Más de doscientos barcos, la gran mayoría de la Carrera de Indias
La Costa de Huelva vuelve a recuperar su protagonismo con estos hallazgos
Tras el Descubrimiento de América, la provincia de Huelva pasa a un segundo plano a beneficio de todo el control que de la Carrera de Indias se hacían en los puertos de Sevilla y Cádiz. Con el paso del tiempo, cinco siglos, después nuestra costa vuelve a recuperar esa importancia perdida en aquella relación comercial de la que quedó al margen. Ahora despierta el interés la documentación de unos doscientos navíos que naufragaron cerca de nuestra costa cuando buscaban entrar en la barra de Sanlúcar de Barrameda con sus bodegas cargadas de oro y plata procedentes de América, o saliendo de esta y rumbo a las Indias.
Navíos que están recogidos su hundimiento en los archivos públicos que hoy existen, lo que ha llevado en muchos casos a poder determinar con los métodos actuales dónde se encuentran.
Hoy el interés es científico y como ocurre con el equipo de Claudio Lozano, arqueólogo subacuático, organizador de jornadas para la Universidad de Huelva hay un compromiso con el patrimonio sumergido de Huelva, su desarrollo y su protección. Hasta el momento sin iniciativas y esfuerzos científicos, avalados con permisos administrativos y entidades investigadoras.
Desde la Consejería de Cultura se ha puesto de relieve el interés por proteger el patrimonio subacuático en todo el litoral andaluz incluido el Guadalquivir, aunque hasta el momento no hay un proyecto de trabajo sistemático en estos puntos que se conocen. Sin embargo la reciente aparición del pecio de Matagrana, de alguna manera ha sensibilizado más el blindaje de las zonas subacuáticas que tengan o puedan esconder restos arqueológicos hundidos, como ocurre con la publicación en el BOJA de la orden que crea las zonas de servidumbre arqueológica. Ambas catalogaciones obligan a que cualquier obra o intervención que se pretenda llevar a cabo en esos enclaves requieran de un informa arqueológico previo de la administración.
Las zonas arqueológicas subacuáticas son aquellas en las que se sabe de la existencia real de restos, las zonas de servidumbre son aquellas en las que fuentes documentales u orales indican que en esas coordenadas se han producido batallas navales o hundimientos de buques en el pasado.
De este modo intervenciones que podrían afectar a fondos subacuáticos protegidos por estas dos figuras, tales como dragados, obras portuarias o construcciones de centrales de ciclo combinado o de parques eólicos marítimos, requieran desde ahora de un estudio arqueológico.
Desde la Fundación Internacional para la Protección y Difusión del Arte se sostiene que en el litoral andaluz, incluyendo la barra del Guadalquivir que llega a Sevilla, hay hundidos buques con cargamentos de oro y plata, proveniente del comercio de Indias, valorados en más de 116.000 millones de euros.
Por su parte Claudio Lozano, en su tesis doctoral ha puesto de relieve la existencia en las costas de Huelva de al menos unos 200 barcos hundidos. La Armada de Diego Flores de Valdéz que salió en 1581 desde Sanlúcar de Barrameda con 23 navíos. A la salida los azotes del temporal les hizo volver a Cádiz, perdiendo cuatro barcos, dos de ellos en aguas onubenses; el San Miguel, una nao de 400 toneles hundida frente a la actual playa de Mazagón y el Jesús María, un galeón de 1.096 toneles hundido en la playa de Doñana. También en esta zona quedaron hundidos o embarrancados los navíos de la batalla de Trafalgar de 1805 Rayo, Monarca y Berwick.
En la playa junto a la Torre del Asperillo se hundieron el San Diego, navío con destino a Cartagena de Indias, en 1752 y Nuestra Señora del Rosario, con el mismo destino y en 1758. En la playa de Mazagón el Espíritu Sancto, nao de 120 toneles, destino Santo Domingo, en 1544. En la barra de Huelva se constata el hundimiento de la cañonera Tigre, en 1805. Mientras que frente a las costas de Ayamonte está la nao La Concepción, hundida en 1595 y San Bruno, en 1758.
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