Procesión extraordinaria del 75º aniversario

Huelva mima a la Esperanza

  • La Virgen recorrió el centro en un itinerario que aglutinó a muchas personas.

El 4 de octubre de 2014 pasará, sin duda alguna, a los anales de la ya dilatada historia de la Hermandad de San Francisco. Toda Huelva tuvo la ocasión de ser testigo de la procesión extraordinaria que conmemoraba el 75º aniversario de la bendición de los titulares. Fue Esperanza Coronada la encargada de poner el broche de oro a todo el programa de actos que, con tal motivo, se ha extendido durante los meses anteriores.

No es exageración apuntar a la gran expectación que se había suscitado especialmente durante las dos últimas semanas, con motivo del anuncio de esta procesión extraordinaria. Cuando las jornadas se iban aproximando a este 4 de octubre, los onubenses comenzaron a percibir la metamorfosis de la que el centro era objeto.

Guirnaldas, estandartes, altares iban marcando con toda su belleza, el itinerario que iba a recorrer esta Virgen marinera que está marcada en el corazón y fe de muchos choqueros. No es de extrañar que antes de que la Capilla de Nuestra Señora de la Esperanza abriera sus puertas pasadas las 19:00, numeroso público se diera cita en la calle de Esperanza Coronada y en todas sus zonas aledañas. Todos eran conscientes de que iban a presenciar una jornada cofrade única en pleno mes de otoño y efectivamente así fue.

María Santísima de la Esperanza lucía bellísima en su palio situado en el altar de la capilla. La Banda del Cristo de la Expiración fue la encargada de abrir el desfile y, tras ella, salieron a la calle los distintos componentes del protocolo, como el Grupo Joven de la hermandad, alumnos del Colegio María Inmaculada, representaciones de las tres hermandades ahijadas de San Francisco: Sagrada Lanzada, Santa Cruz y Misericordia; Consejo de Hermandades y Cofradías, Real Sociedad Colombina, Recreativo y, finalmente, la presidencia del cortejo, que estaba compuesta por representantes de la Diputación, Ayuntamiento y Comandancia de Marina. Delante del paso de palio se situaron el hermano mayor de la Esperanza, el alcalde de la capital, el subdelegado del Gobierno y el comandante de Marina.

Una vez bajado el paso de palio del altar, éste reviró para buscar la imagen del Señor de la Expiración a modo de despedida. Acto seguido, la imagen mariana enfiló hacia la puerta del templo cuando ya muchas personas estaban ávidas por ver a la Virgen en la calle. La marcha que se interpretó fue Esperanza, de Molero, la primera que se compuso en honor de esta titular. La que la Banda del Liceo de Moguer tocó justo después de la Marcha Real fue Esperanza, de Iván Macías, que este músico ha compuesto a propósito de esta efemérides.

Antes de dejar la calle que lleva su nombre, la Virgen ya fue recibida con efusivas muestras de cariño que se plasmaron también en una petalada. Como si se tratara de un Miércoles Santo, la Señora de San Francisco se dirigió hacia la Plaza Niña para encontrar la devoción y el cariño de las Hermanas de la Cruz, aunque todo era mucho más reposado que en la estación de penitencia. La Esperanza sabía que este 4 de octubre era un día para disfrutarlo de una manera especial y así lo hizo.

La confluencia entre la Gran Vía y Santa Ángela de la Cruz era un hervidero de gente. El hotel Tartessos estaba profusamente engalanado, así como muchos de los balcones y fachadas que la comitiva iba encontrando. En vez de saetas, en esta ocasión estaban reservadas para la Virgen marinera sevillanas. Como es habitual en este enclave, Esperanza Coronada se deleitó con sus fieles y como respuesta, fue objeto de una auténtica cascada de pétalos.

Cuando la comitiva dejó el antiguo Brasil, la Gran Vía estaba saturada de público. En esta avenida así como en la Plaza de la Constitución, el cortejo realizó dos paradas de carácter institucional: en la Diputación y en el Ayuntamiento. En ambos lugares el paso de palio, siempre flanqueado por infantes de Marina, fue objeto de ofrendas florales.

Tras alcanzar 3 de Agosto, la Hermandad de la Esperanza se iba aproximando a un reencuentro con su historia. No solo se trataba de pasar por la Iglesia de San Francisco, su templo fundacional; el palio tuvo a bien acercarse hasta la antigua casa de los Sardiña, lugar donde se albergaron los sagrados titulares y de lo que da testimonio un azulejo. Momento emotivo como pocos que dio paso a Miguel Redondo, una de sus calles más señeras. Grupos como el Coro de la Hermandad de Emigrantes u Onuba entre otros, saludaron con sus sevillanas en distintos lugares del recorrido, a esta Virgen Coronada que llenó a Huelva de esperanza.

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