Imágenes playeras del fotógrafo minutero
Huelva de ayer a hoy
Un tesoro del verano. No se prodigaban entonces las fotografías como ahora que se hacen cientos con el móvil, así que se guardaban como un recuerdo entrañable de días inolvidables
En el álbum de nuestros recuerdos siempre hay una fotografía de la playa.
Es el momento ideal, la alegría de una mañana de familia y amigos, de sonrisas en el baño o disfrutando bajo la sombrilla o los más pequeños haciendo castillos de arena. Los adolescentes empezando las miradas comprometedoras que dan los primeros vuelcos al corazón.
Ahora es fácil retener los momentos en la playa, prácticamente todos. Somos incansables, cuando se llega, clavando la sombrilla, metiendo los pies en el agua, cuando crece el agua hasta la barriguilla y das el brinco por lo fría del agua… las cervezas en la sombrilla y esa sandía que invita a un buen mordico.
Sin embargo, no siempre tuvimos tantas posibilidades como ahora para retener momentos únicos.
Las máquinas fotográficas no estaban al alcance de todos. Quizás también daba la posibilidad a vivir más del tiempo de la verdad de las cosas, de la arena, del agua y del chiringuito que no ahora que todo se vive casi de manera virtual al estar siempre mirando por el rabillo de la cámara del teléfono móvil para compartir. ¡Qué agobio!
Esto hacía que aquellas pocas fotografías que se tenían de la playa pues se conservaran con un afecto especial, porque no solo era un momento de la vida de la familia, sino que probablemente podría ser la única foto que se tuviera de la playa.
Cierto que en algo hemos avanzado, hoy están más al alcance de todos, aunque por pesado nos cansen tantas fotografías.
Lo verdad que en nuestras playas era todo un clásico ver a los fotógrafos llamados minuteros, que durante el invierno estaban los domingos en los jardines del Parque del Muelle para trasladarse a la playa.
El caballito de madera también había que refrescarlo con la brisa marinera, más clásicos con alguna sirenita o un gran pez a modo de monstruo marino.
Sin olvidar el clásico barco en la arena donde sentarse toda la familia a modo de una especial singladura marinera de un día de playa que nunca se olvidaría, pues al remojón, la comida en la sombrilla había que añadir un recuerdo permanente de un día sin igual.
Los fotógrafos minuteros llenaron de alegría a muchas familias cuando no disponían de posibilidades para su propias máquinas fotográficas, hasta que se popularizaran las cámaras familiares y el negocio de ellos pasaran a ser recuerdos nostálgico de cuando revisamos la caja de madera con las fotografías de nuestra familia y sus mejores recuerdos, donde estaba, por su puesto, un domingo en la playa.
¡Feliz verano y refrescante chapuzón en el Atlántico!
Fotos muy familiares
Los fotógrafos minuteros llevaban hasta la playa los caballitos de madera para hacer las fotografías a los niños.
Aunque las más clásicas eran con motivos más marineros, así se podían ver algunas barcas en seco o grandes peces, como de leyendas mitológicas, sobre los que se subían los niños bajo la mirada atenta de los padres y madres que también disfrutaban de la sesión fotográfica.
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