El estrés en las vacaciones de verano

Psicología y salud: Todo está en ti

¿Por qué se genera estrés durante las vacaciones? Los psicólogos señalan que, aunque las vacaciones tienen el objetivo de aliviar el estrés, diversos factores pueden contribuir a que la experiencia sea estresante

Psicología y Salud: Sentirse estancado

Una pareja paseando por la playa.
Una pareja paseando por la playa. / H.I.

Las vacaciones de verano son, para muchos, la época más esperada del año: tiempo para descansar, viajar, disfrutar en familia y desconectar de la rutina. Sin embargo, paradójicamente, también pueden convertirse en una fuente de estrés, según expertos en psicología.

¿Por qué se genera estrés durante las vacaciones? Los psicólogos señalan que, aunque estas tienen como objetivo aliviar el estrés, diversos factores pueden contribuir a que la experiencia sea estresante.

Las expectativas altas y el perfeccionismo son uno de ellos: muchas personas llegan a las vacaciones con la idea de que deben ser perfectas, llenas de momentos inolvidables y sin contratiempos. Cuando la realidad no coincide con esas expectativas, puede surgir frustración, ansiedad o decepción. Además, el deseo de que todo salga perfecto genera una presión adicional, tanto sobre uno mismo como sobre los demás.

También influye la organización y la logística, ya que planificar viajes, reservar alojamientos, coordinar transportes, actividades y comidas puede ser agotador. La incertidumbre o los imprevistos, como vuelos retrasados o reservas canceladas, aumentan la tensión. La sensación de que todo debe salir bien en un tiempo limitado puede generar ansiedad. Llevamos todo el año esperando las ansiadas vacaciones y queremos que todo vaya bien después del esfuerzo y sacrificio de tiempo y dinero.

A esto se suma la presión social y familiar: las reuniones familiares, los encuentros con amigos o los viajes en grupo pueden ser fuente de tensión. Las expectativas de agradar a todos, resolver conflictos o adaptarse a diferentes personalidades pueden resultar emocionalmente agotadoras. Además, en algunos casos, las diferencias generacionales o culturales generan malentendidos o discusiones.

Otro factor es el cambio en la rutina del día a día, que puede alterar los horarios de sueño, alimentación y actividades, afectando el equilibrio emocional. La falta de estructura hace que algunas personas se sientan desorientadas o ansiosas, especialmente si tienen dificultades para adaptarse a cambios repentinos o si son muy cuadriculadas y organizadas en sus rutinas.

En el plano económico, el gasto asociado a viajes, alojamiento, comidas y actividades puede generar preocupación, sobre todo si se realiza sin un presupuesto claro. La sensación de gastar más de lo planeado o no poder cubrir ciertos gastos genera ansiedad y estrés financiero, ya que uno planifica gastarse una cantidad de dinero, pero luego ese presupuesto siempre aumenta.

También hay preocupación por la seguridad y la salud: durante las vacaciones, la exposición a nuevos entornos, cambios en la alimentación o actividades físicas distintas puede generar inseguridad o ansiedad ante posibles riesgos. El miedo a no saber dónde acudir si uno se pone enfermo, al no estar en su centro de salud habitual o por estar alojado en una zona aislada, como una casa rural, es habitual.

Otro factor es la falta de tiempo y la presión por aprovechar al máximo. La idea de que las vacaciones deben ser exprimidas al cien por cien genera una sensación de urgencia. La presión por hacer muchas cosas en poco tiempo puede resultar agotadora y contraproducente.

Además, los problemas de comunicación o los malentendidos son frecuentes cuando se viaja en grupo o en familia. Las diferencias en preferencias, expectativas o formas de disfrutar pueden generar tensiones. Todos estos factores, combinados o por separado, pueden hacer que las vacaciones, en lugar de ser un momento de descanso, se conviertan en una fuente de ansiedad. Por eso, la clave está en reconocer estos aspectos y aprender a manejarlos con flexibilidad y autocompasión.

¿Cómo manejar el estrés en verano?

Los expertos recomiendan varias estrategias para disfrutar de unas vacaciones saludables y libres de ansiedad.

Es importante establecer expectativas realistas, aceptar que no todo será perfecto y que lo esencial es disfrutar del presente. También conviene planificar con anticipación, organizar con tiempo y mantener un itinerario flexible para reducir la incertidumbre.

Permítete descansar: no tienes por qué estar activo todo el tiempo, el descanso también forma parte de unas buenas vacaciones. Dedica momentos para relajarte, leer, dormir o simplemente disfrutar del entorno sin culpa.

A la vez, planifica con flexibilidad: crea un itinerario, pero deja espacio para la espontaneidad, ya que muchas veces las mejores experiencias surgen sin planificación estricta. Esto reduce la presión de cumplir con horarios.

Intenta desconectar de las obligaciones: limita el uso del móvil, el correo o las redes sociales relacionadas con el trabajo, para estar más presente y disminuir la ansiedad.

Cuando sientas que la ansiedad aumenta, respira y sé consciente del presente: unos minutos de respiración profunda o simplemente prestar atención al entorno ayudan a calmarse.

Finalmente, acepta que no todo será perfecto: la perfección no existe y son precisamente las pequeñas imperfecciones las que hacen que las experiencias sean auténticas y memorables. Aceptar esto puede aliviar la presión de tener que aprovechar cada minuto.

Disfruta de tus vacaciones. ¡¡Te las mereces!! 🌞

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