endesa | anuncio de cierre de la central cristóbal colón

El ciclo combinado se apaga con más sombras que luces

  • Una década después del convulso alumbramiento de la central que dividió a Huelva, detractores y defensores comparten la incredulidad ante la amenaza de clausura Endesa plantea el cierre ocho años después de abrirla

El caso Endesa vuelve a encenderse y tanto sus acérrimos defensores como enconados detractores están de nuevo que echan humo. No es para menos. La polémica central de ciclo combinado Cristóbal Colón de Huelva se apaga no sólo sin responder a las expectativas que generó en su día contra la voluntad de muchos onubenses sino sembrando un poso de decepción e incredulidad que ha vuelto a reabrir el debate sobre si fue realmente imprescindible y estaba fehacientemente acreditada su ejecución.

Poco más de una década después de que estallase en manos del Ayuntamiento de Huelva, contrario a su construcción por considerarla urbanísticamente ilegal, un proyecto "vital" para el suministro eléctrico en la provincia -tal y como adujo la compañía- tiene visos de quedar en agua de borrajas pese la elevada polémica social que generó.

"Me quedo estupefacto; si tan importante era esa construcción, incluso en contra del Ayuntamiento, ¿cómo es que ahora no hace falta?", se pregunta el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez (PP), paladín de la cruzada anti térmica, como muchos otros ciudadanos remisos que entonces se opusieron generando un cisma en la ciudad y ahora se lamentan por la pretensión de la compañía de cerrar sin más la planta ineludible que sacudió los cimientos choqueros.

Contra todo pronóstico tras la inversión realizada y cuando no han pasado ni 10 años desde su puesta en funcionamiento, Endesa solicitaba recientemente autorización para el cierre de la planta al Ministerio de Industria, ya que la empresa no puede decidir éste de forma unilateral. Un informe del operador del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España, determinará si la clausura es posible sin riesgo para la garantía del suministro, aunque la autorización se ve difícil dado el papel de respaldo al sistema de los ciclos combinados. La empresa lanzaba así un órdago; desde la propia compañía se reconocía que la intención no es clausurar la planta, sino que el objetivo real es que se acelere la aprobación del decreto que regulará la hibernación de las centrales, una parada temporal solicitada por todas las compañías eléctricas del país ante las escasas horas de funcionamiento de los ciclos combinados.

En España hay actualmente 25.353 megavatios de ciclo combinado, de los que el 12% son de Endesa. La producción de las instalaciones de Huelva, con una potencia de 397 megavatios, se ha ido reduciendo en los últimos años al mismo ritmo que lo hacía en el resto de la Península: de 5.851 GWh en 2011 se pasó en 2013 a 1.605 GWh. El crecimiento de las energías renovables e hidroeléctrica, con prioridad en el mercado eléctrico, la competencia con el carbón en la producción térmica y la caída de la demanda explican el declive del ciclo combinado, cuyas centrales están funcionando muy por debajo de su capacidad: en 2013 supusieron sólo el 10% de la generación eléctrica total del país y en 2014 prosigue la caída. Para tratar de frenarla, la reforma eléctrica impulsada por el Ministerio de Industria previó el cese temporal de actividad de las centrales, pero la demora en la aprobación del decreto que la regulará ha inquietado a las compañías.

Los cambios en la planificación energética y la evolución de las renovables, además de la crisis económica, han llevado a un exceso de capacidad de generación dibujando un escenario sombrío, con unos 180 empleos en el aire en Huelva. El contexto actual pone en entredicho los atributos de "prioritaria," con que el jefe de explotación, José Luis Menéndez, bautizó en 2001 la central y "vital", según el director provincial de Endesa, Manuel Valenzuela (2007).

Para comprender la perplejidad con que ha encajado la sociedad onubense el anuncio del cierre y el calado laboral y emocional que partió a la ciudad en dos hay que remontarse a la concepción del proyecto en 2000.

El obligado cumplimiento del Decreto Ley 6/2000 de Medidas de Intensificación de la Competencia, que prohibía la instalación de nueva potencia para fomentar la competitividad, y de la normativa europea que obligaba a la reducción de emisiones contaminantes de las construcciones previas a 1987 empujó a Endesa a suplir su vestusta planta, que databa de los 60, por una nueva central de ciclo combinado, en la que invirtió 218 millones.

La generación de una energía más limpia y el déficit energético que acuciaba a Huelva por el crecimiento de la ciudad y la provincia, sin pasar por alto la planta que Unión Fenosa ya había proyectado en Palos de la Frontera pesaron en la decisión de la empresa que, tras recibir los permisos del Gobierno, incluida la aprobación de la declaración de impacto ambiental, adjudicó a Initec el desarrollo de ingeniería.

El proyecto se encontró, sin embargo, con la oposición del Ayuntamiento, que, con un amplio respaldo social, impidió el inicio de las obras al desestimar la concesión de la licencia de obras por silencio administrativo, tal y como reclamaba Endesa, al considerar que se incumplía el PGOU, que era una planta de nueva construcción y que faltaba documentación del proyecto.

Huelva se polarizó. En un clima de histórica beligerancia industrial, la fractura social entre defensores y detractores se acentuó con numerosas protestas y enfrentamientos al tiempo que Endesa recurría la decisión municipal ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) alegando una mejora tecnológica y ventajas medioambientales y paisajísticas.

El 19 de octubre de 2004, el TSJA concede las medidas cautelares por interés general que permitían construir la central de ciclo combinado, con vía libre después de que el mismo órgano judicial rechazase ya en 2005 los recursos de súplica del Colegio de Arquitectos y del Ayuntamiento. En septiembre de 2007, ya con la planta en funcionamiento desde el año anterior, el TSJA falló a favor de Endesa para la continuidad del proyecto obligando a la concesión de la licencia de obras al Consistorio, cuya última bala se topó en 2008 con la sentencia desfavorable del Tribunal Supremo.

A falta de dirimir las correspondientes indemnizaciones, se cerraba así definitivamente en los tribunales el caso Endesa tras cinco años de litigio pero no una herida que aún supura.

Un culebrón en los tribunales y unos años de larvada tensión que culminan ahora en un inaudito anuncio de cierre de una central que parece que pasará a los anales de la historia con más sombras que luces.

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