Energía

Un grupo de ingenieros de Huelva revoluciona el transporte con el primer diésel 100% limpio de España

El equipo de ingenieros que ha logrado el primer diésel 100% limpio de España.

El equipo de ingenieros que ha logrado el primer diésel 100% limpio de España. / Alberto Domínguez (Huelva)

En la ciencia y la ingeniería no existen manzanas mágicas. Más allá de la leyenda que ubica en la caída de un fruto el origen de las teorías de Newton plasmadas en su Principia Mathematica, la realidad es que detrás de cada descubrimiento suelen darse unos ingredientes coincidentes: talento, tiempo, esfuerzo y trabajo. Son los pilares básicos de cualquier avance. Por mucha mística que lo acompañe, 20 años tardó el genio inglés en traducir la caída de la manzana de su jardín en su revolucionario legado.

La humanidad se encuentra inmersa en una profunda transformación energética. El futuro debe ser verde o no será. Los síntomas del planeta son claros porque el agotamiento no admite más espera. O los modelos de producción cambian, la descarbonización se acelera y la sociedad logra que su crecimiento sea neutro en emisiones o el futuro de será cada vez más oscuro.

Uno de los grandes retos a los que se enfrenta la ciencia en estos momentos es abandonar los combustibles fósiles mayoritarios desde la revolución industrial del XIX por otros sin impacto de CO2. Es la llamada descarbonización. Y en Huelva han dado con la respuesta. Un equipo de cinco ingenieros, cuatro de ellos de la provincia, unidos en un grupo de trabajo de una quincena de personas ha sido capaz de desarrollar el primer biocombustible 100% sostenible de España (HVO). Es un hito para la industria española surgido del talento del Parque Energético de La Rábida en Palos de la Frontera.

Al frente de todo ello se encuentra Alberto Monje (40), natural de Encinasola. Lo acompañan Jesús Martín (39), de Bonares, Carmen García (25), de la capital, Carmen Leira (32), de Madrid, y José Carlos Magro (36), de San Silvestre. Tienen en común juventud y DNI. Es puro talento onubense porque incluso la madrileña Carmen Leira ha realizado toda su carrera profesional en las instalaciones de Cepsa en Palos. Todos ellos se pusieron manos a la obra hace apenas 18 meses. La suya fue una tarea artesanal de ingenio porque debían dar respuesta a una necesidad nueva, adaptar una planta en desuso con varias décadas de vida y en el proceso encontrar las soluciones a los problemas que fueron surgiendo. La necesidad del giro verde impuesta en Europa obliga a las compañías energéticas a aportar un porcentaje de combustible sostenible a los fósiles tradicionales. Hoy ese aporte ronda ya el 11% en los productos de Cepsa.

Un horizonte no muy lejano fija la necesidad de contar con un combustibles 100% verde de uso común. Con ese reto se pusieron manos a la obra en La Rábida en abril de 2021, si bien la idea conceptual es anterior. En total entre 18 y 24 meses de trabajo. El plazo es “la velocidad de la luz” en cualquier investigación.

“Sabíamos que en algún momento sería obligatoria que los combustibles fuesen totalmente limpios así que decidimos adelantarnos e investigar para dar respuesta al futuro que viene”, sostiene Alberto Monje. El resultado es un diésel verde que “se puede usar sin ningún tipo de problemas en cualquier vehículo diésel actual”. Para ello adaptaron una unidad antigua del parque energético preparada para hidrogenar productos pesados que se encontraba en desuso. Se creó “un equipo multidisciplinar de trabajo” de 15 personas de forma directa y casi un centenar durante todo el proceso para conseguirlo. Tras probar la seguridad del proyecto comenzaron los trabajos. La primera prueba industrial artesanal dio resultados positivos. Demostró que existía potencial para producir un diésel 100% verde a partir de aceite vegetal. Marcó el camino.

Los primeros ensayos se encontraron con algunos escollos. En el despacho de Alberto Monje una botella de cristal con un líquido traslúcido es el recuerdo. Se trata del primer HVO producido por estos medios. Los ingenieros descubrieron que por debajo de 20 grados de temperatura ambiente se congelaba, lo que lo hacía inviable para el uso. Fue el punto de partida. Resolver las deficiencias detectadas sirvió como itinerario para el saldo final.

Jesús Martín compara el trabajo con “una pizarra en blanco donde teníamos el punto de partida y sabíamos a donde queríamos llegar”. En ese tiempo se encontraron con situaciones curiosas como la falta de piezas en el mercado para atender las necesidades ya que todo era nuevo. Cada problema requería una solución a la que nadie había dado respuesta antes. De hecho, la planta utilizada pasaba “medio año parada” ya que era una unidad prácticamente desfasada original de la construcción de la refinería a cargo de Rio-Gulf a mediados de los 60. Lleva incluso el nombre de los primeros accionistas de la planta Gulf Finishing 50 años después de su construcción.

El resultado definitivo es tan efectivo que los técnicos del Parque Energético de La Rábida necesitaron de un equipo de medición de carbono 14 para distinguir las moléculas del diésel fósil del biocombustible. El carbono del hidrocarburo tradicional es más antiguo, por lo que la antigüedad ayuda a identificarlo. Es una forma de justificar “toda la certificación 100% renovable de estos productos tan novedosos”. El producto aporta además un rendimiento superior al fósil en motor.

Los conductores que reposten a diario en las estaciones de servicio de Cepsa ya llevan un 4% de este nuevo diésel en cada litro, un 7,5% adicional de otro tipo de biocombustible también de origen vegetal y la proyección es que según se incremente la producción vaya el porcentaje aumente. De hecho, cualquier motor diésel del mercado “podría funcionar con normalidad” solo con el novedoso producto de La Rábida.

La compañía tiene en marcha un plan estratégico denominado Positive Emotion enfocado a la descarbonización y la revolución energética. Tiene previsto desarrollar proyectos con inversiones totales superiores en Andalucía a 5.000 millones de euros en los próximos años, de los cuales más del 50% se dedicarán a negocios sostenibles. Esto equivale a un aumento del 93% en la inversión en comparación con los últimos tres años. Esta innovación doméstica certifica lo que en Cepsa ya tenían claro, sus técnicos y operadores están preparados para afrontar la transición energética.

Las restricciones impuestas por las nuevas regulaciones obligan a las compañías a acelerar. No más allá de 2035 quedará prohibida la venta de los combustibles actuales. Innovaciones como las logradas en Huelva “nos van a permitir estar preparados”. El nuevo producto aporta “además valor añadido al motor en su conservación”. El proceso actual contempla de hidrógeno gris que será sustituido a corto plazo por verde, para adecuar el resultado final a las necesidades de sostenibilidad. “Los criterios medioambientales de esta compañía están muy por encima de los requisitos legales, que no son pocos”, defiende Monje.

Uno de los elementos adicionales que ofrece un combustible de origen vegetal es que elimina la dependencia energética de España. Su materia prima es corriente. Para las primeras pruebas industriales se utilizan “aceite de palma como biocombustible de primera generación”. En una segunda evolución del HVO se trabaja en el uso de “residuos de granjas, aceites grasos que ya no compiten con el mercado alimentario” y en un tercer escalón evolutivo llegarán “los residuos de grasas animales sin uso alternativo”. El proceso aporta no solo una solución a la contaminación del transporte sino que permite dar salida a productos que actualmente no tienen forma de aprovechamiento, lo incide el carácter circular del resultado final.

Y todo ello fruto del talento original de Encinasola, Bonares, San Silvestre o la capital onubense. Ingenieros jóvenes formados en la provincia dispuestos a cambiar el mundo desde Huelva. El mayor patrimonio de esta tierra.

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