La tele más real: la de los 9 minutos del discurso de Felipe VI
De los 'años de plomo' a un 1991 muy sangriento
A Miguel Polvorinos le tocó vivir los peores año del terrorismo etarra en el País Vasco. Llegó a Bilbao en 1978, tras el fin de la dictadura, cuando los atentados se habían convertido en un suceso casi diario. Los miembros de las fuerzas de seguridad bautizaron aquella época, de finales de los 70 y principios de los 80, como los años de plomo, en los que las balas y bombas eran muchas y mortales.
El peor de todos fue 1980, en el que se registraron 92 asesinatos de ETA, más de un 10% de los cometidos por la banda en toda su historia. De hecho, aún sigue siendo el más sangriento desde 1960. Antes, en 1978 y 1979, se habían cometido 66 y 76 asesinatos más, respectivamente.
Otro año especialmente duro fue 1987, con 52 muertes, entre las que se encuentran las de las bombas de Hipercor, en Barcelona (21), en el mes de junio, y las de la Casa Cuartel de Zaragoza (12), en diciembre.
El quinto año con más asesinatos en la historia de ETA fue precisamente 1991, cuando el onubense Miguel Polvorinos sufrió su atentado en Munguía. La nueva década comenzó con 46 nuevas víctimas, algunas de ellas en atentados aún hoy recordados por su especial impacto social en el país.
De cerca le tocó a Polvorinos el del policía nacional onubense José Manuel Cruz en Baracaldo. Apenas unos días después de su atentado, el 8 de abril, en su convalecencia del hospital de Cruces, pudo oir la explosión que acabó con la vida de Cruz. Poco después, el 29 de mayo, un coche bomba lanzado contra el cuartel de la Guardia Civil en Vic (Barcelona) provocó 10 víctimas, de las que cinco eran niños que jugaban en el patio del recinto.
Un mes más tarde, el 28 de junio, el terrorismo etarra dejó en Andalucía cuatro muertos, con la explosión de una bomba en la cárcel Sevilla I. Y el 17 de octubre, en Madrid, tres atentados con bomba provocaron el estupor de la ciudadanía. Sólo hubo un muerto, el comandante del Ejército de Tierra Francisco Caballar, pero una funcionaria, María Jesús González, y su hija de 12 años, Irene Villa, fueron gravemente heridas. Su imagen representó el horror de aquel año.
No hay comentarios