la estación de trenes de Huelva, inaugurada en abril de 2018 por todo lo alto, sin que aún se vea acercarse el AVE en el horizonte.

Vías vacías en uno de los cuatro andenes de la estación de trenes de Huelva, inaugurada en abril de 2018 por todo lo alto, sin que aún se vea acercarse el AVE en el horizonte. / Alberto Domínguez

Es la eterna promesa, el gran regalo en los recurrentes cantos de sirena que en periodo electoral se escuchan en esta provincia. Seguro, también en este 10-N a la vuelta de la esquina. Y es la gran deuda que mantiene hace décadas el Gobierno de España con Huelva. Arrinconada en el extremo suroeste, el aislamiento que sufre es cada vez mayor, sin medios de transporte que la conecten dignamente con el resto del país. Tampoco con el resto de Andalucía.

Hace años que los onubenses piden a gritos que se invierta en su tierra como en el resto del territorio nacional. Que se invierta en infraestructuras, sobre todo. El AVE es caro, “muy caro”, reconocen aquí; pero es caro para todos. Más, mucho más, para quienes pagan los de otros sin perspectivas de llegar a disfrutarlo en casa propia.

Igual pasa con el aeropuerto, considerado inversión de lujo sin sostén económico, otro símbolo más del despilfarro público, a pesar de que el proyecto para Huelva es privado, sin repercusión en las arcas de la Administración y con informes de todo tipo que avalan la viabilidad necesaria para que sea un motor de desarrollo.

Hasta el viaje en coche a Extremadura es más ventajoso vía Sevilla. Se reducen los tiempos y mejora la seguridad con la Autovía de la Ruta de la Plata, mientras a diario miles de vehículos circulan por la N-435 que vertebra la provincia, conexión imprescindible para una gran parte de la población onubense y para mover mercancías que hagan de Huelva un punto de interés comercial nacional.

Es lo que ocurre con la otra línea de tren que conserva la provincia, la conexión con Zafra, que lo es también con tres comarcas y con unas provincias extremeñas que quieren mirar al Puerto de Huelva como puerta de doble dirección para sus productos. Otra oportunidad más de desarrollo que se puede escapar por unas infraestructuras obsoletas.

Pero el AVE es la bandera. Y su retraso es la mayor causa de indignación. Porque la línea de alta velocidad se quedó hace 27 años a menos de 100 kilómetros y no ha avanzado ni un metro en todo ese tiempo. Y porque para cubrir en tren esa distancia hasta Sevilla se tarda hora y media; como si el viaje fuera en diligencia. O como si para cada trayecto hubiera que hacer trasbordo en autobús en algún pueblo, igual que ocurre siempre que hay averías.

Más que proyectos han sido promesas lo que ha habido durante años. Muchas de ellas, acompañadas de maquetas, números más ficticios que reales y autodeclaradas buenas intenciones que reclamaban el aplauso de la plebe. Las vías nunca se tendieron. Ni tan siquiera a partir de la nueva estación en la capital onubense, inaugurada en abril del año pasado, más apeadero que la enseña arquitectónica de Rafael de La-Hoz que llegó a ganar un concurso de licitación en 2011 a los destacados estudios internacionales de Jean Nouvel, Rogers Stirk Harbour, y Cruz y Ortiz. También aquí resultaba “cara” su construcción; parece que en Huelva más que en otras ciudades. Esas mismas en las que han contribuido los onubenses, recuerdan de nuevo por aquí.

El Estudio Informativo del AVE fue publicado en julio de 2018; nada más se ha sabido de él

Aquel acto de abril de 2018, al que sólo faltó Mr. Marshall llegado en el tren, trajo con el ministro de Fomento de turno la presentación de un Estudio Informativo que se perdió después en la noche de los tiempos. Fue publicado en el BOE en julio, tres meses más tarde, y hasta hubo quienes presentaron alegaciones, como algún ayuntamiento afectado por la línea. Pero nada más se supo luego. Hace un año ya y nadie sabe dónde se guardó. Ni aunque se insista en que es sólo cuestión de un puñado de kilómetros; los que separan dos capitales vecinas, más cercanas en una dirección, más lejanas en otra.

Los empresarios dieron el primer paso. Ya unos meses antes se unieron a los sindicatos para hacer un frente común social en demanda de las infraestructuras. En diciembre pasado dieron un golpe encima de la mesa y consiguieron que se sumaran el Ayuntamiento de la capital y la Diputación como emblemas públicos para liderar.

El trabajo conjunto desembocó en una movilización masiva el 15 de marzo. Quizá no tan masiva como se esperaba; sí lo suficiente para tener claro que ese movimiento no debía quedar ahí.

Tanto el alcalde como el presidente de la Diputación tomaron el testigo entonces y expresaron su compromiso de no dejar de tratar la demanda en Madrid. Y 2019 llegó. Y enseguida nuevas elecciones. Primero las generales, luego las municipales. Y volvieron las promesas de unos y de otros. Y el tren siguió parado. Lejos, muy lejos, fuera del alcance de la vista.

Plataforma ciudadana

Fue este verano, pasadas ya las citas electorales, cuando un grupo de onubenses empezó a organizarse en las redes sociales, foro habitual de indignados por retrasos, averías y condiciones tercermundistas en los trenes de Huelva y en las comunicaciones estancadas en tiempos pretéritos.

El anuncio de su constitución como plataforma no ha tenido consecuencias. Tampoco las primeras firmas recogidas. Ni el primer acto que llevó el 14 de octubre a cientos de personas a la Plaza de las Monjas. Hubo allí representantes políticos que incluso firmaron por una reclamación que su partido pudo atender durante muchos años y no hizo. Y hubo otros que ni aparecieron pese a abanderar a veces la causa.

El nuevo colectivo ciudadano anuncia que esto es sólo el principio. Habrá más movilizaciones y mayores. Como ocurrió en 1988 antes de aquel histórico 3 de marzo universitario, nunca igualado en una Huelva pasiva siempre ante su futuro. Han pasado más de seis meses de ese 15 de marzo que prometía un cambio. Cinco meses de las otras elecciones. El 10-N está ahí ya. Y todo sigue igual.

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