Fertiberia plantea un ERE para despedir a un tercio de su plantilla

La empresa de fertilizantes cerrará una de sus tres plantas en la capital Planifica la salida de 46 trabajadores Como plan de futuro, considera necesarios sólo 57 empleados

Entrada de la fábrica de Fertiberia en la avenida Francisco Montenegro.
Raquel Montenegro Huelva

23 de noviembre 2013 - 01:00

La tranquilidad laboral ha durado poco en Fertiberia. Tres años después de que el cese del depósito de fosfoyeso en la marisma obligase a una reconversión industrial y la salida de más de 200 trabajadores, la empresa ha planteado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para despedir a un tercio de su plantilla. Bajo argumentos económicos y de falta de rentabilidad de la planta, Fertiberia comunicaba el jueves a los trabajadores su intención de prescindir de los 46 empleados menores de 50 años de la factoría de la avenida Francisco Montenegro. Un tercio de los más de 130 que permanecen en la empresa.

Los despidos obedecen al cierre de una de las tres plantas productivas que tiene la fábrica de fertilizantes. Después de que en diciembre de 2010 se clausurasen las balsas de fosfoyeso, Fertiberia planificó una nueva etapa en la que quedarían en funcionamiento una planta de producción de fosfato monoamónico (MAP), otra de fosfato diamónico (DAP) y una tercera de abonos complejos (NPK). La primera de ellas funciona sólo de forma puntual, ya que la demanda de sus productos no es constante. La unidad de NPK es la que está funcionando de forma continua. Y la de DAP, parada desde hace meses, es la que se prevé cerrar ante las dificultades para la producción; los productos fabricados en ella no son competitivos al tener un coste más elevado que el de sus competidores extranjeros. La unidad necesita una cantidad elevada de ácido fosfórico, el componente que Fertiberia tuvo que dejar de fabricar puesto que su producción dejaba como residuo el fosfoyeso, y ahí radica su principal debilidad: el coste de adquisición del ácido eleva el precio del producto frente al fabricado por los competidores de Túnez y Marruecos, país este último que se encarga de suministrar la materia prima a Huelva.

Además del cierre de la planta de DAP, la empresa prevé una reorganización de la actividad en la planta de fosfatos complejos, centralizando allí todos los servicios y departamentos. Quedaría así como eje central de la fábrica, acompañada por otras instalaciones no productivas, como el laboratorio, el almacén de ácido amoníaco o la planta de tratamiento de aguas de las balsas de fosfoyeso. Y respondiendo a esa reestructuración se ha planteado la ejecución de este ERE, que dejará la plantilla en niveles muy inferiores a los de hace cuatro años, cuando se iniciaron los ajustes del proceso de producción: entonces había más de 350 empleos directos. Según los cálculos presentados por la empresa, la plantilla óptima para un futuro es de 57 personas, aunque tras este ERE quedarán 84. De hecho, la propuesta inicial de la empresa era de 63 despidos.

Los trabajadores mostraban ayer su rechazo a la medida. Según explicaba el secretario general de la Federación de Federación de Industria y de los Trabajadores Agrarios de la UGT, Luciano Gómez, la empresa prevé apurar el número mínimo de días de indemnización establecido en la reforma laboral, 20 días por año trabajado con un máximo de 14 mensualidades, algo que la asamblea rechaza exigiendo "un plan social en la misma línea de los aplicados anteriormente". En la salida de empleados con motivo del cese de la producción de ácido fosfórico (más de 200 personas fueron a la calle) se aplicó un plan de prejubilaciones y bajas incentivadas. En total, el plan social acordado con los representantes de los trabajadores tenía un coste de 16 millones de euros que ha sido sufragado sólo por la empresa, asegura Gómez, a pesar de que la Junta de Andalucía se comprometió en su día el pago de la mitad del coste del plan al garantizarse el mantenimiento de la factoría.

Aparte de esa cantidad, el grupo invirtió más de diez millones en la reestructuración de la fábrica. Esas cifras "han podido pesar" en el balance de la empresa de Huelva, afirma Gómez, "pero el grupo tiene resultados positivos, por lo que reclamamos soluciones no traumáticas". Después de que esta semana se haya planteado el inicio del periodo de consulta y negociación del ERE, los representantes sindicales esperan una reunión la próxima semana en la que se concrete la propuesta y empiece la negociación, en la que esperan arrancar un compromiso de recolocaciones, entre otras cuestiones. En función de los resultados de esta, advierten, habrá movilizaciones, estando dispuestos los trabajadores "a pelear con todas las medidas necesarias, incluida la huelga de hambre". Tienen un mes por delante para alcanzar negociar el futuro de una tercera parte de la plantilla.

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