Cien años del sueño de la corona de la Virgen de la Cinta
El 22 de agosto de 1920 se bendijeron las preseas que se adquieren por sucripción popular
Un 22 de agosto de hace ahora un siglo se bendijo la corona de oro de la Virgen de la Cinta. El pueblo de Huelva se la regaló entonces pensando en su coronación canónica, lo que no llega a ocurrir hasta 72 años después en la grandiosa coronación pontifica del 26 de septiembre de 1992, con la presencia del legado de Su Santidad San Juan Pablo II, el cardenal Eduardo Martínez Somalo.
Aquel día de la bendición de las coronas era el del traslado al centro de la ciudad para su novena. Hoy, las cosas del destino, esa fecha ha quedado en el santoral está dedicado desde 1954 a Santa María Virgen, Reina; considerada así por ser Ella madre de Rey de reyes, una forma más de exaltarla.
Las coronas para la Virgen de la Cinta y el Niño fueron realizadas por el joyero Rafael González Ripoll de Córdoba en 1920, según los datos documentales que obran en la Hermandad de la Cinta.
En aquella época arranca el deseo de coronar a la Patrona de Huelva, iniciando así la adquisición de valiosa presea de oro, al igual que otras gestiones ante el Arzobispado de Sevilla, que como todos saben tendrá un larguísimo caminar, no exento de devoción y deseos, hasta la celebración de los congresos Mariano y Mariológico Internacionales cuando tendrá lugar.
En la reunión de la junta de gobierno del 27 de agosto de 1918, que preside el hermano mayor Francisco García Morales, se toma el acuerdo de la renovación de las preseas de la Virgen de la Cinta: “El hermano mayor propone se hagan coronas de oro para la Virgen de la Cinta (Chiquita) y para el Niño, sustituir la granada por otra de oro y granates, y que la Cinta que lleva el Niño Jesús en la mano se haga también de oro”.
La idea “es acogida con entusiasmo” por el resto de miembros de la junta de gobierno.
Una iniciativa que se une a otras importantes actuaciones de mejoras en el santuario, tanto en el patio y explanada de la Cruz de los Ángeles, y la restauración del Humilladero; sin olvidar el nuevo paseo que desde el centro de la ciudad acercaría los onubenses la ermita por El Conquero o la iluminación que había puesto Antonio Mora Claros en el Humilladero y en el santuario.
En lo celebrativo la hermandad también está interesada en promocionar los festejos en honor de la Virgen en su santuario y así se acuerda para la llegada del 7 de septiembre contar con la Banda Municipal de Música y fuegos artificiales.
La suscripción
Se piensa desde un primer momento dar un sentido popular a la adquisición de las coronas y la sufraga el pueblo de Huelva, ofreciendo así la posibilidad de que todos los onubenses se sientan partícipes de la iniciativa. Se propone aportaciones desde 0,25 pesetas, y así se acuerda por la junta de gobierno del 27 de agosto de 1918 realizar “una emisión en forma de sellos que cada uno representase el valor de pesetas 0,25 con objeto que todo Huelva tuviese derecho a contribuir a ella, para que resultase popular y nunca pudiese achacarse a obra de ricos; de esta forma resultaría una suscripción popular como queda dicho y anónima”.
Se suma para la consecución de fondos la realización de rifas y participaciones de lotería de Navidad, así como otras en el mes de septiembre de 1920.
La ejecución
El proyecto de las coronas va fraguando en el seno de la junta de gobierno y en la sesión del 18 de agosto de 1919, el hermano mayor Francisco García Morales habla de que es una realidad en marcha y dice: “así como también que la Santísima Virgen de la Cinta y su Hijo estrenen para el próximo año coronas de oro y la Virgen además ráfaga de plata dorada”.
En la sesión del 20 de septiembre de 1919 ya se pone como fecha para contar con las nuevas preseas de la Virgen para el siguiente año de 1920. Se acuerda “hacer una corona, una granada y una cinta de oro para la Virgen pequeñita para que las luzca en la procesión del año próximo así como una ráfaga de plata sobredorada para Nuestra Señora”.
En la junta de gobierno reina un gran “entusiasmo”, como refleja Francisco García Morales, que recibe “un voto de gracias” reconociendo así sus compañeros “los grandes trabajos que en beneficio de la hermandad está llevando a cabo”. El hermano mayor seguirá en este empeño y “no escatimará ningún trabajo en esfuerzo para colocar la Hermandad de Nuestra Señora de la Cinta, Patrona de Huelva, en el lugar que le corresponde”.
La idea de las coronas va hacia adelante y en la sesión de junta de gobierno de 29 de abril de 1920, en la parroquia de San Pedro, se elige el proyecto. “El hermano mayor hizo uso de la palabra diciendo que la junta que iba a celebrarse tenía por objeto el dar a conocer a los señores que la componen las gestiones que él ha hecho con diferentes artistas plateros y joyeros para la adquisición de las coronas para la Virgen y el Niño”.
Francisco García Morales pasó a mostrar los modelos que había recibido de Cristóbal Ortega de Sevilla y del señor Rafael G. Ripoll de Córdoba. Después de estudiado las dos propuestas presentadas se decanta la junta por la de Ripoll: “Se acordó que tanto las coronas de la Virgen como la del Niño y la granada fueran confeccionadas por la Casa Ripoll de Córdoba. También se acordó dejar en suspenso por ahora el comprar ráfaga de plata para la Virgen y el relicario”.
Bendición en 1920.
El proyecto de las preseas de la Virgen de la Cinta es una realidad y así lo avanza en la sesión de 12 de julio de 1920 el hermano mayor, cuando se programan los actos de la próxima festividad. Se acuerda que en el día de la bajada se proceda a la bendición de las coronas que lucirán las imágenes: “Traer la Virgen a Huelva el día 22 de agosto, a las seis de la tarde, así como también el mismo día a las 5 y media bendecir las coronas de oro y colocarlas a la Virgen y al Niño”.
Ese año se prepara un gran programa de actos para celebrar la festividad de la Virgen de la Cinta. La novena comenzaría el 29 de agosto en la parroquia de San Pedro y en ella predicará todos los días su nuevo párroco, Julio Guzmán.
El programa de los actos en la ermita se quiere revestir de un carácter especial en este año en el que se estrenan las coronas.
“Llevar a la Virgen a su santuario el día 7 de setiembre a las 6 y media de la tarde y celebrar aquella noche en el santuario gran velada con iluminación eléctrica, función de fuego artificiales y concierto por la Banda Municipal de Música. El día 8, fiesta de Nuestra Patrona diana a las 5 de la mañana por las calles de Huelva; a las 9 misa de comunión en el santuario en el altar de Guadalupe y a las 10 función solemne a gran orquesta y por la tarde la tradicional y popular procesión de los Marineros, rezo del Santo Rosario y Salve; y concurso de bailes populares, audiciones fonográficas y conciertos por los tamborileros”.
En la cinta de oro que sujeta el Niño aparece repetido el escudo de la hermandad y flor de lis grabados con la siguiente leyenda en el anverso: “Es propiedad de la Hermandad de Nuestra Señora de la Cinta de Huelva. Año de 1920”.
Magnífica acogida
La belleza de las coronas y su buena acogida se pudo comprobar desde el primer momento, de la misma manera que se disfruta de ellas en la actualidad, aunque se le añadiera nuevos elementos.
El primero que deja constancia de la realización de las coronas es Juan Cádiz Salvatierra en Mis memorias.
Ese es el título de la conferencia que imparte el 28 de agosto de 1920, seis días después de la bendición e imposición de las nuevas coronas. Una conferencia que tiene lugar en las Juventudes Artísticas, de la que hay referencia de prensa en La Provincia del 26 y 30 de agosto de 1920. El manuscrito de esa conferencia se encuentra en la actualidad en el Archivo de la Hermandad de la Cinta, donde Juan Cádiz hace un recorrido por la devoción cintera y su hermandad desde finales del siglo XIX hasta aquel año de 1920.
Sus palabras son todos elogios: “La corona de la Virgen, la del Niño Jesús, la granada con su rubíes y la preciosa cinta, con sus escudos y sus esmaltes son obras riquísimas, de labor exquisita y de ejecución esmerada que acredita la Casa Ripoll de Córdoba, que las ha elaborado y el buen gusto de los que se decidieron a adquirir joyas de tanto mérito”.
En 1977 fueron enriquecidas las coronas por el orfebre sevillano Fernando Marmolejo, quien realiza en ese año la ráfaga; en 1979 el mismo artista es el que hace la media luna. Trabajos todos donados igualmente por el pueblo de Huelva.
Un artista joyero, el cordobés Rafael González Ripoll
Rafael González Ripoll (Córdoba, =1860 -1920), Rafael G. Ripoll como nombre de cuño artístico, fue un famoso joyero y platero cordobés. Mantenía su taller en la calle Concepción, 33, 35 y 37. Obtuvo numerosos premios en varias exposiciones, como así lo indica en su tarjeta de visita, en la industrial, Agrícola y Comercial de Córdoba, obteniendo medalla de oro en la exposición regional de 1904.
Además, fue político conservador de finales del siglo XIX y principios del XX, concejal y teniente alcalde de la ciudad de Córdoba en la década de 1890. Así como agente consultar alemán y miembro honorífico de la Sociedad Económica de Amigos del País. Falleció el 29 de diciembre de 1920 en la finca de su propiedad Santa Elisa en la sierra de Córdoba. Se trata de un artesano muy reconocido, así lo recoge en la primera página del Diario de Córdoba del 11 de abril de 1892: “Los talleres del acreditado joyero señor don Rafael González Ripoll, acaban de dar gallarda muestra de la delicadeza y buen gusto que se observan en los trabajos que de él dimanan”. Tras valorar la joya en cuestión decía que “es un trabajo que coloca a la altura que corresponde a aquellos acreditados talleres y a los artistas cordobeses”.
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