Los primeros cien años del Museo de Bellas Artes de Huelva
Huelva de ayer a hoy
Siempre esperó que se aumentaran sus fondos, tanto de otras instituciones como de la obra de artistas locales que fueron realizando donaciones

Cada vez hay más instituciones que se consolidan como realidades en nuestra ciudad. El cumplir sus primeros cien años de vida no deja de ser un acontecimiento que es lo que le ocurre al Museo de Bellas Artes de Huelva, aunque por el camino a veces se van dejando ilusiones que es necesario reflotar y esta del centenario no se debe dejar escapar.
Las inquietudes artísticas por las Bellas Artes se deja notar desde principios del siglo XX, con Antonio de la Torre y López, y Eugenio Hermoso. Aquí estaba todo por hacer cuando llega José Fernández Alvarado, es lo que ha ocurrido en muchos otros campos en Huelva, lo que deja abierta la posibilidad de hacer cosas. Había llegado a Huelva como profesor de dibujo del Instituto Rábida y de la Escuela Normal. Es quien propone al Ayuntamiento que junto a las clases de pintura se subvencione un Museo de Bellas Artes y la Academia en sí.

Será necesaria la aportación de Eduardo Díaz y Franco de Llanos, que se destacaba en la ciudad por sus mecenazgos y en este proyecto será clave al ceder un solar de su propiedad en la calle Castelar, 44, -la denomina siempre de Ricos- así como levantar a sus expensas el edificio.
El Museo de Bellas Artes de Huelva se creó el 7 de julio de 1920 y e el 25 de mayo de 1921 es cuando queda inaugurado. Se trataba de un edificio aunque modesto de 247 metros cuadrados, tenía su atractivo de fachada neoclásica que en la calle se hacía notar y llevar la mirada hacia este centro de cultura que ahora nacía.

Un Museo con un inicio sencillo, donde se exponían las obras depositadas por particulares y de artistas locales. Se mantenía con las aportaciones del Ayuntamiento y de la Diputación, pasando al año siguiente en 1922 a ser declarado de utilidad pública, incorporado al Estado. Se intentó adquirir aquel edifico inicial pero del mismo fue desahuciado en 1927, pasando a la casa de los Garrocho en la calle La Fuente. Aquí se mantiene hasta que en 1935 fallece su promotor, José Fernández Alvarado. Las obras se dispersan, vuelven a sus propietarios y a salas del Instituto La Rábida.
Una nueva etapa se inicia de la mano del pintor local Pablo Martínez Coto, en 1944. Dos años después se creará el Museo de Arqueología. La nueva sede se inaugura en 1973, durante este tiempo el Museo había pasado provisionalmente por diversas sedes de la mano de personas interesadas en que este proyecto no decayera. Ahora la institución cumple cien años. ¡Felicidades!
Un comienzo apasionante
El proyecto de José Fernández Alvarado consiguió dar forma al primer Museo de Huelva dedicado a las Bellas Artes, lo que sin duda también sería de gran interés junto a su academia para dar espacio a esa necesidad cultural. Diseñado por Moisés Serrano, en cuyo frontispicio se podía leer: Museo y Academia Provincial de Pintura’ Con el tiempo nuestra provincia se destacó por grandes genios para la pintura nacional.
Unido al de Arqueología
El edificio de la alameda Sundheim será todo un hito para la Cultura de la provincia de Huelva. Por fin en 1963 se dota de una gran infraestructura para dar cabida tanto al Museo de Bellas Artes como al de Arqueología. Siempre se pensó que hubiese sido mejor dos grandes museos, pero como siempre ocurre por abaratar costos quedan unidos. Ahora el proyecto es que aquí se quede el de Bellas Artes y el de Arqueología en las Monjas.
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