Huelva de ayer a hoy

El día del bautizo de Jesús en Tierra Santa

  • Peregrinación onubense a Tierra Santa La Iglesia católica conmemora el domingo tras la Epifanía el bautizo de Jesús en el río Jordán, como allí lo celebraron los peregrinos de la Diócesis de Huelva

José Vilaplana asperjea a los peregrinos en el río Jordán.

José Vilaplana asperjea a los peregrinos en el río Jordán. / Eduardo Sugrañes

Al Jordán hay que ir, no está en el camino de ninguna ruta a cruzar pero sí en la espiritual. El río Jordán es un cauce de vida al que el cristiano acude, es el bautizo que realizaba Juan. Al que introduce al mismo Jesús. En este domingo se recuerda aquel momento, es la Fiesta del Bautismo del Señor.

En esa ruta hacia el Jordán acudieron los peregrinos de la Diócesis de Huelva, en una jornada calurosa del pasado mes de julio. El desierto va marcando cuando se va a la búsqueda del encuentro del agua vivificadora.

Una peregrinación organizada por la Delegación de Peregrinaciones del Obispado onubense.

Veníamos como Jesús desde Galilea al Jordán (Mateo 3,13-17).

Hay marcas de dolor que aún se dejan ver. Casetones abandonados que recuerdan otros momentos de conflictos bélicos contemporáneos. Nos acercamos por Israel; enfrente, Jordania. En ambos lados paz y tranquilidad envuelven a los peregrinos deseosos de encontrar el río salvífico de las escrituras.Espacio de recepción del peregrino, estancias celebrativas abiertas bajo entoldados.

El obispo emérito José Vilaplana procede a la lectura del ritual del bautismo; dejando bien claro que ya estamos bautizados y que lo que hacemos es recordar la fuerza de ese sacramento que imprime carácter.Es una emoción encontrar el río Jordán, el agua está en quietud dejando en su surco un gran cañaveral.Hay personas en la grada descendente en este lado de Israel. En la otra orilla, Jordania. En ambos sus banderas en altos mástiles.

Vemos a otro grupo de peregrinos que al igual que nosotros está bajando desde la iglesia ortodoxa griega de San Juan Bautista en Jordania.

Desde la orilla de Israel se contempla la iglesia de San Juan Bautista en Jordania. Desde la orilla de Israel se contempla la iglesia de San Juan Bautista en Jordania.

Desde la orilla de Israel se contempla la iglesia de San Juan Bautista en Jordania. / Eduardo Sugrañes

Introducimos nuestros pies en el agua; hay un pequeño corralito con flotadores que en ambas orillas marcan hasta dónde se puede introducir el peregrino para evitar problemas de fronteras.

En ese momento hay grupos de muy distintos lugares, africanos, filipinos, americanos… a los que nos unimos los españoles.

Formas distintas para celebrar este encuentro con la fe en el río Jordán. Grupos que se adentran y se sumergen con túnicas blancas. Otros simplemente se echan el agua por sus rostros.

Nuestro grupo se reúne entorno a monseñor José Vilaplana que con un hatillo de hierbas recién cortadas ahí mismo asperjea a todos los peregrinos.

Una familia de cristianos ortodoxos participan del jubilar bautizo de un pequeño, Nathan. Es un momento muy especial para ellos, un ritual muy distinto al que tradicionalmente seguimos en occidente pero igualmente rodeado de alegría que se exterioriza en fiesta, en gritos tradicionales de felicidad cuando el niño es introducido desnudo en las aguas del río Jordán por el celebrante. Una ceremonia que luego continuarán en la zona de celebraciones, donde será vestido con un traje blanco. Grabado en hilo dorado ‘Blessed baptism’ (bendito bautismo).

Traje para el nuevo bautizado. Traje para el nuevo bautizado.

Traje para el nuevo bautizado. / Eduardo Sugrañes

El río Jordán ofrece muchas miradas, muy distintas, pero que convergen en este afluente espiritual.

“Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: ‘Tu eres mi Hijo, el amado: en ti me complazco” (Lucas 3, 21-22).

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