Psicología y salud: El enojo, ¿resolutivo o destructivo?, ¿desde dónde lo manejas?

TODO ESTÁ EN TI

Es una emoción saludable y normal, el problema es cuando se pierde el control de la misma

Psicología y salud: Vivir en el presente

Una persona grita frente a un cojín.
Una persona grita frente a un cojín. / H. I.

Huelva/El enojo es una emoción saludable y normal, el problema es cuando perdemos el control de dicha emoción y ésta se vuelve muy dañina y destructiva, ya que suele traer muchas problemas y separaciones en amigos, parejas, familiares, trabajos, etc. Como cualquier emoción conlleva cambios tanto psicológicos como biológicos. La persona, cuando está enojada, aumenta su presión arterial, la frecuencia cardiaca y sus hormonas también se elevan tanto en adrenalina como en noradrenalina.

Los motivos de por qué nos enojamos suelen ser porque algo nos frustra, ya puede ser por causas diversas como que: haya tráfico a la hora de llegar al trabajo, se queme la comida, tener que esperar a alguien 20 minutos, o porque realmente sintamos una amenaza hacia nosotros. Los niveles del enojo pueden ir desde pequeños hasta de gran intensidad y los motivos suelen ser muchísimos, pero lo que está claro es que detrás de un enojo siempre hay una frustración.

El enojo no tiene que ser siempre por una causa externa también puede ser interna, puedes enojarte con algún compañero de trabajo o puedes enojarte porque has perdido el tren o puede ser porque tú mismo empiezas a recordar cualquier situación que te haya molestado y te empieces a enojar. Repasar alguna conversación en la cual te has sentido ofendido, recordar algún hecho traumático o que te haya generado cualquier discusión son factores internos, pero que no quita que nos genere mucho enojo.

Realmente el enojo tiene su función y puede ser darte más energía o más poder para poder enfrentarte ante el obstáculo que te genera frustración. Lo importante es aprender a canalizar esa fuerza o esa energía, ya que, si esta energía no está bien canalizada, puede suponer muchas guerras en nuestra vida.

Está el enojo en el que se resuelven los problemas, el que nos da la fuerza suficiente para enfrentarnos a eso que nos produce malestar y el enojo destructivo, el que destruye y se carga muchas relaciones personales.

El destructivo es cuando la energía que se utiliza en la fuerza para resolver una frustración, se utiliza para herir castigar y hacer que el otro se sienta mal y la reacción del otro va a ser también con enojo e ira y cada vez irán los dos implicados el tono de voz y los insultos, esto lo que va a hacer es destruir porque detrás de una pelea todos vamos a salir heridos.

En cambio, el enojo que resuelve es esa fuerza, esa energía que se necesita para resolver algo que te está frustrando y que no estás consiguiendo. Y al expresar cómo me estoy sintiendo por esa situación y desahogándome sin enjuiciar al otro, va a dar mucha autoafirmación y fuerza y respeto hacia uno mismo, y hacia los demás, ya que te centras en la situación que te genera malestar para buscar una posible solución.

Lo importante del enojo es como se exprese, la forma en que se transmita, pero normalmente solemos expresar el enojo de una manera muy agresiva. Las personas utilizamos sin querer cociente o inconscientemente diferentes estrategias para manejar el enojo. Las principales reacciones son ante el enojo, expresar, reprimir y calmarse.

Es fundamental expresar cómo nos sentimos con mucha asertividad y firmeza, expresar qué es lo que necesitamos de la situación que nos genera ira y cómo nos sentimos ante esa situación, pero todo esto sin lastimar a los demás, ser asertivo y firme en lo que se hable y seguro de ti mismo, sin faltar al respeto a nadie. Eso no significa que se sea prepotente ni exigente, todo lo contrario es ser una persona que sabe manejar su enojo.

Hay personas que tienen otra reacción que es no expresar, entonces sin querer se reprimen porque es cierto que muchas personas utilizan la distracción para bajar los niveles de enfado, pero puede pasar que no te permitas exteriorizar tu enojo y esto se queda dentro de ti, generando subidas de tensión, malestar y también depresión.

Las personas que se contienen también pueden ser que hagan en el efecto péndulo, pasar la conducta inhibida a una conducta agresiva, con una actitud hostil continuamente hacia los demás, ya que como no han aprendido a manejar su enfado, lo que hacen es que continuamente están enfadados con el mundo con la gente, criticándolos y cuestionándolos.

Pero hay personas que piensan que, si le tienen cariño o quieren a alguien, no se pueden enfadar con ella, que tienen que pasar de todo lo que le hagan, aunque no le guste o como le hablan. Y, todo lo contrario, para que un enojo sea resolutivo y funcione, hay que expresar el enojo con afecto y con amor. Les puede ayudar a recordar el pensar “como le tengo afecto y lo quiero” quiero expresar mi enfado para que así no enturbie nuestras relaciones y no creer que como le quiero no se puede enojar.

Cuando aprendemos a enojarnos de una manera desde el respeto hacia el otro, podemos ver cómo se relaciona la otra persona con el enojo. Ahí podremos distinguir qué parte hay de reparación en ese enojo que tengamos que mejorar o qué parte hay de ataque y juicio por parte de la otra persona, ya sea por su inmadurez o por su ignorancia.

Normalmente la causa del enojo de una manera explosiva suele ser porque la persona ha acumulado mucho y no ha sido capaz de ir expresando lo que le molestaba, por eso es muy importante no dejar pasar cosas que te molesten y expresarlas en el momento, porque así evitamos acumular enfado.

También está la opción del enojo con uno mismo cuando alguien ha hecho algo mal y empieza a castigarse. Eso sería un enojo destructivo, ya que lo que hace es machacarse, machacarse y juzgarse, en cambio, el enojo resolutivo lo que va a hacer es que se aprenda y sea una manera de comportarse más habilidosa ante lo que haya sentido que haya podido hacer mal, un aprendizaje.

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