Huelva

La coronación pontificia de La Cinta

  • Eduardo Martínez Somalo coronó, en nombre y autoridad del sumo pontífice san Juan Pablo II, a la Patrona de Huelva

  • El cardenal, recientemente fallecido, tuvo una hermosa homilía en 1992

Momento de la coronación de la Virgen de la Cinta.

Momento de la coronación de la Virgen de la Cinta. / Maauel Blanco

Cuando se van a cumplir pronto -muy pronto, el año que viene- tres décadas de la coronación canónica de la Virgen de la Cinta, quienes la vivimos más allá de sentirla lejos, continúa latente como algo grandioso a difundir siempre.

Parece que fue ayer pero muchos jóvenes, cinteros, cofrades, que van hacia el camino de la madurez no conocieron aquel acontecimiento que fue verdaderamente trascendente. Para otros este espacio de tiempo es ya casi media vida.

La Virgen Chiquita en su capilla estuvo expuesta hoy con las preseas de su coronación canónica. La Virgen Chiquita en su capilla estuvo expuesta hoy con las preseas de su coronación canónica.

La Virgen Chiquita en su capilla estuvo expuesta hoy con las preseas de su coronación canónica. / Eduardo Sugrañes

La coronación canónica de nuestra Patrona significó un hecho trascendente no solo para la devoción cintera sino para la propia Huelva. Constituye un hecho con muchos significados. Se reconocía, dentro de los Congresos Marianos y Mariológico Internacionales, la devoción de un pueblo, con hitos como la presencia de Cristóbal Colón en nuestra ermita, la invocación a la Virgen de la Cinta en el hecho trascendente del encuentro con un Nuevo Mundo. Tenía lugar en la celebración del 92, cuando Huelva se convierte en Capital Espiritual de tan importante efemérides.

Por ello, es fácil volver siempre a acontecimientos que marcaron no solo la vida cintera sino a nuestra ciudad y provincia. Huelva volvía a resonar en el mundo con fuerza. No dejo de recordar primero a quien supo alentar a todos, al querido y respetado don Juan Mairena Valdayo, que junto a un espléndido equipo de colaboradores, en un tiempo que la Iglesia de Huelva la pastoreaba monseñor Rafael González Moralejo, nos hizo sentir el valor de nuestras propias posibilidades, tanto en el plano religioso como en el civil.

Aquel acontecimiento hizo que Huelva se sintiera protagonista de su propia historia, que la lanzara al mundo y nos sentimos voceros de aquel acontecimiento.

Lo mismo que entonces hoy volvemos a alzar nuestra voz, a dejar escrito en las páginas de Huelva Información lo que fue y lo que todavía significa para este pueblo. Lo hacemos de nuevo en el periódico de Huelva, que fue designado diario oficial de tan grandes acontecimientos de los congresos y la coronación canónica, como entonces continúa siendo testigo del devenir de la ciudad.

Hoy, 26 de septiembre, volvemos al recuerdo, a las fotografías, a la crónica editada, a las páginas de Huelva Información, para rememorar aquel acontecimiento, porque lo importante siempre es bueno refrescarlo para que sirva de acicate a nuevos proyectos como lo fue desde entonces abriendo puertas, a la devoción cintera como a esta ciudad, para sentirse capacitada de ser protagonista de grandes momentos, para proyectarse al futuro.

Nos mueve hoy, en especial, el recuerdo al cardenal Eduardo Martínez Somalo, legado de su santidad Juan Pablo II que en su nombre y autoridad coronó a la Santísima Virgen de la Cinta. Se le recordará hoy en la misa aniversario de la coronación, a las 10:30, en el santuario.

Cardenal Eduardo Martínez Somalo, que coronó a la Virgen de la Cinta en nombre y autoridad de Juan Pablo II. Cardenal Eduardo Martínez Somalo, que coronó a la Virgen de la Cinta en nombre y autoridad de Juan Pablo II.

Cardenal Eduardo Martínez Somalo, que coronó a la Virgen de la Cinta en nombre y autoridad de Juan Pablo II. / Archivo

Una coronación pontificia que llenó de satisfacción a todo el pueblo, pues desde Roma no solo se decretaba la coronación canónica por bula pontificia, sino que fue en nombre y autoridad del mismo papa San Juan Pablo II por la que se coronaba la Virgen de la Cinta. La singular abogada de los marineros, la que es faro y guía desde El Conquero de esta Huelva que se disloca junto a Ella.

Un día de gozo que vivimos entonces los cinteros, alentados por nuestro hermano mayor Julio Buendía González y por el hermano mayor honorario perpetuo Francisco Vázquez Carrasco. Don Francisco significó para todos no solo la sapiencia y el amor a la Virgen, sino cómo hay que entender la vida cintera, que es una trayectoria que va sumando devociones personales hacía Ella, sintiéndonos partícipes de ese legado. En la coronación canónica vivían en nosotros esos otros cinteros, que en el lejano año de 1920 intuyeron y desearon este homenaje a la Virgen de la Cinta y le ofrendaron una corona de oro que tuvo que esperar hasta el año 1992 para ponérsela solemnemente sobre sus sienes y gozarnos de ese acontecimiento único.

La avenida de Andalucía, el centro de la nueva Huelva, la columna vertebral del progreso de esta ciudad, acogía a la Reina del Conquero, la Madre de los onubenses en aquella tarde gloriosa, inquieta y deslumbrante. Recibió igualmente el homenaje renovado de los onubenses y su alcalde, Juan Ceada Infantes, le ofreció la medalla de oro de la ciudad de Huelva que le impuso.

El cardenal Eduardo Martínez Somalo fue quien en nombre y representación de San Juan Pablo II el que le colocara la corona, acompañado del obispo Rafael González Moralejo y en presencia de otro pastor de la diócesis onubense, Ignacio Noguer Carmona.

El gozo de aquella jornada lo ofrecemos hoy en la memoria de Eduardo Martínez Somalo recientemente fallecido, quien en Roma tuviera una importante presencia, siendo el camarlengo de Juan Pablo II. Recordamos su homilía de la misa de Santa María Reina, con sus primeras palabras que fueron muy descriptivas de aquel momento:

Qué escena inolvidable la que estamos viviendo. La Virgen, vuestra Virgen de la Cinta, rodeada de luz, fundiendo luz, y vosotros en una penumbra levantáis los ojos para invocarla como Madre. Qué símbolos para nuestras vidas. Donde hay oscuridad de pensamiento, Ella difunde luz; donde cae la noche, es aurora: donde podemos quedar desorientados, ahí es Estrella que marca nuestro rumbo. Y ésta ha sido la historia de la Virgen para Huelva, porque, durante siglos, el pueblo onubense se ha encomendado a la Santísima Virgen bajo la advocación de María de la Cinta. También durante siglos, los habitantes de Huelva han experimentado la protección de Nuestra Madre, que, desde el Santuario del Conquero, se extiende sobre los hogares de la gran familia que hoy se congrega aquí para honrarla. Ante su venerada imagen se postraron Colón y los marineros onubenses a su regreso de la expedición descubridora del Nuevo Mundo”.

Al final de la misa aniversario se cantó la Salve de los Marineros. Al final de la misa aniversario se cantó la Salve de los Marineros.

Al final de la misa aniversario se cantó la Salve de los Marineros. / Eduardo Sugrañes

Aquel momento fue descrito por el cardenal Eduardo Martínez Somalo como una fiesta, cerrando así su homilía: “En la fiesta de su Coronación, la Virgen de la Cinta nos sigue repitiendo, desde su trono del Cielo y desde su Santuario del Conquero onubense, las mismas palabras que pronunció ante el anuncio del Ángel: “Hágase en mí según tu palabra”.

La coronación canónica no pudo tener mejor colofón que al año siguiente, cuando el 14 de junio de 1993 el papa Juan Pablo II presidiera la solemne eucaristía en Huelva ante la Virgen de la Cinta, la que él mismo había coronado por su enviado Eduardo Martínez Somalo. Se arrodillara ante Ella, agarrado a su paso, rezaba en la misma avenida de Andalucía, para presidir la eucaristía de clausura de los Congresos Mariano Mariológico y de la celebración del quinientos aniversario de la Evangelización de América. Y lo hizo ante la Virgen de la Cinta, nuestra Patrona.

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