La Huelva de principios del siglo XX se encontraba muy alejada de la actualidad en la que el crecimiento comenzó a hacerse notable y la ciudad se hizo un hueco en el mapa. Un lugar en expansión que provocó que se realizara una reestructuración urbanística para que la capital creciese hacia Sevilla, teniendo que decir adiós a espacios emblemáticos como el antiguo cementerio de San Sebastián, en el que sus cipreses dieron vida a numerosas imágenes de la Semana Santa. 

Tal y como explica el historiador del arte onubense, Eduardo López, "la ciudad comenzó su periplo como referente cultural con la creación del Museo de Bellas Artes, el Gran Teatro o el nacimiento de grandes intelectuales como Juan Ramón Jiménez". Todo esto se vio acrecentado por el "IV Centenario del Descubrimiento de América, donde acudieron personalidades de todo el mundo". A esto hay que sumarle "el vuelo Plus Ultra, en 1926, el primer vuelo transoceánico entre España y América, que partió de Palos de la Frontera y llegó hasta Buenos Aires", ha destacado. 

En medio de todos estos avances el crecimiento de la ciudad hizo que el antiguo cementerio de San Sebastián, situado en la popularmente conocida como rotonda de Los Bomberos, cesara su actividad para llevar a cabo una reforma urbanística en la que en un futuro se construiría la Avenida Andalucía. Sus característicos cipreses tuvieron un destino muy curioso y que muchos onubenses aún desconocen. Esto árboles, asociados siempre a la imagen funeraria, acabaron después de su tala en las manos del famoso escultor León Ortega. El filólogo hispánico e inglés, natural de Huelva, Rubén Garrido Címbora, ha sabido que "según cuentan las crónicas de la ciudad en torno a 1858 se erige, junto a la Ermita de San Sebastián, el Cementerio Municipal, que acabaría con el sobrenombre del Patrón de nuestra ciudad. Este camposanto estuvo activo hasta 1928 y los abundantes cipreses que contenía tuvieron el siguiente destino según la sesión municipal del día 30 de mayo de 1931: "se acordó autorizar al Sr. alcalde para cortar los cipreses del cementerio y enajenarlos mediante subasta o empujar a las llamas si su valor de tasación no llega a diez mil pesetas…” .

En ese momento el joven escultor, Antonio León Ortega, comenzaba a tallar sus primeras imágenes y aprovechó la oportunidad para hacerse con la buena madera que daban los cipreses del lugar. Según ha contado Garrido Címbora, "de los inertes cipreses que llegaban a su taller, procedentes del cementerio debía surgir la vida; debía darle forma al creador y a su madre. León Ortega tenía, por tanto, que darle vida a lo que ya estaba muerto". 

Son muchas las imágenes de Huelva de este artistas que están realizadas sobre ciprés, claros ejemplos que ha aportado el filólogo son: el Santísimo Cristo del Amor, la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, el Santísimo Cristo de la Victoria, la Virgen de la Paz, Nuestro Padre Jesús de las Penas, Nuestro Padre Jesús del Calvario, el Santísimo Cristo de la Sangre, la Virgen del Valle, Nuestro Padre Jesús de la Humildad, el Santísimo Cristo de la Fe, el cuerpo del Señor Yacente y la Virgen de la Soledad de María. Dentro de la Semana Santa de Huelva, la obra que ha destacado en madera de ciprés es el conjunto escultórico del Descendimiento , que se trata de la obra culmen del escultor. 

El ciprés que guardaba el antiguo cementerio se da la mano una de las tradiciones más antiguas de la ciudad de una forma espectacular, trazando un paralelismo en el que estos árboles ahora dan vida a las imágenes de Semana Santa a las que la mayoría de los onubenses le rinden devoción y que antes se encontraban en la tierra donde nuestros antepasados estaban enterrados. 

¿Por qué están los cipreses en el cementerio?

Este vistoso y frondoso árbol que se encuentra plantado en camposanto es característico de este lugar debido a su longevidad, no necesitan un cuidado especial y tienen la hoja perenne soportando bien los cambios de temperatura. Además, las raíces crecen de manera vertical y recta sin causar daños en las lápidas. 

Un historia conmovedora, que aunque son prácticos y también se encuentran en el cementerio de La Soledad de Huelva, han tenido un bonito fin en el que la madera de esos cipreses siempre estará presente en el corazón de todos los onubenses.